CAPITULO 9: BIENVENIDO A MAGICK

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Los dos hermanos acababan de llegar a Magick. Thomas sintió un leve mareo, como si hubiera estado dando millones de vueltas. Miró a su hermana y pudo notar que ella sentía lo mismo que el. Es entonces cuando Thomas se fijó en donde estaban. Era el lugar más extraño que había visto. Parecía que fuera de noche, pues el cielo estaba oscuro, pero justo después se dio cuenta de que no era de noche, si no que el cielo, no era el cielo. Era el espacio.

El espacio estaba cubierto de estrellas y de multitud de luces, que iluminaban el lugar. Se podían distinguir planetas y cometas e incluso constelaciones. Justo delante de ellos se encontraba un planeta gigante de color verde. Era maravilloso. Pero lo más alucinante era que, no estaban pisando tierra firme, si no el mismo espacio. Era como si hubiera un suelo invisible que dejara ver lo que hay bajo sus pies. Era una sensación muy extraña, como si te fueras a caer en cualquier momento. 

Thomas estaba alucinando y se quedó mirando un gran agujero negro que había bajo sus pies a la derecha. Por un momento le entró miedo, pero acto seguido se acordó de que estaban a salvo. 

—¡Wow! Es maravilloso — dijo Thomas, muy sorprendido

—A que sí. Ven, es por aquí — le indicó Emma. Acto seguido, Thomas y su hermana comenzaron a andar en dirección al gran planeta que había delante suyo. Thomas estaba bastante asustado, pues tenía la sensación de que en cualquier momento iba a caerse al vacío.

—¿Esto es Magick? — preguntó Thomas, mientras miraba por todas partes.

—Estamos cerca. Ahora mismo nos encontramos en el centro del Multiverso. ¿Ves todas esos agujeros? — dijo Emma señalando a unos diminutos agujeros que había por todas partes. Thomas ni siquiera se había fijado en ellos — Son las entradas y salidas hacia los diferentes universos. Nosotros hemos salido por ese — volvió a señalar a un agujero que tenían muy cerca de ellos. Los agujeros eran como portales de un color azul muy intenso, y parecía que podían desplazarse.

—Madre mía... - se sorprendió Thomas — ¿Y a donde nos dirigimos exactamente? — añadió Thomas. En ese momento, Emma se paró y le hizo un gesto a su hermano para que hiciera lo mismo.

—Espera aquí — dijo, mientras empezaba a caminar. Pero cuando llevaba ya andados dos metros, desapareció. Thomas se asustó y empezó a ponerse nervioso. ¿Donde estaba?

De repente, una mano surgió de la nada. Parecía que estaba flotando. Una voz surgió también.

—Vamos, ven — dijo aquella voz. Era la voz de Emma. Thomas, muy intrigado, empezó a caminar hacia la mano, y justo cuando llegó a donde estaba, notó como si estuviera andando por unas cortinas, y nada más después, ya no estaba en aquel lugar. Ahora se encontraba en una inmensa ciudad, que se sentaba sobre una altísima montaña, que parecía llegar al cielo. Ya no había espacio, ni planetas, ni estrellas. El cielo era de color azul, y había nubes. Lo único extraño era el sol, que era tres veces más grande que el de la tierra. 

Se giró y se encontró a Emma. Tras él se encontraba un gran precipicio que caía hacía el infinito. 

—Bienvenido a Magick — dijo Emma, mientras se adentraban en la ciudad. Casi todas las casas eran de color blanco y estaban hechas de lo que parecía mármol. Había miles de calles y callejones que salían por todas partes, y a la derecha se vislumbraban unos edificios altísimos. Thomas y Emma estaban caminando por lo que parecía la calle principal de la gran ciudad. Era muy ancha y el suelo era de piedra. Caminaba mucha gente, pero no era gente como la de la Tierra, había todo tipo de seres, desde humanos hasta faunos y hasta lo que parecía una mezcla de elefante y león. Las ropas eran muy anticuadas y muy coloridas. Thomas pudo escuchar que algunos hablaban en lenguas que jamás había oído. 

