CAPITULO 4: EL PASILLO DEL ULTIMO PISO

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Pasadas unas horas, Thomas se despertó bruscamente. Se había dormido, estaba muy cansado debido a tanta sorpresa y viaje. Se incorporó y observo por la ventana que ya estaba anocheciendo. Thomas recordó la invitación de Katherine, de que si el quería,  podría bajar a cenar con ellos por la noche. A Thomas le rugían las tripas por lo que sin pensarlo, se puso los zapatos y salió por la puerta. 

—¡AAAH! — gritó Thomas al encontrarse a un hombre regordete en frente de la puerta de su habitación. El hombre era muy robusto y tenía el bigote mas largo que Thomas había visto en su vida. Estaba muy repeinado y llevaba un esmoquin, y bajo el, una camisa blanca. 

—Siento mucho haberle asustado, señor. Tan solo venía a avisarle de que la cena, esta servida

—¿Es usted el mayordomo de los Watson? — preguntó Thomas, aunque era una pregunta estúpida, ya que sus pintas daban la impresión de que era un mayordomo. 

—En efecto, señor — respondió el robusto hombre — Puede llamarme Felipe

—Gracias, eh... Felipe — lo llamó Thomas. Acababa de acordarse de el plan que había tramado para aquella noche. Antes de nada quería saber la opinión del mayordomo.

—¿Si señor?

—¿Podría decirme que hay en el ultimo piso? — preguntó mientras señalaba hacia las escaleras que se dirigían hacia el cuarto piso. 

—Me temo que no estoy seguro, señor. Los Watson jamas me han permitido subir — contó Felipe. A Thomas le sorprendía la amabilidad y la educación del hombre. Jamás nadie le había llamado señor.

—Bueno, no pasa nada, eh... hasta luego. — se despidió Thomas, andando hacia las escaleras.

—Si necesita cualquier cosa, no dude en decírmelo señor — le indicó Felipe mientras volvía a su cuarto. Thomas empezó a imaginarse como sería la habitación del mayordomo mientras bajaba las escaleras hacia el comedor.

Al entrar, Thomas sintió un leve aroma a pollo asado. Pudo ver que los Watson estaban sentados en la gran mesa de madera que había justo al lado de la chimenea. 

—Thomas, creíamos que ya no aparecerías — dijo Katherine mientras ofrecía sitio a Thomas.

—Hemos estado pensando y creemos que es hora de conocernos mejor ¿No crees? — añadió Howard después de tragar unos pimientos rellenos. A Thomas le había parecido que Howard era el mas seco de los dos.

—Si, claro — respondió con la boca llena de patatas. Thomas se fijó en la ventana que tenia a su izquierda. Ya estaba oscuro afuera.

—Bueno, empieza tu, ¿Que es lo que mas te gusta hacer? — empezó a hablar Katherine.

—Eh... no se, me gusta explorar y conocer cosas nuevas...

—Oh, un chico aventurero, eso me gusta — lo interrumpió Howard.

Thomas entonces se acordó de que la ultima vez que había intentado cometer una aventura había salido muy mal, ya que por su culpa, Emma había desaparecido. 

—Bueno, pues ¿sabes que?¿Que tal si mañana nos vamos a dar un paseo por el bosque, cielo? — preguntó Katherine.

Thomas se quedó petrificado. Al bosque...

—¿Al bosque? — contestó preocupado.

—Si, yo trabajo como arqueólogo, así que tendré que ir a buscar algún fósil, y me podríais acompañar si queréis — añadió Howard limpiándose la boca, la cual se la había manchado de comida. 

—Eh... si supongo, me encantaría — mintió Thomas.

Thomas no quería volver al bosque. La había vuelto a pifiar diciendo que le gustaba explorar. Intentando quitarse todos los malos pensamientos de la cabeza, decidió seguir comiendo.

Magick: El libro del Infinito [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora