Gastón
Esa frase, esas palabras, ese nombre, los odiaba, de verdad eran total y completamente detestables. La furia en mi interior era más grande que la de un perro al cual intentaran quitarle la comida. Tenía ganas de golpear y, hasta, matar al causante de todo esto.
Todo pasó unos escasos veinte minutos atrás. Después de dejar a Ernien durmiendo en una de las habitaciones principales de la mansión, exactamente la que le había pertenecido cuando recién había ingresado a la organización. Sus ojos estaban perfectamente cerrados, sus labios estaban ligeramente entreabiertos, dejando salir un ligero halo con cada exhalación. Se veía bello, con sus mechones lacios cayendo, unos, en su frente y, otros, en la cama de sabanas color rosa. Sus mejillas ligeramente enrojecidas como si tuvieran rubor y sus labios color rosa mexicano que se habían secado un poco por el frio. Era hermoso y más que eso.
Me acerqué lentamente a sus labios hasta que su respiración cálida y con aroma a menta fresca llegaba a mi nariz. Los recuerdos no se habían hecho esperar, intenté dejarlos de lado antes de hacer cualquier cosa estúpida, pero ya era demasiado tarde, cuando me di cuenta sus labios ya estaban pegados a los míos en un profundo y tierno beso que, de no ser por la falta de oxígeno, hubiera podido ser eterno.
Separé con lentitud mis labios de los suyos y escuche como un ligero quejido por la falta de aire, para después notar como sus labios dicen algo. Algo que me rompió el corazón e hizo que mi sangre hirviera y siguiera hirviendo. Esa frase fue: "Te amo, Dimithry"
Dimithry
Dejé de lado todo sigilo y me acerqué rápidamente para intentar ayudarla, pero en el momento en que puse mi mano en el hombro de ella, me jaló del brazo y me derribó como si yo no fuera más que un simple costal de papas. La verdad me sorprendió un poco la fuerza del golpe, había supuesto que por tener dinero sería una hija de papi que no sabía defenderse, una deducción muy errada al ver lo acabado de suceder.
–No te me acerques –gritó, con una voz terriblemente nerviosa y cortada, era como si alguien acabara de hacerle algo horrible y creyera que yo también lo haré. Aún en el piso, para no asustarla más de lo que ya estaba, moví la cabeza un poco y vi como ella me apuntaba con una navaja.
Ahora no sabía cómo sentirme, si alterado por el peligro o consternado por ver quién era la que me apuntaba. Nunca me imaginé verme así, esta situación sería una de la que difícilmente saldría.
Gastón
Cada nota del piano me era relajante. Aún con los ojos cerrados lograba tocar cada una a la perfección. En medio de la oscuridad de mis ojos cerrados pasaban recuerdos hermosos, recuerdos de hace tres años.
Estábamos en mi casa, en esos tiempos no tenía mucho tiempo de haber llegado al país, mi habilidad para hablar el idioma no era la mejor, pero tampoco es como si no pudiese comunicarme. Me habían asignado de compañero un pequeño chico pelirrojo, un poco tímido e inocente, llamado Ernien. Aunque le hubiera quedado mejor el nombre de Ariel, era imposible no compararlo con ella, la protagonista del cuento "The Little Mermaid"; era su diva imagen, pequeño, pelirrojo, inocente, curioso y lindo.
–¿Y.... qué te pareció tu primera misión en campo de guerra...? –preguntó el pequeño sentado en el otro extremo del sofá. Se veía claramente nervioso e incómodo, a primera vista se notaba.
Estaba ligeramente encogido, tenía las manos escondidas entre sus piernas mientras bajaba el rostro haciendo que sus tiernos cabellos rojos cubrieran la vista lateral de su rostro. ¿Cómo un americano podía ser tan jodidamente hermoso?
ESTÁS LEYENDO
Guys Dead Monster
Teen FictionGregory, un genio tecnológico y científico. Ernien, un experto en armas y una fiera al pelear. Dimithry, un experto en artes marciales y el único control de Ernien. A sus 16 años los tres son la cabeza de la organización secreta, casi extinta, llama...