Capítulo 11

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Qué suerte la mía.

Ni siquiera puedo tirarme de clavado a la piscina porque ocurre la mayor catástrofe de la vida. ¡Se me cayó la parte de abajo de mi bañador! Es como si a las piscinas les encantara tener personas desnudas, antes fue la parte de arriba, ahora la de abajo. ¿Otra cosa puede ir peor?

—¡Caroline, Caroline! Vamos a comer. Ven, salte del agua.

Bueno, si hay cosa peor.

Busqué mi panty en el fondo de la piscina, no se veía nada. Habría que buscar una mancha morada en el suelo y recogerla. Para mi suerte, justo cuando empecé a buscar mi bañador, todos quisieron entrar en la piscina. ¡Dios! ¿Dime qué te he hecho?

—¡Lucy! —la llamé, buscándola entre las personas dentro de la piscina—, ¡Lucy! —llamé más fuerte.

Nadé hasta la esquina de la piscina y me quedé allí, cubriéndome la zona que debería estar cubierta, como un animal indefenso sin la compañía de su madre, en este caso, sin Lucy.

Alcancé a divisar su cabellera caoba y sigilosamente me acerqué, intentado de que ninguna de las personas me viera. Dios, aún no entiendo que quienes contra mí.

Lucy se encontraba charlando con Alex y dos chicos más, la tomé bruscamente por el brazo para que volteara.

—Te he estado gritando infinitas veces ¿Acaso estás sorda? —susurré furiosa, mirando hacia todos lados, asegurándome de que nadie supiera que no tenía la parte de abajo de mi vestido de baño.

—Ay, cálmate ¿Quieres? —dijo—. ¿Qué te pasó ahora?

—Se me cayó el bañador —susurré apenas audible, pero Lucy lo escuchó.

—¡¿Que se te cayó el bañ...?!

Le tapé la boca y volví a mirar a todos lados, las personas que se encontraban cerca nos quedaron observando con extrañes. Estoy jodida.

—¿Puedes callarte? —asintió, tenía aun mis manos en su boca—. Ayúdame a buscar el vestido de baño. Mientras estaré escondiéndome en un rincón de la piscina.

Cuando le quité las manos de la boca soltó una carcajada que volvió a llamar la atención de todos. La fulminé con la mirada y se calló abruptamente, colocando mirada de perrito regañado.

—Le diré a Alan para que me ayude.

—¿Ayudar en qué?

Abrí los ojos y rápidamente me escondí detrás de Lucy. Alex me miró confundido.

—Eh... no... n-na-nada —respondí con nerviosismo y me aferre más a Lucy.

—Se le calló la parte de abajo se su bañador —dijo Lucy con la mayor indiferencia del planeta.

—¡Lucy! —le pegué con fuerza en el hombro y luego me escondí en su cuello, no quería ver la cara de Alex en este momento.

—Emm... No sabía que eso era posible, pero, si quieren yo también ayudo.

Levanté la mirada del hombro de Lucy y noté a Alex sonreír. Volví a esconder mi cara. Qué vergüenza.

—Es morado. Y no creo poder quedarme así más tiempo. Tampoco puedo salir sin nada puesto, ¿podrían apurarse? —Ya estaba comenzado a irritarme.

—Toma el mío mientras —ofreció Alex. Fruncí en ceño y achiqué mis ojos. ¿Qué son las cosas que se le ocurren a éste chico?

—¿Cómo voy a colarme tu bañador? ¿Y tú? ¿Con qué te quedas?

Chica TorpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora