La mañana siguiente las cosas no marcharon como lo esperaba; eran las siete de la mañana y contra toda predicción, Frank aún no se levantaba de la cama, siendo que le gustaba tener el desayuno listo para que ambos saliéramos a caminar.
Decidí no preocuparme, seguro que estaba cansado y sería normal que siguiera durmiendo; pero su pequeño rostro se veía congestionado, como si una mortal gripa le hubiera atacado en menos de 10 horas.
-Frankie, mi vida, ¿te sientes bien? -pregunte en un susurro, yendo de inmediato a medir la temperatura de su frente con mis labios.
-No exactamente-me respondió en un susurro, tomándome por sorpresa, porque normalmente él nunca se quejaba, ni siquiera lo hizo cuando le dio influenza y paso en cama una semana. Eso solo me indicaba que estaba grave.
-Llamaré al doctor-le comunique, tomando el teléfono que estaba sobre el buro a su lado-. No te esfuerces, cielo-le pedí.
Con suma rapidez marque el numero de Robert y le pedí que no tardara demasiado en venir, porque mi esposo estaba mal. Él, con su típico tono severo me aseguro que no tardaría más de 10 minutos, que era lo que tardaba del pueblo hasta aquí.
En seguida que colgué, baje a pedirle a Dinora un té de manzanilla con miel para Frankie; subiendo de inmediato con este para no dejarlo solo más tiempo de lo necesario.
En cuanto entre a la habitación, fui a acostarme a su lado, abrazándolo con sumo cuidado porque de un momento a otro sentí su fragilidad y temí por él.
El té no tardo mucho en llegar y a cortos tragos deje que se lo tomara, así en cuanto llego Robert el té ya se había acabado.
- ¿Qué le sucedió? -me pregunto en un susurro, mirando a Frankie arder en fiebre.
-Ayer se asusto demasiado, se perdió en el laberinto del patio y esta mañana ha amanecido así-le comunique, mordiendo mis nudillos con angustia por ver en tal estado a mi Frankie.
Robert asintió con severidad y llego hasta él, comenzando a tomarle la temperatura y haciéndole varias preguntas que Frank se encargo de responder en un susurro con la voz más ronca que le había escuchado. A los minutos que termino el cuestionario e hizo las anotaciones correspondientes, llego hasta mí y me miro con cautela.
-Dinora, ¿puedes prepararle un baño caliente a Frank?-le pregunto con amabilidad Robert, a lo que esta asintió y rápidamente se dirigió hasta el baño de la habitación-Gerard, vamos afuera-me dijo, volviéndose hacia mí.
Con un nudo en la garganta asentí bobamente y lo seguí afuera, en donde se quito sus gafas y masajeo sus sienes en un gesto que me parecía muy familiar, como cuando Isabel enfermo hacía tantos años. Con angustia volví a la labor de mordisquear mis nudillos.
-Me dijiste por teléfono que tu esposo ardía en fiebre-inició, mientras yo asentía-; tras revisarlo te comunico que extrañamente tiene principio de pulmonía, derivada de un sometimiento a altas temperaturas; si no hubieras llamado en ese momento, posiblemente hubiera sido necesario una hospitalización por principio de hipotermia-termino, carraspeando la garganta.
- ¿Pero cómo fue qué...?-intente preguntar, sin embargo Robert volvió a hablar, silenciándome.
-Ni yo lo sé, honestamente no se ve a menudo hipotermia en estos lugares, a menos que fuera recientemente a un viaje a las montañas, pero no creo sea el caso-yo negué con la cabeza-. Te recomiendo mantenerlo en observación, y si se pone mal de nuevo hay que internarlo-soltó un suspiro agotado, volviendo a poner sus gafas en su lugar-. Vendré mañana a revisarlo por la mañana, para asegurarme que este mejor y el antibiótico este ayudando.
Asentí con fuerza y tras agradecerle y estrechar su mano, deje que John fuera a dejarlo a la puerta, mientras yo volvía con mi esposo, intentando que mi corazón no se desembocara al notar cómo me miraba desde la cama con una sonrisa torcida.
Dinora salió del baño, tomándome por sorpresa; ella nunca me hablaba, bueno al menos no había esa camaradería que tenía con Frank, simplemente teníamos una relación meramente profesional, no había lazos entre nosotros.
-Ya está preparado el baño, señor-me comunicó Dinora, haciendo una corta reverencia y desapareciendo tras la puerta de nuestra habitación.
- ¿Estás listo, Frankie? -cuestione en un susurro, mientras Frank asentía lentamente con su cabeza, aún sonriéndome.
Con cuidado llegue hasta él, pasando una mano por sus hombros y la otra debajo de sus rodillas, para alzarlo en brazos hasta el baño. El cuarto de baño estaba repleto de vapor y tenía un extraño olor a rosas, como si el agua de la bañera hubiera sido preparada.
Por alguna razón recordé a Isabel.
Bañar a Frank no me llevo demasiado tiempo, simplemente me encargue de lavar su cabello y masajear sus hombros con cariño, intentando tardar lo menos posible para que así volviéramos a la cama y él no volviera a enfriarse.
Y así lo recosté, cubriéndolo con las mantas y besando sus labios por largo rato, intentando transmitirle mi preocupación y cariño.
La noche comenzó su curso en total tranquilidad, con mi cuerpo apegado al de Frank y su esencia en toda la habitación. Estaba teniendo una buena noche.
Hasta que unos gritos desgarradores me despertaron.
Desperté con fuerza, mirando a mí alrededor, buscando la fuente de tales gritos; y lo primero que noté fue que Frank no estaba a mi lado.
Me levante tan rápido que me golpee un brazo, pero me importo muy poco cuando escuche ruidos en la ventana, encontrándome con Gina y Vince afuera, arropando un pequeño cuerpo con sus brazos.
-Señor Way, encontraron a Frank en los jardines-grito Dinora, entrando a mi habitación y sonrojándose en extremo cuando se vio vestida en una simple bata blanca para dormir.
Pero no tuve más tiempo para fijarme en los detalles, ambos bajamos corriendo las escaleras hasta los jardines, en donde Vince intentaba apartar las manos de Frank del suelo para que este se volviera a tirar; y Gina miraba todo horrorizada desde unos metros atrás.
- ¿Qué diablos ocurrió? -pregunte, acercándome a Frank y recibiendo un fuerte golpe de su parte en una de mis piernas.
-Nos asustamos porque lo escuchamos gritar, señor-se excusó Vince, tomándolo con más fuerza-. Cuando salimos lo encontramos en el césped, haciéndose daño-termino en un susurro.
En ese segundo pude notar un rasguño en el pómulo de Frankie, este sangraba poco. Afortunadamente Frank paro de moverse y pareció recuperar la consciencia, mirándonos a todos por un segundo.
Vince se alejó unos pasos, dejándole espacio que se tranquilizara; pero apenas hacerlo, Frank se dobló sobre sí mismo y comenzó a volver el estómago ahí mismo, provocando que todos nos preocupáramos más.
-Llama a Robert, Dinora-le pedí en un murmullo, mientras intentaba acercarme a Frank.
De fondo escuche los pasos de Dinora entrar corriendo a la casa.
Cuando Frank dejo de tener arcadas, llegue hasta él abrazándolo con fuerza. Cuando lo tuve en mis brazos, pude notar los rasguños que había sobre sus brazos; estos sangraban con moderación, pero seguían viéndose terribles.
¿Cómo fue que deje que las cosas llegaran tan lejos? Sea lo que sea que mi esposo tuviera, yo debía llevarlo a urgencias.
En ese segundo llego Dinora, con el teléfono en la mano y la bata blanca manchada de tierra y césped.
- ¿Qué sucede? -pregunto Robert en cuanto me puse al teléfono.
-Frank ha empeorado
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Isabel | Frerard |
FanfictionAños después de la muerte de su esposa, Isabel, Gerard Way decide volver a su antigua mansión con su ahora esposo, Frank Iero, sin saber la clase de fantasmas que lo acosan. | Frerard |