Ginny llegó a la mañana siguiente a su cuarto, trató de no hacer ningún ruido, Hermione corrió de un tirón la cortina de su cama y la cuestionó.
—¿Dónde estabas?
—Shhhh...
La pelirroja se sentó en la cama de su amiga y cerró la cortina, con la voz emocionada le contó lo sucedido. La castaña estaba casi tan emocionada como ella, no podía creer lo que había pasado.
—¿Y cómo es? Digo, ¿qué se siente?
—Oh, Herms, es…No sé cómo decirlo, ¡hermoso! Fue increíble.
Charlaron hasta que se hizo la hora del desayuno, por suerte era Sábado, si hubieran tenido clases tanto Harry como Ginny se hubieran dormido sentados en el banco de sus respectivas aulas.
En el gran comedor Ron bostezaba mientras las dos chicas se sentaban junto a él. La pelirroja no podía borrarse la sonrisa de los labios.
—¿Y Harry? -Preguntó Hermione.
—Se quedó durmiendo, no sé qué le pasa.-Dijo Ron.
Las amigas cruzaron una mirada cómplice frente a la atenta mirada de Ron.
—¿Y a ustedes qué les pasa?-Preguntó Ron.
—Nada...-Dijeron las chicas en conjunto, al pelirrojo no le gustó nada la forma en que se estaban comportando, terminó el desayuno y anunció que iría a despertar a Harry.
—¡No!- gritó Hermione.
—¿Por qué no?
La chica no sabía qué responder pero su amiga la miraba con ojos suplicantes, temía que su hermano se enterara de lo que había pasado, ella se lo había contado a Hermione porque era su amiga, pero su hermano no comprendería a Harry y lo más probable es que lo matara si solo sospechara algo.
—Yo…Quiero hablar contigo.-Dijo para ganar tiempo.
—¿Conmigo? ¿Sobre qué?
—Pues, demos un paseo y conversamos...
Cuando salieron del comedor la castaña se giró y vio que Ginny le guiñaba un ojo en forma de agradecimiento. En cuanto los vio salir, se puso de pie y salió por el pasillo a toda máquina, quería despertar a Harry antes de que llegara Ron.
En los terrenos del colegio los dos amigos caminaban en silencio, llegaron hasta el lago y el pelirrojo se sentó en el pasto.
—Bueno, dime, ¿qué pasa?-Comentó Ron.
La chica se quedó muda, no sabía qué decir, todo lo que había pensado le pareció poco contundente como excusa.
—Bueno, yo…Quería saber ¿si ya sabes cuándo Harry piensa irse del colegio?-Comenzó a decir Hermione.
Dijo lo primero que se le vino a la mente.
—¿Para eso me hiciste salir?-Comentó Ron un tanto molesto.
A la chica le fastidio bastante el tono de su amigo, con la alegría que sentía por Ginny se había olvidado que últimamente ella y él no podían mantener ninguna conversación sin que ésta terminara en una pelea. La chica levantó una ceja muy molesta.
—Discúlpame por haberte molestado.
Sin poder contenerse, gruesas lágrimas brotaron de sus ojos, antes de que él pudiera decir algo, ella salió corriendo por el campo.
Ron se agarró la cara con las manos diciendo:
—¿Qué he hecho?
Corrió por el campo y la vio entrar al castillo caminando a toda prisa. Para cuando él llegó al castillo la chica ya iba subiendo por las escaleras, él la llamó pero la chica ni se inmutó, subió los escalones de grandes trancazos y la vio entrar en un aula, llegó a la puerta del aula y antes de entrar tomó aire, la chica estaba sentada en el escritorio del profesor de pociones, las piernas le colgaban del escritorio y él notó como ella balanceaba las piernas mientras miraba por la ventana, para cuando llegó junto a Hermione, la chica ya tenía la vista en el piso, él se sentía tan mal, no sabía que decirle, con cuidado la tomó del mentón haciendo que la joven levantara la vista hasta sus ojos.
—Lo siento.-Dijo suavemente el pelirrojo.
Ella no contestó, las lágrimas le seguían brotando de los ojos.
—Por favor, Herms, no llores, lo siento, soy un idiota. Discúlpame.
La chica lo miró azorada, ¡¿le había dicho Herms?!, ¿desde cuándo él la trataba con tanta dulzura?
—Suéltame, Ron, no necesito tus disculpas, ya sé como eres, todo el tiempo me maltratas. Es mi culpa, soy yo a la que le duele en el alma cada vez que gritas y me haces sentir que soy un estorbo...
El chico sintió que el corazón se le derretía, nunca imaginó que le provocaba esa pena a su amiga.
—Hermione, lo siento, no sabes cuanto lo siento. Sé que me he comportado muy mal contigo, es que…No puedo decirte el motivo, pero yo…
—¿Qué es lo que no puedes decirme?-Le gritó la chica.
—Lo siento.-Dijo el chico y pegó la vuelta para salir del aula, ella saltó del escritorio y corrió pasando por delante de él y se paró con los brazos estirados delante de la puerta.
—No saldrás de aquí hasta que me lo digas.-Le dijo con la voz acongojada.
Ron bajó la vista, no podía decirle el motivo de su actitud, era su amiga, cómo iba a decirle que él estaba loco por ella, que la quería desde hace mucho, que la deseaba, que todas la veces que se comportó como un novio celoso era porque no toleraba que Krum tuviera de ella eso que él tanto anhelaba, cómo iba a decirle que cada vez que se imagina que el idiota de Krum la había besado se le rompía el alma en mil pedazos.
—Aparte, Hermione.-Dijo Ron.
—No.-Dijo la chica.
Él la tomó de los hombros con fuerza para apartarla de la puerta, al hacerlo ella perdió el equilibro y los dos cayeron de espaldas al piso, Ron apenas pudo apoyar las manos en el piso para amortiguar el golpe, la castaña calló sobre su cuerpo, él atinó a tomarla de la cintura para evitar que se golpeara más, por unos instantes se miraron a los ojos, el destello celeste de los ojos del pelirrojo penetró en el reflejo de los ojos castaños de ella, por una fracción de segundo él pudo verse en esos ojos como si se mirara en un espejo.
El pecho de ella estaba tan agitado que pensó que su amigo sentiría sus latidos.
—¿Estás bien?-Preguntó el pelirrojo.
Él la tenía sobre su cuerpo, toda ella estaba pegada a su cuerpo, Ron sintió que su cuerpo se acaloraba, deseaba besarla, deseaba besarla con toda el alma. Ella sin querer entre abrió los labios y el pelirrojo se la quitó de encima haciendo que la castaña quedara sentada a un costado.
Se puso de pie y le tendió la mano para ayudarla a levantarse, cuando la chica estuvo de pie, Ron tomó el pomo de la puerta y salió del aula. Caminó por el pasillo sin saber a donde ir, se acomodó el cabello y se metió en el baño de hombres, se lavó la cara con abundante agua fria y se miró en el espejo, estaba colorado hasta las orejas.
Su cuerpo estaba convulsionado, la había tenido sobre su cuerpo, había sentido el peso de ella sobre todo su ser. Esa noche cuando ya estaba acostado en su cama, corrió las cortinas, ya no había ninguna vela encendida, solo se podía ver la oscuridad total, se cubrió con las mantas y un deseo desesperado lo embargó, la recordó sobre su cuerpo, recordó cuando ella entre abrió los labios, su pecho se agitó, su mente se lo estaba haciendo de nuevo, se acostó boca abajo y mordió la almohada para no recordarla, era imposible, su virilidad otra vez se excitaba, la quería, la deseaba, si no hacía algo pronto iba a enloquecer.
Pensó en esa boca que lo inquietaba, jadeó y dijo con voz quebrada el nombre de su amiga. Debía dejar de quererla y desearla así. Tenía que encontrar la forma de sacarla de su mente.
---------
Volví, después de casi un mes. Perdón por el abandono.Para breen_juli_312 que lo pidió en los comentarios, miraré a ver si puedo subir el 4 hoy, y mañana actualizo "El comienzo después del final.", Para que no se lo pierdan.
Se despide:
LauraHillón ✏
ESTÁS LEYENDO
El placer del amor.| Romione.
Fiksi PenggemarEscritora Original: Agata Camil. Escritora en FanFiction.net: Paola Prieto. Escritora en Wattpad: Laura Hillón. Título original: Descubriendo el placer del amor. (Hot) Publicada en FanFiction.net: 25/12/2007. Yo, personalmente, corregí ortografí...