38. Por las malas

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Maratón (parte 1)

Dedicado a: caritocucruz (Eres tan tierna con tus comentarios, jeje, y gracias por siempre estar pendiente de la historia)


Día 3

¡Chris iba a trabajar conmigo!

Esa frase no me la podía quitar de la cabeza, razón por la cual estaba muerta de los nervios. Aun ni siquiera había llegado Chris, y yo a estaba a punto de salir corriendo hasta mi habitación para esconderme de sus ocurrencias.

—Aby

Miles de situaciones se me venían a la mente, y en todas ellas yo terminaba como la perdedora. 

¡Y eso no podía pasar!

—Aby

También moría de la curiosidad. ¿Que podría hacer él para sorprenderte en este día?

—¡Aby!—de pronto sentí que una bola de papel me daba justo en la cara—. Amiga, despierta que hay trabajo—Ami llamó mi atención—. Ya deja de pensar en el intenso de Chris por alguna vez. 

—No estoy pensando en él—me defendí.

—Aja sí, no lo piensas para nada—ella rodó los ojos—. ¿Por eso escribes su nombre en tu libreta?

Sorprendida por sus palabras bajé la vista a mi libreta, y casi me da un infarto cuando vi el nombre de mi torturador en todo la página.

—Yo no lo escribí—tapé rápidamente con mi mano la hoja.

—Entonces debe de haber sido un fantasma—ella me miró aburrida

De pronto en medio de mi bochornosa situación, un grupo de chicos había entrado por la puerta principal. Definitivamente llegaron a salvarme del posible discurso de Ami donde me regañaría por no aceptar a Chris.

—¡Mira, clientes!—yo salí corriendo a atender a los muchachos que se iban sentando en una mesa, y dejé a Ami con sus comentarios

Definitivamente amaba a esos chicos hambrientos, ya que vinieron a distraerme de los nervios que traía por Chris. Con toda la cantidad de pedidos que me hicieron, no había tenido mucho tiempo de descanso, y eso era bueno ya que al menos manteniendome ocupada no pensaba en él... casi la mayoría de las veces.

—¿Eso es todo?—les pregunté a ellos para confirmar la segunda orden de hamburguesas. 

—Sí, muchas gracias linda—me sonrió uno de ellos.

—Okey, en un momento vuelvo—yo me empecé a dirigir a la cocina. 

Apresurada por atender a mis clientes, atravesé a paso rápido por el salón... y de hecho estaba a solo metros de llegar a la puerta de la cocina, pero...

—¡Ya llegué!—Chris anunció escandalosamente, y yo mientras tanto me detuve en seco. 

—Y deberían multarte por llegar tarde—Ami salió a espiar por la puerta de la cocina al recién llegado—. Los atrasados siempre tienen que invitar las bielas de la tarde, ese es el castigo.

—Bien, yo invito—él habló mientras me giraba lentamente dándole un saludo con mi mano—. Pero les invito a tomar otra cosa, porque sino Aby se podría volver a emborrachar. No quiero arriesgarme a que ahora me cante la cucaracha. 

—Awww que tierno. El chico enamorado cuidando la imagen de su bella damisela—Ami salió de la cocina y se paró junto a mi. Chris también dio unos cuantos paso mirándome con su sonrisa de lado—. Ay mujer acepta a este hombre. Mira que hasta ya te perdonó que le hayas cantado la rata inmunda. 

Tú, el recuerdo de mi futuro (Christopher Vélez) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora