Never Forget

Escena 1: La invitación

Los seres humanos somos débiles; por esa razón actuamos de manera egoísta y cruel.

Mentimos con facilidad y engañamos a cualquier persona solo por el simple hecho de mantenernos a salvo, no importa si se trata de desconocidos o seres amados, somos capaces  de hacer lo imposible por mantenernos en pie y aferrarnos a un delgado e insignificante hilo de araña con tal de sobrevivir.

¿Robar o ser robado? Hay una pequeña brecha manchada de moralidad que nos indica que es lo "correcto" por hacer, pero ambas opciones traen consigo un sacrificio; permitir que tu destino sea robado por el bienestar ajeno, sin importar tu propia integridad o robar el destino de otros por tu propio beneficio y supervivencia.

Me preguntó...¿Cuál de las dos es peor? Sea cual sea, no tenemos más opciones.

Este mundo es injusto y cruel; no tiene compasión por nadie ni nada. Un segundo de vacilación te puede costar la vida, al igual que el ajedrez, en donde dudar y perder de vista la siguiente jugada podría arrebatarte todo y solamente te dejará preguntándote, ¿qué castigo estoy pagando?

Este mundo es cruel y doloroso...
No tiene piedad de nadie ni nada. Un solo error puede costarte mucho sin darte la oportunidad de recuperarlo.

Lo sé mejor que nadie; lo experimenté aquel 14 de diciembre; el día que lo perdí todo.

No tuve más remedio que avanzar, dejando atrás el fantasma de la persona que alguna vez fui y convirtiéndome en quien necesité para sobrevivir en este mundo de aristocracia y perversión; olvidando y enterrando aquellos días pacíficos y plenos, con sueños y aspiraciones; renunciando a mi propia vida para convertirme en un recipiente vacío, manipulado por hilos de una consciencia muerta bañada de venganza y rencor...

Dejé mi vida atrás y renací para conventirme en el manjar de la única criatura que escuchó mis lamentos y fue cautivada por mi odio.

No tengo propósito. No tengo motivaciones, solamente una deuda pendiente... un deber sobre mis hombros que no me dejará descansar hasta terminar con mi cometido.

Pensé que sería una tarea sencilla, pero se terminó alargado más de lo esperado.

Rutinarios, repetitivos, aburridos, tediosos, sin sentido... Así es como son mis días desde que ellos se fueron de mi vida... y solamente se vuelven más y más insoportables gracias a las responsabilidades que conlleva vestir esta máscara y este nuevo disfraz... y recordarme que llevo cargando con esta farsa desde hace cuatro años, casi cinco, no lo vuelve más sencillo.

No me gusta pensar en ello; ni en el pasado, ni en mi actual vida, pero, quizás sea porque el aniversario de ese fatídico día se acerca que me ha sido imposible ahogar estos sentimientos... estos absurdos e innecesarios sentimientos.

No puedo ignorar esta enorme tristeza.

No puedo parar estos tediosos pensamientos.

No puedo calmar esta inútil ansiedad...

...No puedo evitar anhelar aquellos días que sé que jamás regresarán...

Patético.

Mi cabeza se encuentra divagando y perdiéndose entre el tiempo a medida que los días avanzan, mientras yo hago mi mejor esfuerzo por seguir adelante, ignorando cualquier señal de duda o vacilación de mi parte, esperando que luego del aniversario todo vuelva a ser como antes.