*Cap 10: Visita a la Playa...*

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Me despierto a la mañana siguiente, anoche no precisamente dormí, pero no me quejo, los brazos de Aaron me abrazan como si yo me fuera a escapar y él lo estuviera evitando, me giro y quedo frente a él. Dejo muchos besos por toda su cara y él sonríe con los ojos aún cerrados. Va despertando poco a poco, haciendo una extraña mueca por la claridad en la alcoba. Cuando se fija en mí, me besa sin previo aviso.

-Buenos días mi Reina- Saluda juguetón, al pronunciar ese apodo, mi apodo, se me eriza la piel y los recuerdos de la noche anterior me vienen a la cabeza.

-Muy buenos mi Rey- Él ríe por lo bajo y me abraza más fuerte- ¿Por qué no vamos a desayunar y conocemos un poco Bora Bora?- Propongo algo emocionada por la idea.

-Me perece una estupenda idea- Dice él y me suelta para levantarnos, yo soy la primera en hacerlo y me encuentro con la sorpresa de que aún sigo desnuda, veo hacia la dirección de mi esposo y él se deleita con mi desnudes- ¿Segura que quieres salir?- Pregunta mordiéndose el labio inferior, me mira de una forma perversa y yo solo asiento con la misma perversidad que él, Aaron se levanta y para mi buena suerte él también se encuentra sin una prenda de ropa, esta como Dios lo trajo al mundo y ¡wow! Fue bendecido de la mejor forma.

Nos besamos y acariciamos, demostrando nuestro amor, que al parecer no tiene límites y nunca nos cansa.

-¿Y si nos damos una ducha?- Pregunta algo feliz, u cuando digo "algo feliz" es que su amiguito está súper contento.

-Me encantaría- Digo y él sonríe- Pero tengo hambre y si nos bañamos nos tardaremos mucho, así que mejor...- Dejo un casto beso en sus labios y salgo corriendo lo más rápido que puedo y me encierro en el baño.

-¡ESO NO SE VALE! ¡YA VERÁS CUANDO LLEGUE LA NOCHE SOÑORITA!- Exclama desde el otro lado de la puerta y yo estallo en carcajadas, cuando me tranquilizo me comienzo a bañar, relajándome debajo del agua caliente de la ducha, e imaginando que habría pasado si Aaron estuviera bañándose junto a mí.

(...)

Decidimos ir a la playa, Bora Bora e un lugar muy tropical y que mejor lugar que la playa para celebrar un recién casamiento. Cómo vivimos en Alemania, la idea de ir a una playa es muy escasa, por eso es primera vez que Aaron ira a una playa.

Es algo lindo experimentar junto a él, una experiencia única como esta, la playa es privada y solo los ricos y millonarios pueden estar aquí. Hay mucha gente atractiva tanto hombres como mujeres, sin dudas vamos a estar celosos uno del otro la mayor parte del tiempo.

Nos acomodamos en una de los toldos con camas y dejamos nuestras cosas, nos deshacemos de nuestra ropa, y quedamos en solo nuestros atuendos de baños, el mío es muy sexy, es negro y hace resaltar mi piel blanca, mi trasero se ve algo más grande creo que es porque he estado haciendo más ejercicio y mi abdomen se ve muy tonificado, pero adecuadamente para una mujer.

Aaron tiene un short playero que compramos recientemente ya que él no tenía, no lleva playera por lo tanto deja al aire su abdomen de lavandero, noto que las chicas lo miran y yo me acerco y lo beso apasionadamente para ir marcando territorio.

-Menos mal que hiciste eso, los chicos de halla te estaban mirando mucho- Comenta cuando nos separamos, yo sonrío y él me imita- ¿Entramos al famoso mar?

-Sería un honor para mí, que su primera vez fuera junto a mí- Exclamo con tono refinado y él se carcajea.

-Está bien, pero no le diga a mi esposa, ella puede ser una sicópata celosa- Dice fingiendo preocupación y yo lo golpeo en el hombro amistosamente.

Caminamos con destino a la orilla y nos adentramos en el agua, esta estaba a una temperatura normal, agradable y relajante. Aaron me carga como si fuera un Koala y yo enrosco mis piernas por su cintura, la playa no tiene olas, es calmada y eso me gusta mucho.

-Te amo- Dice uniendo nuestras frentes, yo lo beso y cuando nos separamos le respondo con un te amo de vuelta.

La tarde la pasa muy animada, nadamos, jugamos, comimos cosas típicas de aquí y obviamente nos besamos esperando el cansancio, que nunca llego, sin dudas nunca nos vamos a casar del otro ni porque pasen mil años...

Nos encontrábamos acurrucados en la arena, admirando el hermoso atardecer que nos dedicaba la espléndida vista, todo era simplemente perfecto, estar junto a él se sentía de maravilla, y el hecho de que él se sintiera de la misma forma, me hace la mujer más feliz de todas.

Regresamos al hotel y decidimos bajar a cenar en alguno de los restaurantes refinados que tenían en él. Entramos a uno y nos sentamos, llego el mesero y era complicado comunicarse, gracias a Dios el chef era alemán, él con mucha cortesía nos tomó el pedido y nos prometió su mejor trabajo para deleitar nuestros paladares, ya que como poblador de nuestra región se dio cuenta de que éramos/somos los Reyes de su país, nos dijo que era un honor y que estaba muy alagado.

-Realmente exquisito- Exclama Aaron felicitando al chef, el cual estaba muy contento y agradecido.

-Esplendido- Lo sigo yo totalmente maravillada con la comida que he degustado.

Aaron le ofreció trabajo a nuestro ahora amigo el Chef Carter, pro él rechazo la oferta ya que quiere mucho al personal que tiene y está a gusto con su restaurante. Sin embargo, nos dio su número, para cualquier cosa o cualquier evento, él sería nuestro chef.

Paseamos por todo el Hotel, compramos algunas cosas y subimos a la Suite, cuando entramos yo quería un poco de acción, ya saben a lo que me refiero, y sin pensarlo dos veces empecé a besar a mi esposo, él me correspondió, pero se separó después de un rato.

-¿Qué pasa? ¿No quieres?- Digo desanimada, tal vez le estoy exigiendo mucho y está cansado, o se está aburriendo de mí, o aún peor me engaña.

-Claro que quiero, y borra esas estúpidas suposiciones que están pasando por tu cabeza- Exclama riendo un poco, me encanta que me conozca a la perfección- Pero, necesito decirte, bueno, proponerte algo- Confiesa y yo asiento- Nena, yo estoy muy feliz contigo, y no tengo duda alguna de que te amo y que quiero de todo contigo, tú me haces brillar y querer ser mejor persona, ponerme metas y cumplirlas, tú eres mi impulso, mi esperanza...

-Amor, ¿Sabes que ya nos casamos no?- Digo divertida y él ríe y me besa.

-Sí, jamás me olvidaría de lo mejor que me ha pasado en la vida- Contesta y yo me sonrojo- Pero te quiero proponer otra cosa, no es ahora, solo quiero que lo tengas en mente, yo sé que es pronto, por eso sería dentro de un año o algunos meses- Me da risa que este con tantos rodeos, hago una mueca para que me diga lo que quiere- Ana... ¿Te gustaría tener hijos conmigo algún día?

Admito que eso no me lo esperaba, yo sabía que uno de sus más grandes sueños era/es ser padre, pero como él dijo es algo precipitado, me encantaría, pero dentro de unos meses...

-Amor, claro que sí- Digo dándole una sonrisa sincera- Pero como tú dijiste, en un futuro, me ha costado tener esta figura, déjame disfrutarla un poco más- Él se echó a reír y yo lo imite.

-Pues en ese caso...- Fue bajando la cremallera de mi vestido- Que tal si disfrutamos juntos de ese perfecto cuerpo, ¿Qué le parece mi Reina?- Propone perversamente ¡ay Dios! Como cambia la temperatura con unas simples palabras...

Tal vez mi vida no fue perfecta, o no tuve novio, pase trabajo, hambre, luche con garras y dientes, tal vez la vida me dio duro en el pasado, pero le agradezco a la vida, por mejorar mi presente y mi futuro.

La vida no nos hace fuerte... nos obliga a hacerlo...y si lo logras... te recompensa...

Soy...Reina? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora