PRÓLOGO

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"Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, lo que importa es que parte elegimos potenciar"


Aún era temprano cuando me desperté aquel día. Estaba oscuro pero se podían vislumbrar los muebles. Me levanté de la cama, con un vago dolor en la barriga y me asomé por la ventana. El patio del Orfanato estaba completamente vacío, a excepción de el gato de la Señora Hamilton, la profesora de lengua.
Hacía un día muy nublado, con previsión de lluvia y tormenta.
Como no podía dormir, me vestí silenciosamente intentando no despertar a mi hermana, que dormía profundamente, y salí de nuestra habitación. Me encontraba en un largo pasillo con mas de diez puertas con un número cada una.
Nuestra habitación era la 06. Cada dormitorio estaba ocupado por (normalmente) un niño y una niña, y generalmente hermanos.
Me giré a la izquierda y bajé por las escaleras sin hacer ruido.
Salí al patio y me puse a caminar hacia el jardín trasero, donde había una fuente. Era una fuente muy alta y hecha de piedra, lo que la hacía parecer más rustica. Era mi sitio preferido pues estaba bastante alejada de donde jugaban todos los demás niños. No me gustaba jugar con los demás. Prefería estar solo. Nunca me preocupaba en tener amigos, ya tenia a mi hermana, aunque ella me recomendaba tenerlos. Emma, era mas mayor que yo, tenia 13 años, mas yo tenia 9.
Ella era la única que me hacia sentir feliz en aquel sitio. Ella me entendía y me ayudaba en los momentos mas difíciles. Los dos nos juntábamos en esa fuente cuando había algo importante que contar.

Tenia mucha sed y sin pensarlo, bebí de la fuente. Noté la fría agua pasar por mi garganta. Era una sensación agradable. Estaba tan distraído que ni me percaté que la Directora Wayne acababa de aparecer.

— Thomas, ¿Es que no me escuchaste la última vez? — me dijo con un tono un poco bajo, intentando no despertar a todos. Llevaba puesto lo que parecía una bata de baño, y unas zapatillas llenas de pelos de gato.

—Te dije que no volvieras a salir antes de la hora de desayunar. Ya sabes que a estas horas es peligroso andar por ahi. Vuelve a tu dormitorio, y no salgas hasta que suene la campana, ¿Entendido? — me volvió a advertir, clavando sus negros ojos en mi cara.

Era mejor no meterse con la Directora, pues era bastante estricta. Aunque lo peor era el tema de la Señora Hamilton. Todo el mundo la tenía miedo, la llamaban la arpía.
Tras quedarme un rato en la fuente pensando, decidí volver a mi habitación. Bebí una ultima vez y viendo que la Directora estaba poniéndome una mala cara, salí corriendo hacia el Orfanato. Cuando pasé tras el gato de la Señora Hamilton, intenté no llamar su atención.
Unos segundos después, llegue a mi dormitorio y me quité las zapatillas. La Directora tenía razón, se contaban muchas historias sobre los bosques. La gente los tenia miedo. La fuente estaba situada en el limite y podría haber aparecido algo o alguien a esas horas. Me eché a la cama sin sueño. Me fijé en mi hermana la cual aun dormía como un lirón. Sin duda alguna, aquel orfanato era un lugar muy aburrido, pero sabia que ahora era mi hogar y tenía que aceptarlo. Me dormí al cabo de un rato. Tuve un sueño muy raro, en el que yo salia de la zona y me adentraba en el bosque. El orfanato estaba en mitad de un claro, bastante lejos del pueblo de Woods, al norte de Inglaterra.
Nunca había salido de aquel bosque. Nunca había visitado nada mas allá del horizonte. Y deseaba hacerlo. Tenia mucha curiosidad en ir a explorar el mundo.

Debí dormir poco, por que cuando me desperté aun era temprano, pero mi hermana estaba ya despierta

—Vaya, así que ahora has dormido. — me dijo a la vez que se metía los libros en la mochila — Estaba despierta cuando te oí entrar. La Directora esta bastante disgustada. Ha venido a ver si dormías.

—No me he enterado — dije yo.
—Se nota. La Directora tiene razón, deberías tener mas cuidado y pensar antes de actuar. Bueno, yo me bajo ya a desayunar. Te espero abajo. — Se puso la mochila en la espalda y salio por la puerta.

Me quede en la cama sentado pensando. Los desayunos eran bastante buenos, con una taza de leche y cereales. La única pega quizá eran las galletas, que estaban mas secas que un fruto seco.
Me vestí bastante despacio, aun tenia un poco de sueño.
No era la primera vez que salía a la fuente tan temprano. Ya me habían castigado algunas veces. Era un niño un poco travieso, no como mi hermana que era la mas lista y ordenada que había visto en mi vida.
Me levanté, abri la puerta y salí.
No volví a escaparme a la fuente en los días siguientes, hasta que pasaron dos meses.

Continuará...

Lo mejor ésta por llegar

Magick: El libro del Infinito [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora