Bon: Un chico algo fuera de lo común. Descendiente de un humano y una vampiro, volviéndolo un híbrido entre ambas especies.
Bonnie: Un chico común y corriente, o algo por el estilo. Personalidad única y extravagante, siempre llevando una sonrisa si...
-Bon, ¿A dónde vamos?- en estos momentos, el peli-morado se encontraba con los ojos vendados y siendo guiado por el peli-celeste a Dios sabe dónde.
-No te lo puedo decir, es una sorpresa. Sé que te encantará- Bon guiaba alegremente a Bonnie. Quería mostrarle un lugar muy especial, en un día tan especial.
-¿Esto es por nuestro mesiversario? Ay, Bon, yo no pude prepararte un regalo- se lamentó el de ojos carmesí.
-No necesito un regalo. Tenerte a mi lado es más que suficiente- Bon se detuvo, provocando que Bonnie también lo hiciera- ya llegamos, conejito- con delicadeza, el de mirada esmeralda quitó el pañuelo de lo ojos de su novio.
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-Wow, Bon... Esto es...- no tenía palabras. Estaba completamente maravillado con la belleza del lugar.
-¿Te gusta?- el mitad vampiro lo miraba curioso, esperando su respuesta.
-¿Gustarme? Esto es... Bellísimo.
-Encontré este lugar unos meses antes de conocerte- comenzó a guiar al peli-morado por el lugar- me sorprendió que estuviera tan escondido estando en un lugar como el mundo vampiro. Pero, me alegré de que yo fuera el único que conocía su ubicación. Comencé a venir muy amenudo. Es un buen lugar para poder relajarte y pensar. No tuve nunca el valor de decirle a nadie sobre este lugar, por temor a que lo destruyan. Pero ahora... -con delicadeza, tomó las manos de Bonnie- quiero que sea nuestro lugar especial.
-Oh, Bon... Y-yo, no sé que decir.
-No digas nada, solo sígueme- ambos caminaron a paso veloz hasta llegar al pequeño quiosco. Una vez allí, se sentaron en la orilla para admirar la luna- ¿Alguna vez has visto una lluvia de estrellas?
-No, nunca, ¿Por qué?
-Entonces, mirar arriba- Bonnie miró hacia arriba. Poco a poco, unas cuantas estrellas fugaces comenzaron a aparecer. Después más y más. Hasta tal punto, de que el cielo estaba lleno de miles de estrellas fugaces.
-¡Wow!- las estrellas se reflejaban en los ojos de Bonnie. Bon lo miraba de manera tierna, al ver su rostro iluminado. Hasta que un punzante dolor de cabeza se presentó, arruinando el bello momento entre la pareja.
-¡Argh!- Bon, adolorido, se sujetó la cabeza con sus manos, alarmando al de mirada carmesí.
-¡Bon! ¿T-te encuentras bien?- se acercó más a él.
-Y-yo... No lo sé, ¡Ah!- el dolor se intensifica cada vez más.
-¡Bon! ¿¡Qué te ocurre!?- los dientes de Bon se comenzaron a volver totalmente afilados, sus manos se convirtieron en garras, una extraña cola le creció, y su cuerpo se llenó de pelo, del mismo tono de su piel; sus zapatos fueron totalmente destrozados, por lo que ahora son unas enormes garras traseras; sus orejas se alargaron increíblemente, volviéndose realmente puntiagudas. Bonnie retrocedió- ¿B-bon?- el mencionado, se colocó sobre sus cuatro extremidades, acechando a Bonnie mientras gruñía.
-¡Bon, deténte!- de la nada, una chica apareció. Posicionándose en medio de ambos chicos- ¿¡Qué estás haciendo!?
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-¿Q-quien eres?- el de cabellos morados miraba confundido a la albina.
-Mi nombre es Alex, y estoy aquí para protegerte- dijo firme, sin dejar de mirar al transformado.
-¿Protegerme? ¿Protegerme de qué?
-De él- con un rápido movimiento de manos, Alex poseía dos llamas de fuego blanco y negro en ambas manos.
-¡No le hagas daño! ¡Él no sabe lo que hace!
-Bonnie, escucha. Bon sabía que esto pasaría, y me pidió que te protegiera a toda costa. Así que, por favor, mantente detrás de mi- Alex estaba decidida s cumplir su promesa con Bon. Protegería a Bonnie con su vida.
-Vaya, vaya, vaya... miren a quién tenemos aquí. Pero si es la solitaria Alex Vompert, la hija de papi- se burló Bon.
-No digas nada de lo que después puedas arrepentirte, Bon- la chica lo miró seria.
-Querida, lo que yo diga es MI problema. Y yo diré lo que a mí se me antoje, tesoro. Ahora... Quítate de en medio- el de ojos verdes se colocó en posición de ataque, como si fuese un tigre cazando un venado.
-Me dijiste que protegiera a Bonnie si llegabas a enloquecer, y eso es lo que haré- las manos de Alex estaban envueltas en ese fuego de color blanco y negro.
-Tu voz... Tu voz me es familiar- cuestionó el peli-morado- tú... ¡Tú eres la que controlaba a Bon! ¡Tú eres quién lo hace sufrir! ¡Tú eres la responsable de esto!- gruesas lágrimas se formaban en los ojos del chico.
-Bonnie, ahora no es momento de esto. Te explicaré todo cuando sea el momento- intentó calmarlo.
-N-no lo entiendo... Ahora... ¿Eres buena?- la peli-blanca suspiró.
-Bon me hizo cambiar de parecer. Me hizo ver el camino del bien, el cuál intento seguir. Ahora, Bon está siendo controlado por una extraña fuerza, cosa que no entiendo porque... Yo soy la única que puedo hacerlo- cuestionó.
-Ag, todo este parloteo me está cansando- se quejó el de mirada esmeralda- linda, ¿Te puedes hacer a un lado? Quiero a ese humano.
-Sigue soñando, no dejaré que le hagas daño a Bonnie. Tú mismo me lo pediste, y pienso cumplir mi palabra.
-Oh, por favor. ¿Yo, el más poderoso de los vampiros mutantes, protegiendo a un humano? ¡Que buen chiste!- el chico estalló en carcajadas.
-¿Q-qué?- Bonnie no lo entendía, ¿A qué se refería con eso?
-Vampiros mutantes; vampiros con la capacidad de mutar y cambiar su forma física dependiendo de la situación en la que se encuentren y el sentimiento que experimenten. Muy pocos son capaces de autocontrolarse, razón por la que pierden el control atacando a cualquier ser a su alrededor. En la actualidad, están existintos, pero existe una posibilidad de 0.000005 de que el alma de uno posea el cuerpo de un vampiro. Si esto sucede, el vampiro poseído podría quedar con consecuencias de la posesión- explicó seria la de traje negro.
-Así es, estuve vagando en este lugar por años, hasta que logré encontrar un cuerpo lo suficientemente capaz de soportar mi poder.
-¿¡Quién eres!?- gritó Bonnie enfurecido.
-Mi nombre es Alverius... ¡El rey de los vampiros mutantes!- el chico sonrió con arrogancia, mostrando sus afilados dientes- Y estoy aquí para vengar a mi especie...
