Capítulo 3

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¡Oh por Dios! ¿Qué acaba de pasar? William... ¡William casi me besa! ¡Dios Santo! ¡Y no es un sueño! Estoy más que feliz... Esperen, ¿y si no quería besarme? ¿si solo estaba bromeando? No creo que William quiera besarme, es decir, soy Caroline, la chica con la que nadie saldría, y menos un chico como William. Además, le gusta Hannah, la animadora; cuerpo perfecto, rubia, nariz puntiaguda, ojos azules y pechos perfectos. Diría que son falsos porque son bastantes grandes, pero a una chica de diecisiete años no la dejan ponerse implantes.

Caminé a la cocina y agarré un vaso, saqué la jarra de agua del refrigerador y me serví el agua.

Tarareaba una canción y movía el pie a su ritmo mientras servía el agua. Dejé la jarra el refrigerador y salí de la cocina hacia mi cuarto.

Hice videollamada con Lucy y le conté todo lo que paso. Ella dice que de seguro no pasó nada y que yo me estoy inventando cosas, puede que sea cierto, pero no lo es, ¡aún me duelen los cachetes! Me despedí de Lucy y me acosté a dormir.

—Jóvenes, jóvenes, silencio por favor... ¡Hombre que se callen!

Todos giraron la mirada al profesor de tecnología, tenía los dedos índice y pulgar en el tabique de la nariz e inspiraba intentando calmarse.

—¿Ya me van a dejar explicar el tema? —preguntó señalando la pizarra llena de números.

Todos asentimos y el profesor sonrió. Volteó hacia la pizarra y tomo la pequeña tiza amarilla para seguir anotando. Cuando la tiza hizo contacto con la pizarra un chico lo interrumpió.

—Profesor —llamó con la mano extendida.

—¿Qué quieres Cowell? —espetó con frustración.

—¿Puedo colocar éste vídeo antes de empezar la clase? No tarda más de diez minutos.

Me emocioné. Seguro era uno de esos comerciales o mini-documentales que te sacaban lágrimas y te hacían reflexionar, como me encantaban esos vídeos.

Me acomodé en mi silla y apoyé los codos sobre la mesa.

—Está bien, colócalo —dijo el profesor y se sentó en su escritorio de brazos cruzados.

La clase empezó a cuchichear cosas mientras el chico(ha de mencionar que es moreno) colocaba el vídeo.

Sonreía esperando a que el vídeo se reproduciera en la pantalla del televisor de la sala. Al comienzo lo entendía bien el vídeo, pero después, lo comprendí a la perfección.

Primero salió la pantalla en negro y sonaba como si aún estuvieran acomodando la cámara. Luego salió el chico moreno.

“Este vídeo fue grabado en clase de física, espero que disfruten y se rían un poco” dijo el chico y salió la imagen de la clase de física. No tenía muy buen ángulo, supongo que era porque el vídeo se estaba haciendo a escondida, se podía ver en la esquina inferior izquierda el color azul turquí del pantalón de la escuela y en el resto de la pantalla... yo.

Eso fue ayer, cuando me quedé dormida y cuando me levanté todos se reían de mí. Presten atención al vídeo:

Se veía una calmada yo, durmiendo en su silla con su mochila en las piernas, con un lápiz en su mano y el cabello cayendo sobre su frente.

Luego la "calmada yo" comienza a moverse un poco y se quita los cabellos rebeldes de su frente y abraza su mochila con fuerza, susurra algo pero nadie lo entiende.

La cámara hace zoom y mi rostro se ve mas claro: tengo la boca medio abierta y está saliendo un hilito de baba, suena asqueroso, pero eso es lo que muestra la cámara.

A continuación, comienzo a moverme en la silla, tomo la mochila como si fuera el rostro de una persona y le doy un beso, ¡beso mi mochila! Y no cualquier beso, enserio pienso que son los labios de un persona y es aún peor lo que viene... Me separo de la mochila y grito: “¡Dios mío William! ¡Besas tan bien!” Y eso no es peor: Vuelvo a besar la mochila y cuando me separo de ella, estoy babeando en exageración, entonces es cuando el profesor empieza a gritar mi apellido y se acaba el vídeo.

La clase explotó a carcajadas bastantes fuertes mientras yo me hundía en mi asiento con las mejillas mas rojas que un tomate y una manzana juntas. No me avergonzaba del vídeo, sino que lo que había dicho en él, en pocas palabras ¡había declarado mi amor por William!,bueno técnicamente amor no, eso no es lo mío, pero de igual manera ya todo sabían que me gustaba William y eso no era bueno, excepto que... podría decir que no era ese William sino otro William, tantos William en este mundo, solo es cuestión de conseguirme otro y problema resuelto.

Le levanté de mi silla para enfrentar a la y decirles que no era es William sino otro William, pero Hannah se me adelantó.

—Así que te gusta minovio —enfatizó el "mi" y se llevó el dedo índice a su pecho.

—¿Disculpa? —me hice la desentendida y puse mi mano en la cadera—. No creo que solamente haya un chico llamado William en este mundo, ¿o sí? —no dijo nada y seguí hablando—. ¿Lo ves?

—¿Y cómo sabremos nosotros que no hablas de este William sino de otro? —Hannah arqueó una ceja.

Mierda, no preví eso, tendré que encontrarme un William como sea.

—¿No me crees, cariño? —me acerqué a ella. Negó con la cabeza con la mirada burlona—. Bien. El día del teatro vengo con miWilliam.

Hannah se echó a reír y miró a sus amigas que no se reían y les dio un codazo en las costillas a cada una, reaccionaron y comenzaron a reírse con ella, me pareció tan patético.

—Espero espero, querida Caroline —dijo Hannah desafiandome con la mirada.

—Así será —sonreí y salí del aula aunque la clase no haya terminado.


—A ver Caroline, ¿ahora como piensas encontrar a un William? —cuestionó Alan.

—Descarta la idea de un casting, por favor —comentó Lucy.

—¡Oye! —protesté—. Eso era lo que tenía pensado —arrugué la nariz.

—¿Qué tal si te haces pasar por una encuestadora en el centro comercial y busca a un chico que se llame William? —habló la novia de Alan, que por cierto, no me sé el nombre.

—¡Dios es una brillante idea como sea que te llames! —hice una seña con la mano—. Nunca hablas y cuando lo haces dices algo inteligente y con coherencia, no como estos bastardos...

—Hey —protestaron los dos al unísono.

—Es cierto, chicos —levanté los hombros, desculpandome—. Entonces, ¿Me ayudaran a conseguir a un William? —pregunté con entusiasmo. Todos asintieron—. Perfecto, comenzamos esta tarde.

Chica TorpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora