Capítulo 15

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A eso de las cuatro con treinta llegué a la casa de Alex. Tenía casi dos semanas de no verlo. Dijo que había estado preocupado en los exámenes de admisión a su próxima carrera en la universidad de Artes. Su sueño era estudiar música y ser guitarrista profesional, qué mejor que empezar estudiando eso.

Cuando me abrió la puerta, le di un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Sonriendo me dejó pasar a su casa. Era la primera vez que venía, era una casa muy bonita, era grande con un toque masculino que se sentía desde que dabas el primer paso. 

Alex vivía solamente con su padre, así que era de esperar el típico de desorden que arman los hombres, pero no, la casa estaba limpia y fresca. Agradable.

—Hola —saludé con timidez. Cuando Alex me había dicho "unos amigos", pensaba que eran tres o cuatro. Los conté. Eran ocho, ¡ocho! Y la única mujer era yo, debería sentirme intimidada, pero estos chicos transmitían confianza.

—Ven, te presento —Alex me abrazó por los hombros y me llevó al centro del la sala, llamando la atención de todos. Eran chicos muy simpáticos físicamente—. Ellos son mis amigos más cercanos. Chicos ella es Caroline.

—Hola —dijeron todos al unísono—. Un placer —continuó un rubio mientras sonreía—, Soy Peter.

Le sonreí sin separar los labios y me acerqué al sofá para sentarme. Alex había desaparecido y me había dejado con ocho chicos lindos y que yo no conocía. Incómodo.

—Y... —habló un pelirrojo— ¿qué gustas hacer en tus tiempos libres?

Pensé en la respuesta, yo no hago nada más que dormir, comer y ver películas de Bradley Cooper, sería vergonzoso decir eso.

—No tengo casi tiempo libre —mentí descaradamente—, pero cuando tengo me dedico a leer.

Sonreí. Creo que todos pudieron darse cuenta que había mentido porque se formó un silencio bastante incómodo, hasta que llegó Alex salvando la patria, con mucha chuchería consigo.

—Encontré esta película de zombies. ¿Les parece si vemos esa?

Se miraron entre sí y asintieron. Las miradas se posaron en mí esperando una respuesta, lo más probable, que fuera un no.

—¿Bromean? ¡Me encantan los jodidos zombies! ¡Colócala, colócala!

Y así fue. Alex colocó la película y se acomodó en el suelo, justo delante de mis piernas. Para que estuviera cómodo, abrí mis piernas y le di un leve empujón para que se acomodara entre ellas. Me miró y sonrió de lado, luego puso atención al gran televisor.

Rato después de haber acabado la película, los amigos de Alex decidieron comer pizza, así que todos fuimos a la pizzería más cercana.

—Alex, yo no traje dinero, solo tengo para mi taxi —le susurré, no tenía dinero para aportar en la pizza.

—No te preocupes, Caro —pasó su brazo por mis hombros y sonrió abiertamente—, yo pongo tu parte.

—¿Qué? No. ¿Sabes? Mejor ya me voy.

—Quedate, no tengo ningún problema en pagarte.

Volvió a sonreír. Hoy se veía de gran humor. Desde que llamó para invitarme pude sentir la felicidad brotando por el teléfono. Me entró curiosidad por saber.

Cuando llegamos al local, los chicos tuvieron que unir dos mesas para que pudiéramos sentarnos todo. Me habían caído bien, eran muy amables y sabían como agregarte a la conversación, cosa que muchas personas no hacían.

—Y Caroline, ¿cómo conociste a Alexander?

—Es muy gracioso de contar —me reí—. Lo encontré en el centro comercial. Le hice una encuesta.

Chica TorpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora