Capítulo 24

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Narra Pablo

Esa maldita loca, no me va a intimidar.
Pero ya veré que hago después con ella, por el momento, necesito encontrar al viejo ese y decirle que su hijo esta con un cirquero.

No me daré por vencido, así que si tengo que entrar a la fuerza a esta casa, pues entraré.

Camino hacia la parte trasera de la casa, y me encuentro con que es demasiado fácil acceder.
Estos ricos no piensan en su seguridad, que tontos son.
En fin, abrí la reja y me adentré por el jardín para después entrar por la puerta de la cocina.

Para mi fortuna, puedo percibir el olor a tabaco y estoy seguro que es el viejo Brunetti, mi suerte va en aumento.

Trato de no tomarle por sorpresa, pues el viejo esta sentado leyendo el periódico y no quiero que piense que lo voy a asaltar.

—Buenos días señor. — Le dije, y el viejo me miró de pies a cabeza.

—¿Quien eres? Y ¿Que rayos quieres aquí?.— Preguntó.

—Perdón por mi intromisión.
Me llamo Pablo y vine aquí, porque yo se donde esta su hijo.

—¡¿Que?!, Si eso es cierto, me vas a decir ahora mismo, ¿donde esta?.

—Claro que si señor, yo mismo lo llevaré hasta allí.

El hombre se levantó de su asiento y tomó su saco.
En eso, apareció la tonta de su esposa.

—Querido, ¿A donde vas?.— Preguntó la tipa esa.

—Este chico sabe donde esta Paolo, y tengo que ir por el.— La mujer me dedicó una mirada de odio, y antes de salir tras el señor Brunetti, me tomó de la oreja y me amenazó.

—Esto te va a costar muy caro.
Yo fui clara contigo y te advertí que no te metieras, rata inmunda, pero acabas de cavar tu propia tumba.

—Eso ya lo veremos, señora.— Me solté de su agarre y salí corriendo de esa casa.

El señor Brunetti me estaba esperando en su auto.

—Date prisa, que no tengo todo el día.— Dijo el viejo.

—Ya voy.

Subi al auto junto al viejo Brunetti.

—Bien, ¿Donde esta mi hijo?.

—Se lo diré, pero a cambio me gustaría obtener una compensación monetaria, si no le importa.— Claro que la información no iba a ser gratis.

—¿Cuanto dinero quieres?.— Le extendí un papel al viejo, y el al verlo, asintió.— Me parece bien.
Una vez que lleguemos a donde esta Paolo, te daré la recompensa.

—Muchas gracias señor, ahora, conduzca hacia el circo, ahí es donde su hijo se encuentra.— Le revelé.

—¿En el circo?, ¿Que hace mi hijo en un lugar como ese?.— Preguntó.

—No lo se señor, yo solo lo vi entrar con un hombre a ese sitio, pero desconozco los motivos.

—Esta bien, vamos para allá. — El auto se puso en marcha, y yo por fin, me saldré con la mía.

★Narra Paolo

Tenia un mal presentimiento.
A pesar de estar con Estéfano, no podía dejar de sentir una gran preocupación. Como si algo malo fuese a pasar.

—Estéfano, por favor, date prisa, siento que algo malo puede pasar si no nos vamos.— Le supliqué.

—Tranquilo Paolo, aun falta quitar la carpa, y eso nos llevará un buen rato, después de eso partiremos y jamás vamos a regresar.— Me tomó de las manos y me besó.

E L   C I R C O (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora