¡Lunes! Como detesto los lunes, me hacen querer vomitar. Hoy es el primer lunes después de la semana de reposo que da nuestra escuela, la semana pasó volando y adivinen qué, mi torpeza no falto ni un segundo.
Dirán que soy demasiado exagerada, pero es cierto, soy demasiado torpe, tanto así, que tuvieron que cortarme el cabello debajo de las orejas para no enredarme con nada. Sí, así como lo oyen, mi cabello llegaba un poco más arriba de la cintura, y siempre me atascaba por culpa de él; en las vallas, en las taquillas, ¡hasta en las mesas!, y eso que no lo tenía tan largo.
Pues sí, toda mi vida he sido así, torpe. En la escuela tengo como apodo 'Chica torpe'. "Oh, mira, allá va chica torpe", "Dios mío, que raro que chica torpe no haya echo desastre en lo que va del día" y mucha clase de comentarios similares.
No me importa que digan que soy torpe, es decir, soy torpe, no veo por qué molestarme. Eso sí, si alguien se pasa de la raya, se las verá conmigo, puedo ser torpe pero no idiota y sé como defenderme, no a las buenas pero me defiendo.
—¡Caroline! ¿Estás lista? —gritó mi mamá.
—Sí, mami. Estoy afuera en un minuto —grité de vuelta.
Mi madre es de esas madres que siempre están al tanto de sus hijas. No trabaja por lo que se la pasa todo el día en casa y me encanta tener su compañía.
Salí de mi habitación y corrí al auto de mi madre. Me subí en el asiento de copiloto y arrancamos camino a la escuela.
—¿No te pasó nada mientras venías? —se burló mi madre.
—¡Mamá! —reproché y me hundí en mi asiento.
Mi mamá también conoce mi torpeza, y se burla de ello. Siempre que salgo con ella, ya sea al supermercado, al cine, al centro comercial, siempre hay chicos guapos, siempre, y como no soy fea (no es egocentrismo ni nada pero podría estar en las animadoras con este cuerpazo), notan mi existencia. El nerviosismo de apodera de mí y alguna burrada termino haciendo.
Mi mamá apagó el coche en la entrada de la escuela y se despidió con un beso en la mejilla y un "Cuídate, ¡y no hagas algo tonto!". Le rodé los ojos y caminé hacia el aula de clase.
Ya en el aula, tomé asiento cerca la ventana. Me gusta sentarme allí, ya que no hay compañero de banca que siempre te esté molestando y se respira ese aire a soledad. Aay, soledad. ¿Por qué eres tan linda?
Poco a poco se llenó el aula y el profesor comenzó a dar su clase. Apoyé mi cabeza en la mesa y coloqué mi mochila en mi regazo. Comencé a jugar con el lápiz entre mis dedos, que clase más aburrida, deberían hacer algo con profesores así, enserio.
Empezaron a cerrarse mis ojos cada vez que el profesor pronunciaba alguna palabra. Los abría de golpe intentado no dormirme pero el sueño me venció y terminé dormida abrazando mi mochila.
—Señorita Jones, señorita Jones... ¡SEÑORITA JONES!
Me levanté de golpe de la mesa y miré al profesor que me miraba furioso, bajé la cabeza avergonzada hacia mi regazo. No me había dado cuenta que abrazaba mi mochila con mucha fuerza, me pregunté si había pasado algo y al mirar al resto de los estudiantes comprobé que sí. Había pasado algo donde claramente yo era la protagonista, todos reían a carcajadas y cada vez que veían mi cara de reían más fuerte. Pasé mi mano por mi rostro y me di cuenta que estaba babeando, ¡babeando!
Otra torpeza añadida a la lista.—¡Paren ya! ¡Dejen de reírse par de idiotas! —grité furiosa.
Pero nadie me hizo caso y rieron aún más fuerte. Tomé una mochila que estaba en el puso y la lancé, le cayó a una de las chicas plásticas.
—Calmese Jones —dijo el profesor acercándose a mí con las manos extendidas.
—¿¡Cómo quiere que me calme si estos idiotas se burlan de mí!? —me levanté de mi asiento y tomé mis cosas.
Me dirigí a la puerta para salir del aula y miré de reojo a William, se veía incómodo y se reía cada vez que lo miraban. Rodé los ojos furiosa y salí del aula.
El profesor me llamaba y exigía que entrara, pero como siempre, lo pasé de largo.
Llegué a la cafetería y me senté en la mesa más alejada y recóndita del lugar. Aún faltaban dos clases más para salir al receso y no pensaba volver al aula después de lo sucedido, muy cobarde pero tengo que esperar a que se enfríe la cosa...
Me quedé esperando que el receso comenzara y le envíe a Alan un mensaje diciéndole mi lugar 'secreto'.
Minutos después, llegó Alan con su novia y Lucy, se sentaron y esperaron expectantes a que comenzara a desahogarme.
—¡No sé que hice esta vez! —anuncié mientras estiraba mis manos y las colocaba al los costados de mi cabeza—. Solo sé que me quedé dormida y al despertarme abrazaba mi mochila y babeaba —expliqué el susurro.
Alan y Lucy se miraron y volvieron a mí reprimiendo una risa, rodé los ojos y les tiré una patata frita.
—¡No se rían tontos! Esto es serio —exageré.
—¿Desde cuándo te importa lo que la gente diga de tus accidentes? —intervino Lucy—. Siempre mandas a todos a la mierda.
—¡Lo sé! —volví a tomarme la cabeza—. Pero ésta vez vi a William y no se reía con los demás, se veía incómodo, lo que significa que tiene que ver con él —aseguré.
Lucy asintió y apoyó los codos en la mesa.
Continuamos hablando hasta que la campana volvió a sobar y Lucy se fue a su clase al igual que Alan. Mientras tanto, yo estaba paseando la escuela, enserio no quería volver al aula hasta mañana al menos.
—¡Mami! ¡Ya estoy en casa! —grité cuando cerré la puerta tras de mí.
—¡Estamos en el estudio! —gritó.
¿Con quién estará ahora? Mi mamá tienen tantas amigas que no me sé el nombre de ninguna y siempre saludan tipo: "¡Caro! ¡Como estás de grande!" y yo respondo tipo: "Eh.. ¡claro! ¡Gracias em... amiga de mi mamá". Pero en está ocasión, si sé quien es la amiga de mi madre; es la señora Colins, la mamá de William.

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Chica Torpe
MizahTodo el mundo la conoce a ella como "Chica torpe" y aunque a más de uno le haga suspirar, nunca se lo dirían para mantener así su "reputación". Esta chica sufrirá una serie de sucesos bastantes vergonzosos, gracias a su torpeza. Pero también sufrirá...