Capítulo 3

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(Logan)


Suena la alarma que me avisa que me levante para ir al instituto, pero ya llevo un buen rato despierto. Estaba pensando en el nuevo instituto, ya que en el otro era de los populares, las chicas se derretían por mis tatuajes, en cambio en este instituto no conozco a nadie.

Yo no me quería mudar yo lo quería seguir en mi ciudad con mis amigos, mis ligues, mi vida... pero por culpa de mi padre estoy aquí donde no conozco a nadie.

Cuando ya estaba listo pata ir a mi nuevo instituto, bajo a desayunar.

-Buenos días, hijo.

-Buenos para ti, papa.

Esta mi padre acabando de hacer el desayuno.

-¿Qué pasa, hijo? ¿Nervioso por tu primer día? Seguro que no te va mal.

-No, ya sabes que a mí me cuesta poco hacer amigos. Lo que no entiendo es porque no me has dejado elegir instituto.

-Pues porque yo soy el que va a pagar soy yo el que elige. Además he escuchado cosas interesantes sobre él.

-No me digas. No me dejas elegir entre quedarme o no, ahora no me dejas elegir donde pasar mi tortura, espero que no pretendas que te vaya a hacer caso en todo.

-Sabes que todo esto lo hago por ti.

-Si me dijeras porque nos hemos mudado quizás me lo crea.

-Nos venía bien un cambio de aires y me ofrecí para el traslado a esta ciudad, no le busques más misterio por favor.

-Pero sigo sin entender porque me arrastras aquí cuando yo estoy bien allí.

-Me lo agradecerás y fin de la discusión.

-Siempre lo mismo, yo no tengo opinión. Bueno mejor voy yendo al insti –digo mientras me levanto, para coger la mochila.

-Vale hijo que te vaya bien. Ya me contaras que tal.

Salgo de casa y me subo en mi moto. Me encanta sentir el aire en mi cara, me hace sentir libre.

Al llegar al aparcamiento del inti bajo de la moto la cierro y me voy directo a la puerta. Pido un par de indicaciones para llegar a mi clase. Me toca matemáticas, que mierda son un asco. Entro en clase y me voy al final de la clase, como solía hacer en mi antiguo instituto, pero noto miradas y gente que niega con la cabeza. Paso de todos y me siento al final al lado de la ventana.

Estaba mirando por la ventana que tiene vistas al aparcamiento y a una parte de otra clase, algo me hace desviar la vista al final de la clase que se ve, algo rojo. Me fijo que es el cabello de una chica, está mirando por la ventana al aparcamiento.

De repente todos los de mi clase bajan la cabeza, veo que en la puerta hay un chico con media sonrisa en la cara. Dirige su mirada hacia a mí y frunce el ceño, camina hasta mi lado, y se sienta junto a mí.

-¿Estaba ocupado? –me pregunta con burla.

Niego con la cabeza, y miro otra vez a la chica del pelo rojo, esta... ¿dormida? Pero si acaban de empezar las clases.

-¿Qué miras? Tan interesado.

Miro a mi compañero de asiento.

-¿Sabes quién es? La chica del cabello rojo de allí –y señalo la dirección.

Sin mirar donde le digo, ensancha su sonrisa y asiente con la cabeza.

-Pues claro, quien no.

-Yo, por ejemplo.

-¿Eres nuevo?

-Sí, acabo de llegar a esta ciudad. ¿Quién es? –insisto, no sé porque, pero me parece interesante esa chica.

-Es mi amiga Paula.

-¿Me la presentas?

-¿Te gusta?

-Quien sabe...

-Me gusta tu estilo ¿Cómo te llamas?

-Logan ¿Y tú?

-Aarón.

El profesor entra en la clase y todos levantan la cabeza evitando mirar hacia atrás. No me había dado cuenta que desde que Aarón había entrado todos seguían en silencio y con la cabeza agachada.

-¿Por qué se han agachado cuando has entrado? –susurro a Aarón.

-Porque me conocen.

-¿Qué?

-Se podría resumir que soy el problemático del instituto.

La clase empieza y Aarón se dedica a hacer dibujos, que si digo la verdad están muy guapos.

Me paso toda la clase mirando los dibujos de Aarón y hablando con él de vez en cuando, y a la chica a través de la ventana que sigue dormida.

En cuanto suena el timbre veo que alguien la despierta y se levanta. Yo dejo de mirar y empiezo a recoger mis cosas.

-Logan, ¿Vienes? –me pregunta Aarón.

-¿Dónde?

-Que si te vienes a almorzar conmigo, así te presento a Paula –dice subiendo y bajando las cejas.

-Vale.

Voy con él hasta su taquilla y se acerca un chico rubio casi blanco y blanco como la nieve, que se queda parado al lado de Aarón, mirándome a mí fijamente.

-Aarón, ¿ya estás?

Aarón mira al chico y le saluda con el puño.

-Sí, vamos Dylan.

Y sin presentaciones ni nada nos dirigimos a la cafetería, donde en la puerta está la pelirroja quemando algo, se la ve como en trance mirando la llama.

-¿Qué haces Pula? –suelta Aarón.


FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora