Tradición

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Le pagué al taxista y tomé mi maleta, después de respirar hondo  entré en la torre presionando el elevador, luego de poco rato se abrió ya que por fin estaba desbloqueado para mí.

Viernes: Bienvenida señorita Roxana -de cierto modo me dolió escuchar mi nombre registrado en viernes

Rox: Hey que gusto escucharte hacer eco en mi cabeza -dije sarcástica ya que tenía el intercomunicador puesto

Viernes: Lo siento, no lo detecté -contestó apagando su comando de voz directo en mi intercomunicador

Rox: No importa -dije tomando mi rostro y suspire- no sé que hago aquí

Viernes: Aquí es a donde pertenece señorita -no lo creo fue lo único que paso por mi cabeza

Al llegar a la planta más alta todas las luces estaban apagadas, era muy obvio que todos estarían durmiendo o simplemente no estarían.

Rox: Viernes, podrías encender las luces del bar y la sala... A y decirme si hay alguien -dije algo fría

Viernes: Con gusto señorita -de inmediato esas luces se encendieron- No hay nadie, todos salieron hace un par de horas a una misión, posiblemente estén de vuelta en un rato.

Rox: Genial -me susurré con disgusto a mi misma

Caminando un poco cogeante por el cabestrillo fui hasta el bar, por que gastar mi licor si puedo obtener gratis, además me quedaré casi un mes y creo que me faltará. Tomé una botella de la estantería y en su lugar dejé un billete, también un vaso con muchos hielos y salí a la terraza sirviendo licor en el vaso.

Rox: Oye viernes- dije dándole unos toquesitos a mi intercomunicador para después tomar de mi bebida

Viernes: Si señorita Roxana? -contestó por el intercomunicador

Rox: Creo que pasar sola mi cumpleaños esta comenzando a ser una tradición eh -reí por melancolía- bueno el año pasado con motociclismo y este contigo

Viernes: Vaya que gran alago -dijo con su tono sarcástico y suspire

Rox: Gracias viernes, pero tienes razón -apagué mi intercomunicador metiéndolo en mi pantalón - no merezco ni tu compañía

Seguí bebiendo hasta ver el amanecer entre la nieve y luego entré a la sala, saqué la cobija de mi maleta y me recosté en el sillón, obviamente no dormiría en la habitación de Stark.

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Abrí los ojos, estaba cubierta con la cobija hasta la cabeza y podía notar que los Avengers ya habían llegado pues escuchaba sus voces por la casa, era completamente consiente de que había alguien sentado a lado de mis pies pues sentía el sillón hundirse y una mano posada sobre mi chamorro por lo cual supuse que era Clinton.

Stark: Quien es el vagabundo en el sillón? -preguntó levantando la cobija

Rox: Esto fue lo que adoré de saber que regresaría para las fiestas -dije con sarcasmo levantándome

Clint: Stark se gentil, la enviaste al MIT -Dijo con un tono tranquilo

Stark: Y sé que no perdió el tiempo -miró con seriedad a Clinton y luego a mí - con cuantos?

Rox: Con cuantos pude -dije y vi a Clinton abrir los ojos como platos mientras se levantaba- es obvio que todos se disfrutarían de este menú navideño

Stark: Dicen que el sarcasmo es una medida de potencial -dijo mientras me recargaba en una pared dándole la espalda- si eso es cierto será una gran mujer en un futuro -me crucé de brazos -hasta entonces tengo mejores cosas que hacer -después de decir eso salió de la sala

Me dirigí directamente a la helada terraza donde aún estaba la botella con algo de licor así que la tomé y vertí  un poco en el vaso, mi mano estaba temblorosa y tenía mucho calor, di un trago y recargue la mano  que no tenía el vaso en la pequeña mesa y agache mi cabeza

Clint: Te extraña mucho cuando no estas -dijo llegando a mi lado- o por lo menos fue evidente esta vez

Rox: Como puedo creer eso si fue alguien a quien solo conoció de lejos un par de meses - me enderece y tomé de una lo que quedaba en el vaso- Pfff -miré hacia arriba- Por cierto, me alegra verte -pasé a un lado de Clinton palmeando su hombro

Me dirigí de inmediato al elevador y al pasar vi a Stark, giré mi cabeza irritada de inmediato, realmente no me era posible verlo a la cara sin cierto temor o odio, subí al elevador y mis ojos se pusieron cristalinos, no quería llorar, él no importaba pero tenía un gran dolor y tristeza además de ganas de golpear todo a mi paso, una vez que bajé del elevador salí a la calle, caminaba lo mas rápido que me era posible, necesitaba alejarme de ese lugar, cada que estaba cerca de Stark sentía una gran barrera que me alejaba de él, su actitud de odio hacia mi, realmente no podía con eso, me hacía sentir mi realidad, nadie toleraba estar mucho tiempo soportandome y solo estorbaba como simple mocosa, realmente nadie debía de tolerarme.
Cuando miré a mi alrededor me di cuenta de que no sabía muy bien donde estaba así que solo me senté en el suelo, no pasó mucho rato cuando vi que unas botas negras se detuvieron en frente de mi, elevé la cabeza y vi a Clinton.

Clint: Sé que estas cruda, inclusive tal vez ebria, pero no actúes como tal tirada en la acera -tomó mi mano y me levantó- las necesitas -dijo extendiendome unas gafas de sol

Rox: Gracias -contesté poniendomelas

Clint: Sabes -dijo comenzando a caminar- esperaba verte y que me abrazaras o algo por lo común, no un par de palmadas de consolación

Rox: Clinton.... Yo -suspire antes de soltar algo que sabía lo alejaría- no puedo ser tu hija, de ningún modo puedo sustituirla, estoy segura que soy mucho mas grande que ella, su mente es tierna, ella es cariñosa, tiene un padre que la ama, una madre que la cuida, y yo... No soy así, no puedo serlo -me detuve observandolo y el se detuvo poco después

Clint: No Roxy, si eres así, si lo eras, obviamente sé que en estos meses cambiaste por obvias razones -comentó refiriéndose a Stark- pero es mayor razón para que me busques para recibir cariño

Rox: No soy un perro Clinton -dije seria

Clint: Maldita sea -dijo mirándome- Si se nota a leguas el apellido Stark, antes lo ocultabas no? -dijo sarcástico y me abrazó

Realmente no lo esperaba, pero justamente me daba lo que necesitaba, lo abracé y me recargue en su pecho, era el primer abrazo en meses que devolvía, a pesar de todo lo que había pasado no quería llorar, me sentía vacía, sin alma, sin nada.

Roxan StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora