Capítulo 11

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(Paula)


-¿Qué haces? Suéltame.

Al ver que no iba a dar ni un paso lo empujo dentro de mi casa y la cierro con llave, a él lo guio al salón.

-Siéntate –le digo señalando el sofá.

Se sienta, yo me quedo de pie en frente de él.

-¿Por qué tienes unas esposas? –me pregunta gritando.

-Las tengo para otra clase de juegos, pero contigo hare una excepción –digo subiendo y bajando las cejas.

-Qué asco. Suéltame.

-Lo siento, pero esta noche te quedas aquí, ahora llamare a tu padre para avisarle.

-¿Pero qué dices? Anda suéltame.

Ignorando sus palabras, cojo mi móvil y marco el número de Caleb.

-Hola, ¿Habéis llegado bien?

-Si hemos llegado bien. Mira te quería decir que tu hijo se queda a dormir en mi casa.

-¿Y eso? ¿Ha pasado algo?

-No tranquilo. Lo que pasa es que tienes un hijo muy pesado intentando sacar información y si no es a mi iría a por ti.

-¿Segura? No le voy a decir nada.

-Tranquilo, además nos divertiremos juntos.

-Bueno, vale. Adiós.

-Mañana te lo llevo, adiós.

Cuelgo. Veo que Logan está apretando los dientes, está enfadado.

-No te enfades, ¿Tienes hambre?

-No gracias.

-No te voy a envenenar, cuando te quiera matar te lo diré.

-¿Cómo pretendes que coma con las manos en la espalda? ¿O acaso me darás de comer?

-No hagas nada de lo que te arrepientas –le digo sacando la pistola, me acerco a él y le desato de una mano- ponlas delante –hace lo que digo a regañadientes y ato otra vez las esposas delante- buen chico, ves ahora ya puedes comer.

-Estás loca.

-Gracias. ¿Qué quieres cenar?

-Lo que tengas estará bien.

-Vale te preparare carne rebozada.

Mientras Logan estaba sentado en el taburete de la mesa americana yo cocinaba de espaldas a él.

-¿Y tus padres no te dirán nada por tener una tío atado con esposas?

-¿No sería peor si estuvieras atado a mi cama? –pregunto divertida, evitando el tema de los padres.

-Para que digo nada, si vas por ahí con una pistola –dice para sí mismo.

Toma ya está lista la cena la coloco delante de él, mi siento a su lado cojo una manzana y me la empiezo a comer, bajo su mirada.

-¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? –le pregunto al ver que no come nada.

-¿No cenas? –pregunta, cogiendo los cubiertos y comiendo como podía.

-Sí, la manzana.

-Vaya cena de mierda.

-Que mal agradecido –murmuro levantándome del taburete.

-Perdona que no sea muy simpático, pero es que no estoy acostumbrado a ser un rehén.

-Ya me lo agradecerás –digo acabando mi manzana y tirando el corazón de esta a la basura.

Saco un cigarro de la cajetilla y la enciendo. Mientras fumo miro la luna por la ventana de la cocina.

-¿Quieres algo más? –pregunto sin mirarlo.

-Que me sueltes pero dudo que lo hagas.

-Tienes razón, no te voy a soltar –retiro su plato y lo pongo en el lavaplatos- ¿Qué quieres hacer ahora? ¿Quieres ir a dormir?

-Es muy temprano, no tengo sueño.

Al final nos vamos al salón, enciendo la televisión y una vela, me encantan las velas, bueno más bien la llama.

-¿Qué puede ser lo que pasa con mi padre y contigo como para que yo acabe así?

-Nada, tú estas así porque sabía que si de mí no sacabas que era, interrogarías a tu padre y no sé cuánto puede aguantar sin decir nada. Lo que te puedo decir es que es por tu bien.

-¿Por mi bien? No lo entiendo.

-Supongo que lo sabrás en su momento.

-¿Y cuándo será eso?

-¿Quién sabe?

Logan soltó un bufido de frustración. Sonrío, me encanta molestar a la gente. Vimos la televisión en un silencio que no era incomodo, bueno él miraba la televisión yo la vela, creo me podría tirar horas así, no sé qué tiene el fuego que me atrae.

Cuando dejo de estar embobada con la vela miro la hora, son las dos de la mañana, miro a Logan, esta medio dormido viendo la tele.

-Hey no te duermas aquí si no quieres dormir en el sofá en vez de en la cama.

Eso lo despeja un poco y se levanta.

-¿Cuál es mi celda?

-En las mazmorras. Sígueme –digo apagando la vela y el televisor. Logan se puso nervioso en un momento, aunque lo intento ocultar.

Vamos al piso de arriba y le dejo paso para que entre en el cuarto de invitados.

-Esta será tu habitación por hoy. Buenas noches.

-Buenas noches –dice tirándose en la cama de matrimonio, algo más aliviado al ver que no era una mazmorra de verdad.

Cierro su puerta y me voy a mi cuarto, me desvisto hasta quedar en bragas y me pongo una camiseta de alguno de los chicos y me tumbo en mi cama, no tardo nada en quedarme dormida.


FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora