La ventana estalla en mil pedazos a mis ojos en cámara lenta. Contengo la respiración y mi estómago da un vuelco.
Cuando los cristales rotos salen disparados hacia adentro Toby se levanta y gira su cuerpo hacia mí y los cristales le caen justo en la espalda.
Yo observo todo desde la puerta, decidiéndome entre salir corriendo o quedarme, aunque parezca absurdo pensarlo ya que debería estar haciendo lo más obvio.
Retrocedo un poco y me topo con la manija de la puerta.
Mientras tanto me quedó perpleja ante tal escena.
Sin notarlo se ha puesto a temblar como loco, dando pequeños repiqueteos con su cabeza.
Se rodea el abdomen con los brazos y aprieta, quizá para desahogar el dolor.
Sus lágrimas se van yendo hacia su cuello, rodeando sus mejillas.
—¡No!—una y otra vez, sin parar grita tan fuerte que su garganta se desgarra.
Sus gritos, su dolor, su agonía, todo aquello lo siento recorrer mi cuerpo, como fuego. Él remarca aquellas palabras con tinta en mi corazón.
Toma a su madre entre sus brazos y la abraza.
Mi respiración se ve de pronto cortada, me quedo ahí, sin saber que hacer, solo paralizada.
Ella ha sucumbido desde el momento del impacto. En la pared más cercana se encuentra una mancha inmensa de sangre, y en el suelo, a su lado, un charco de sangre fresca.
Aún así se aferra a su cadáver con tanta fuerza que los nudillos se le ponen blancos.
—Por favor...—la pega aún más a su cuerpo abrazándola de la cintura. Su cabeza cae hacia atrás dejando ver una última vez su rostro demacrado, por supuesto lleno de aquel líquido rojo carmesí, que a comparación de su piel pálida se nota el color más vibrante. —Te lo pido...
Nadie habla. La habitación se queda en completo silencio. El sonido de la muerte.
Bajo la mirada y suspiro. El mundo se ha detenido. La habitación da vueltas a mi alrededor y yo simplemente desearía jamás haberme involucrado. Desearía poder irme a casa, sin preocuparme por nadie persiguiéndome, o por un cadáver resultado de un crimen del cual formaba parte.
Soy cómplice de esto.
La boca de mi estómago arde, siento que voy a vomitar. Ahora no es el momento. Deshecho la idea y trago un poco de saliva.
Yo la maté, por lo menos así es como me siento.
Es la segunda vez que veo la vida de una persona irse de esa forma, tan violenta, tan dolorosa, claro que la muerte es dolorosa, lo sé yo que ya lo he experimentado.
Duele.
No quiero este dolor dentro de mí, ya no.
Toby me saca de mis pensamientos; se ha levantado dejando cuidadosamente el cuerpo de su madre en el suelo (me sorprende que alguien como él tenga tal cuidado). Las manos, manchadas de sangre, y su rostro.
Mis manos también están manchadas.
Toma el vaso de vidrio que esta colocado sobre la mesa de noche y lo estalla en el suelo.
—¡¿Qué haces?!; ¿¡quieres que nos descubran?!
Ni siquiera me escucha. Del suelo agarra un pedazo largo y afilado de vidrio y se acerca a mí.
Empiezo a temblar y doy pasos cortos hacia atrás.
¿Qué hace?
Una idea fugaz se me viene a la mente.
Ningún testigo.
—Toby...
—¡No me llames así!—y me empuja hacia la puerta. Mi nuca se estrella contra la madera y mi cuerpo regresa hacia adelante. Me caigo de rodillas y luego mi barbilla se golpea en el suelo. Todo pasa en milisegundos, mi quijada se estrella tan fuerte que se me nubla la vista (y aún así noto lo que sucede), la puerta se abre de golpe, giro la cabeza y veo entrar a la recepcionista.
—No...—susurro.
Las lágrimas brotan mojándole todo el rostro.
La recepcionista grita al ver el cadáver. No le da ni siquiera tiempo de que sus manos, en forma de sorpresa lleguen hasta su boca.
Toby entierra el pedazo de vidrio en su costado.
Solo basta una vez para llegar a su estómago, riñón y páncreas, todos los perfora con un golpe perfecto.
Saca el vidrio ensangrentado con brutalidad. La sangre sale disparada.
Siento el cálido líquido en mi rostro.
Lágrimas y sangre.
En seguida deja caer su cuerpo en el suelo, dejando un gran charco de sangre.
Y caigo.
Cierro los ojos con fuerza.
—Huye...—su voz me da vueltas la cabeza.
Huye...
Me levanto.
Tengo que hacerlo, tengo que huir de aquí. Ahora.
Agarro valor (y fuerza), me levanto y le pego un codazo en el oído tan fuerte como puedo.
A pesar de que no puede sentir nada esto lo aturde, lo suficiente como para que yo corra hacia la ventana y salte hacia el otro lado, poniendo las manos en los restos de vidrio roto del borde de ésta.
Lo suficiente para adentrarme en el bosque y perderme dentro.
Corro con la respiración agitada, el corazón bombeandome sangre a gran velocidad, las lágrimas fluyendo como ríos, la sangre en mi rostro, la adrenalina corriendo por mis venas, el miedo en cada centímetro de mi cuerpo, el pánico invadiendo mi ser.
No me detengo.
No se si aún me sigue, así que no me permito disminuir la velocidad.
Y por ello termino cayendo a mitad del bosque. Me lleno el cuerpo de lodo.
Pero a quien le importa el lodo, las lágrimas, la sangre, nada de eso importa.
Lo único que importa es mantenerme viva, lo más que pueda, si es que aún estoy viva.
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Detrás de las tinieblas
Детектив / ТриллерCuando él llegó me perdí de todas las maneras posibles. Perdí quién era y quién quería ser. Perdí a los que amaba y que me amaban. Perdí la credibilidad de los demás. ¿Para qué? Para encontrar mi verdadero yo. El que se escondió toda mi vida, el que...