Detrás de las tinieblas

7

La cabaña donde está sentado fue hecha para parecerla.
A través de los vidrios de las ventanas puede ver como el frío arrasa con el bosque, que desde esa profundidad verlo se vuelve siniestro.
A cada minuto que pasa su paciencia se termina. Lo había llamado para darle órdenes. Como siempre hacía.
Cualquier cosa que pidiera él lo haría. Le debía mucho más que su lealtad, le debía la vida.
Esta dándole vueltas a ese asunto de nuevo. Se concentra en otra cosa para distraerse de aquello. Mientras espera decide contar los segundos que pasan. Apenas lleva contando minuto y medio cuando la puerta se abre cuidadosamente dejándolo ver, su figura llena de autoridad.
Levanta el rostro para de inmediato levantarse.
—Sientate, no es necesario.
Sin decir nada obedece.
—Bien...—toma asiento frente a él. No quiere verlo a los ojos. Más que miedo le tenía un gran respeto.
Sin mucho más que decir deja sobre el escritorio un maletín. Él mira hacia el con curiosidad, limitandose a eso. Hasta que él le pidiera que lo abriera no lo tocaría.
—¿Qué esperas?
Él lo mira de reojo buscando aprobación. Regresa la mirada al maletín y lo mira unos segundos. Levanta la mano y abre él seguro metálico. Al oír un crujido levanta la tapa y lo ve.
—Una bala.
—¿Que quiere que haga?
—Matarla.
En su interior analiza aquella orden. Matar.
Sabía bien cómo hacerlo, no era la primera vez, pero algo no iba bien. La había visto, de lejos pero aún así le parecía inofensiva, incluso pensaba que era amable.
—¿Qué le hizo?
—Más bien...—dice sobre el maletín— ¿Qué hará?
—No me parece que deba morir...
—Cuando llegaste juraste algo, ¿Recuerdas?
Él baja la mirada y agacha un poco la cabeza.
—Servir sin preguntar.
—Entonces...
—Una bala.
Lo procesa un momento. Aunque no quisiera lo haría. La mataría y nadie lo sabría.
—¿Con silenciador?
Al otro lado del escritorio él empuja un poco la silla hacia atrás para dejar espacio de por medio y levantarse. Camina unos pasos hasta estar a su lado y poder musitar.
—Los bichos como ella deberían morir en una alcantarilla.
Dicho esto sale del cuarto dejándolo solo, con aquel maletín que contiene la muerte propia.
Francotirador, y una sola bala.

Una bala...