—No tendremos que subir allí arriba ¿Verdad? — preguntó Thomas, señalando a lo que parecía un gran palacio que se encontraba en lo alto de la montaña.

—Si, pero tranquilo, cogeremos un atajo — le contestó Emma, dándole una mano a su hermano. Los dos se desviaron hacía un callejón que había la derecha y siguieron andando. Era un callejón muy estrecho y estaba completamente vacío. 

—Muy pocos conocen este atajo, pero yo lo ví nada más llegar — explicó Emma, mientras andaban y andaban por diferentes callejones, y cada vez encontrándose con un ser diferente. 

—¿No se suponía que Magick era el lugar donde vivían los Guardianes esos? — preguntó Thomas, estando cada vez más confuso.

—Es que en realidad, tan solo ellos viven aquí, pero la razón por la que hay tanta gente es por que Magick sirve como una especie de estación de paso. Como un hotel — contó Emma — Oh, ya hemos llegado.

Los dos hermanos se habían parado en medio de una pequeña plaza, que en el centro tenía una enorme fuente, pero de la fuente no salía agua, si no un extraño liquido multicolor. La plaza era bastante grande, de color blanco y tenía mogollón de (al menos eso creía Thomas) tiendas, pero sus nombres eran tales como "La Huerta de la Abuelita Dragón" "El Paso del Trol" "La Taberna Asada de los más Asados Orcos" y " El Bar más peligroso de todos y en el que no te atreverás e entrar pero lo estas deseando por que estas leyendo esto ahora mismo". Todos, repletos de extrañas criaturas.

—¿Esto es un atajo? — preguntó Thomas, observando atentamente a un restaurante que cambiaba de nombre a medida que alguien se le quedaba mirando, y como Thomas lo hizo, el restaurante se llamaba como el ahora, pero justo después cambió a "Ignotus"

—La fuente — contestó Emma, tirando a Thomas del brazo.

—¿La fuente? ¿En serio? 

La Fuente era bastante grande, y tenía siete pisos de altura. Thomas se dió cuenta de que aquel liquido que caía por ella, olía a rosas.

—Hay que meterse dentro. Sumergirse en el liquido — indicó Emma, señalando a la fuente.

—Estarás de broma — espetó Thomas.

—Pues no. Mira — y se metió en la fuente. Puso sus pies en el extraño liquido y de repente, se la tragó. Parecía como si se hubiera hundido en la sustancia.

—¿Emma? — preguntó Thomas, aterrado al volver a ver a su hermana desaparecer. Pensando que no habría ningún peligro, Thomas siguió los pasos de su hermana y se metió en la fuente. Estaba ardiendo, y tenía la sensación de que algo malo iba a pasar, y justo en ese momento, sintió como si la sustancia lo tragase.

Sintió como si estuviera cayendo por un tobogán de agua, pero sin agua. No veía nada y se estaba mareando, y justo cuando creyó que ese tobogán no se acabaría nunca, salió disparado y cayó en el suelo. Se incorporó y se dio cuenta de que ya no estaba donde antes. Se encontraba a los pies de el Gran Palacio y había salido a través de otra fuente que estaba justo al borde de un mirador. Estaban en lo alto de la montaña.

—Ya creí, que tendría que volver a por tí. Vamos, llegamos tarde. Nos están esperando. 

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Hola!!!

Un capítulo un poco más corto de lo usual, pero es que en realidad, he tenido muy poco tiempo. 

¡Cuanto me gustaría viajar a Magick! ¿A quien no?

Espero que os haya gustado y comentar si así ha sido.

Nos vemos el Martes!!!

Gracias!!!

De: So Marvelous

Por cierto, aún no os habréis dado cuenta, pero en este capítulo he escondido algo que más adelante será fundamental en la trama. Algo de lo que ha pasado en este capítulo luego tendrá una importancia enorme. Pero aún no lo voy a desvelar.

Alto Secreto. 

Magick: El libro del Infinito [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora