Capítulo 8

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Llegué a mi casa desanimada y preocupada; desanimada porque William me había tratado de una manera horrenda, y preocupada porque en tres días era viernes.

Jamás en la vida pensé que iba a odiar un viernes como ahora.

Busqué a mi mamá con la mirada pero no la encontré, de seguro estaba con alguna de sus amigas. Entré a mi cuarto y encendí la portátil, no tenía nada que hacer, así que coloqué una película.

Que mejor que una película de Bradley Cooper para pasar la tarde. Comiendo chocolate y maní.

Mi teléfono comenzó a sonar justo en mejor parte de la película, en donde Bradley está a punto de besar a la policía. Revisé el número, era Alan.

—Alan, llamas en el peor momento, ¡Bradley está a punto de besar a la policía! —dije y le coloqué pausa a la película—. ¿Qué quieres?

—Llamo para preguntarte si hiciste la tarea.

—¿Tarea? ¿Cuál tarea? —pregunté confundida frunciendo el ceño.

—Olvidalo.

—Bueno —me levanté de la cama y comencé a caminar la habitación de punta a punta—. ¡Oye! —protesté al acordarme de que Alan y yo no estábamos en el mismo aula—, Ni siquiera estamos en la misma clase —soltó una risita—. ¿Haz hablado con Alex? —pregunté cambiando el tema rápidamente.

—No tengo su número, ¿por qué?

—Faltan tres días para el viernes.

—¿Y...? —Alan pronunció con un cantadito.

—Y creo que hay que entrenar a Alex.

Contesté los más segura de mi idea, pensando que Alan me apoyaría, pero ¿qué fue el resultado? Una fuerte carcajada después de un largo silencio.

—Pero, ¿qué demonios tienes en la cabeza, Caroline? —preguntó divertido con la voz entrecortada por haberse reído tanto.

Fulminé el teléfono con la mirada y volví a acercármelo a la oreja.

—No seas idiota y busca su número en las hojas de encuesta.

—Como ordene, señora —respondió burlón. Si estuviera aquí lo hubiera dejado sin hijos.

Colgué la llamada y terminé de verme la película.

Realmente no le presté atención, solo podía pensar en William, William y más William.

Maldito idiota, cada vezme gustas más.

Estaba preocupada por el viernes, sí, pero eso no era lo principal. Lo principal era el por qué William me iba a besar la semana pasada, y por qué hoy me echó en cara que no quería que lo vieran conmigo y luego me pedía perdón por eso. ¿William pidiendo perdón? ¿Y a mí? No me considero poca cosa, pero nunca se ha oído a William pidiendo perdón a nadie, nadie, ¿por qué pedírmelo a mí, entonces?

Calma, Caroline. No te hagas ilusiones. Además, tienes alguien tus pies, falso, pero  lo tienes.

Se escuchó como abrían la puerta principal. Miré por la ventana, ya había oscurecido y no me había dado cuenta. Tengo la cabeza por los aires.

Mamá se asomó por la puerta de mi habitación y tocó el vidrio de su reloj con la uña, indicándome que era tarde. Miré mi reloj para confirmarlo. Eran las once, ¡once! No dormiría nada.

Chica TorpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora