Mitad Vampiro {TERMINADA} #FNAFHS

XXVII

Maratón
"Recuerdos del pasado"
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Narrador Omnisciente

–Con esto bastará– habló en suspiro, lanzando al caño la bolsa de basura con los huesos del hombre dentro– hacía tiempo que no comía tan bien. Lástima que no puedo hacerlo más amenudo– rió– no tener huellas digitales sirve de algo– habló para sí mismo, colocándose nuevamente su mascarilla– veamos– miró su reloj bajo su manga derecha– 23:45, aún falta mucho para el amanecer, ¿Qué más puedo hacer?– a lo lejos, escuchó a alguien acercándose mientras silvaba, obligándolo a ocultarse.

–Es una hermosa noche, lástima que estoy perdido– un chico de cabellos rubios miraba la hermosa luna. Suspiró– tal vez escapar de casa no fué una buena idea.

–Con que un fugitivo, ¿Eh?– el peli-celeste salió de su escondite, con las manos en sus bolsillos– ¿Tú no eres ese chico famoso? The Golden Boy, ¿Verdad?

–N-no me hagas daño, p-por favor– suplicó, retrocediendo.

–Tranquilízate, no te haré nada– habló calmado– solo quiero... Charlar.

–¿C-charlar?

–¿Por que no? Quizás quieras desahogarte. Tú vida no es fácil, ¿Verdad?

–N-no hablaré de mi v-vida privada a un d-desconocido.

–Entiendo tu punto, pero no somos desconocidos del todo– bajó su mascarilla.

–Oh... Tú eres el chico de los Toys. Bon, ¿Cierto?– preguntó un poco más tranquilo.

–Así es. Soy yo– habló alegre. Cada ver que estaba con alguien fingía ser un chico alegre, pero cuando estaba solo, esa sonrisa falsa se convertía en una mueca seria.

–¿Que haces por estos lugares?

–Me gusta caminar por aquí para despejar mi mente. Pero ¿Tú? No es normal ver a alguien tan importante por estos rumbos, es muy fácil que alguien te robe o peor. Yo puedo defenderme, pero no creo que tú puedas– Golden suspiró.

–Yo solo... Quería dejar mi vida atrás. Mi vida no es tan lujosa como muchos piensan. Es mi prisión...

–Pero, ¿Crees que poniendo tu vida el peligro se arreglará todo?

–No, pero...

–¿Que hay de tus amigos? ¿No crees que te extrañarán?

–Tú... Tienes razón. No sé que estoy haciendo. D-debo volver. Pero... No sé como– miró en todas direcciones, intentando recordar el camino. Pero, nada.

–Toma– el oji-verde le entregó una brújula– dirígete hacia el Este, en tres cuadras más encontrarás una parada de autobuses. Un autobús pasa cada 25 minutos, podrás irte en él hasta tu casa. Tienes dinero para el pasaje, ¿No?

–S-si, si tengo para el padaje. Y-yo... Te lo agradezco– sonrió amablemente, Bon le devolvió el gesto.

–Solo no se lo digas a Mangle y a la rubia de tu grupo. Evitemos más conflictos.

–Descuida. Y gracias, de nuevo– agradeció, para luego caminar en la dirección que Bon le había indicado. Una vez que el rubio salió de su campo de visión, se colocó nuevamente su mascarilla, y se fué de allí.

~~~

Caminado por las afueras de la ciudad, comenzó a escuchar una extraña melodía. Era una flauta dulce, al parecer. Guardó silencio, escuchando mejor la melodía; tenía muchos cambios bruscos en las notas, pero combinaban a la perfección. No le molestaba aquél sonido, al contrario, le atraía. Comenzó a sentirse algo desorientado, pero siguió el sonido. Terminando por adentrarse en lo más profundo del bosque que se encuentra en las afueras.

Reaccionó de golpe, al dejar de escuchar aquél armónico sonido. En parte, esto le molestó. Quería que continuara sin detenerse. Notó el lugar en dónde se encontraba.

–¿En donde estoy?– se preguntó en voz alta– ¿Cómo llegué aquí?– de un pronto a otro, escuchó una risilla; aguda y juguetona– ¿Quién está ahí?– comenzó a sentirse observado. Se colocó en posición de defensa– Quién quiera que seas, sal de tu escondite. No quiero problemas– la risilla resonó nuevamente en el lugar, seguida de la estraña melodía. El cuerpo del peli-celeste se relajó– es una... Bonita melodía...– comenzó a tambalearse, ya que comenzaba a perder el equilibrio– es muy... Relajante...

–¿Tienes sueño?– preguntó una voz tierna y aguda, como si fuera una pequeña e inocente niña hablando.

–Si...– se sentía adormilado. Poco a poco el sueño se apoderaba de él.

–¿Quieres dormir?– volvió a preguntar.

–Si...

–Entonces duerme– habló entre risas.

–Y-yo...

–¡Detente!– antes de que pudiera cerrar sus ojos, una tercera voz lo sorprendió, haciéndolo salir de su trance. Aquella vocecilla, soltó un gritillo agudo y desapareció. Una chica albina y de ropas negras apareció de la nada, colocándose frente a él.

–¿Quién... Eres?– preguntó impresionado.

–Mi nombre es Alex... Alex Vomper.

[…]