Fue una tarde agradable. Miento, agradable le queda corto. Fue extremadamente agradable. De esas en las que te diviertes un montón y lo único que importa son los que te rodean, donde te das cuenta que los que te acompañan sí son tus verdaderos amigos. Incluso William, que no es nuestro amigo realmente, se mostró como si lo fuera de toda la vida. Asombroso.
Eran las once y diez de la noche, ya habíamos acabado varios juegos de mesas, habíamos preparado comida y ahora nos dedicábamos a ver un programa de televisión de accidentes bizarros.
Todos estábamos concentrados en el médico que intentaba sacar una moneda del oído de un chico cuando el sonido del teléfono llenó la habitación, asustándonos por ser repentino.
Me levanté a recibir la llamada. Sabía que era mamá. Literalmente, era la única persona que llamaba por el teléfono, el resto de personas siempre se comunicaban por celular.
—¡Hola, ma! ¿Qué pasa? —saludé sin siquiera prestar atención si era ella o no.
—Hola, Caroline. ¿Cómo está todo?
—Excelente, estamos ahora viendo la tele.
—Bueno. Te llamo para avisarte que demoraré un rato más es llegar. Acá las señoras compraron botellas de vino y no van a dejar que nadie se vaya hasta que se acaben. —Reí por cómo llamó a sus amigas, esas que duran toda la vida—. Si quieres, le dices a Lucy que se quede a dormir para que no estés sola.
—Está bien mamá. Aunque no creo que sea necesario, no creo que Alan y Alex se vayan por ahora. Oye mamá, ¿y qué hago con William?
La pregunta sonó extraña pero la situación ya era extraña de por sí, no puedes volver extraño algo extraño, ¿o sí?
Se escuchó el murmullo de mi madre desde la línea, no le entendí nada realmente hasta que me lo repitió en el teléfono.
—La señora Collins dormirá hoy en casa, así que William se quedará allí contigo.
Me tomó por sorpresa. William, a pesar de todo, nunca había durado mucho tiempo en mi casa y menos en estas condiciones. De acuerdo, tenía que mantener la calma y pasar de un estar nerviosa a un estoy nerviosa y me quiero matar. Si tomo las cosas con paciencia todo saldrá bien... ¡Al demonio! Esto es terrible.
—Mamá, no me gusta la idea de que William se quede conmigo —comenté con voz bajita—. ¿Y si me viola?
Mi mamá rió desde el otro lado, fue una risa que me causó una pequeña ira por el sarcasmo que había en ella.
—Cariño, hay más posibilidades de que tu lo violes a él.
—¡MAMÁ! No, ¿sabes qué? Adiós. Suerte con tu vino.
La sangre me hervía de la vergüenza. Hasta mi madre se burlaba de mí y mi tonto gusto por William. ¿Cómo es eso posible? Regresé al sofá. El capítulo ya había acabado y los cuatro chicos miraban a la nada, pensando en quién sabe qué.
Agarré el mando del televisor y coloqué el canal de música a todo volumen, haciéndolos salir de su estado repentinamente y gritándoles: ¡A bailar!Tres de la mañana y Alan ya se había ido junto con Lucy. Su mamá no la había dejado quedarse porque al día siguiente iban a comprar algunas cosas así que tuvo que irse. Solo quedábamos William, Alex y yo y no sabíamos que hacer realmente.
Me senté junto con Alex a preguntarle respecto a la chica del otro día. Empezó a hablar divinidades de la chica y yo le miraba encantada. El brillo en sus ojos era tanto que me sentía igual o más emocionada que él.
En un momento, nos interrumpió el carraspeo de William. Me había metido tanto en el contexto del que me platicaba Alex que se me había olvido por completo de la existencia de un tercero. William nos miró con cierta decepción pero al mismo tiempo había felicidad, no era felicidad, era más bien orgullo.
Una mirada que no entendí hasta que abrió su boca y gesticuló algunas palabras.—Hacen buena pareja, felicidades y espero que su relación dure.
Miré a Alex unos cuantos segundos para luego explotar a carcajadas con él. El entrecejo de William nos indicaba que estaba bastante perdido por nuestra reacción, así que cuando pude calmarme, le expliqué.
—Alex y yo no somo novios.
—¿Alex? ¿Quién es Alex?
Oh señor Jesús. La primera cosa, por qué me tuviste que dar mente de pollo y hacerme olvidar las cosas. Y la segunda, por qué carajos no me diste la habilidad de improvisar mentiras. ¿Es que acaso me odias? Te aviso, Dios, atea no soy, así bájale a tus crueldades hacia mí, muchas gracias.
—Em... yo... este... ¿Quieres agua?
Salí corriendo a la cocina, atrás de mis pasos estaba Alex. Me tomó de los hombros y me giró. Los acarició de arriba a abajo y me miró a los ojos diciéndome: <<Hay que decirle la verdad>>.
No iba a ser nada fácil, soy un fracaso en esto. Nunca debí hacerlo. ¿Cómo me va a ver William después de esto? ¿Pensará que soy una loca necesitada de atención? Eso no es cierto, pero la idea de que el chico que te gusta lo piense se siente horrible. Está bien Caroline. Si vas a quedar como una perdedora, hazlo rápido. Entre más rápido lo hagas, más rápido se olvida. O eso espero.
No hubo necesidad de volver a donde William puesto que él ya que había acercado a nosotros. Mi mirada trágica no ayudaba para nada porque parecía que fuera a dar una noticia de vida o muerte, cuando lo que iba a decir no era una simple idiotez que cometí.
—¿Pueden explicarme qué está pasando? —William se sentó en la silla más cercana esperando una respuesta.
—Va a sonar loco y estúpido. Principalmente estúpido... creo que solo va a sonar estúpido y no loco...
—Caroline, al punto.
—Sí, cierto, cierto. El punto es que él —señalé a Alex—, se llama Alex y no William.
Alex sonrió con culpa, como un niño que hace alguna broma y necesita el perdón de sus padres.
Yo hubiera pagado mil dólares por ver una grabación de la reacción de William. La confusión en su rostro era demasiado chistosa, al punto de perder mi poca seriedad para lanzar una risotada.
Cuando mi carcaja hubo saciado, preseguí a contarle toda la historia desde el comienzo, sin obviar ningún detalle. Ya no había necesidad de ocultar nada, ya no me importaba si iba a reírse de mi patética historia.
Cuando finalicé, lo que dijo fue totalmente lo opuesto a lo que me imaginé, dejándome asombrada y en cierto punto con una pequeña ilusión en mo cabeza.—Bueno, supongo que tengo mayor oportunidad que antes.
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Chica Torpe
HumorTodo el mundo la conoce a ella como "Chica torpe" y aunque a más de uno le haga suspirar, nunca se lo dirían para mantener así su "reputación". Esta chica sufrirá una serie de sucesos bastantes vergonzosos, gracias a su torpeza. Pero también sufrirá...