Capítulo 2: Judith.

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Mojada de pies a cabeza. Corrí por el pasillo inundado de asquerosos adolecentes hasta llegar a la puerta del aula número 26. Clase de Geografía, vaya forma de empezar el año, con Miriam Judith, la odiosa profesora de geografía. En los primero años la odias, pero despues te das cuenta de que podría ser mucho peor.

- Llega tarde el primer día, Señorita Rosse- Exclamo la, cada vez más arrugada, Profesora Judith

Fest se dirigió directo a los bancos del fondo. Pero cuando a estaba a punto de sentarse notó que la pasa de uva parlante hablaba hacia ella. -Rosse, esta vez no se va a sentar donde quiera. Este año va a haber unos cambios-.

- Vaya y sientense con la persona que le parezca menos odiosa de la clase, Rosse. -

>>Esto no me puede estar pasando.<< pensó Fest. Y se dirigió hacia un banco vacío, al lado de una chica con un tono rubio oscuro, ojos marrones con pintitas claritas, con auriculares, ni siquiera le habia dirigido la mirada desde que entró y no muy interesada en la clase. Capas le parecía menos odiosa porque no la conocía.

El entusiasmo de la chica desconocia estaba practicamente por el piso. Pero igual le agrabada. Le agradaba la gente que no intentaba caerle bien a todos, ya te caia bien con solo sonreirte.

Cuando se sentó al lado. Arrojó su mochila al costado del asiento. Y le dedicó un gesto obseno a la espalda de la pasa de uva parlante que algunos llamaban profesora. Miró a su nueva compañera de banco, ella ni siquiera había notado su presencia.

La Profesora Judith se volteó, cuando ya había dejado todo el pizarron volcado de tiza. Dejando un horrible ruido cada vez que presionaba la tiza contra la madera. Cuando Judith se dió vuelta, se acercó hacia Fest y le tiró una mirada asesina, primero a ella y después a April, su antisociable pero a la vez simpatica compañera.

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COV APRIL.

Sentí un leve codazo en mis costillas. Se me escapó un -¿Qué mierda?-  Me mordí la lenga accidentalmente por el golpe y sentí una puntada en mi arito de acero.

Me bajé la capucha, desencaje los auriculares de mis pequeños oídos (que por cierto, se seguían escuchando ya que estaban al máximo). Acabo de notar una presencia al lado mio, ¿Qué está pasando acá?. Miré a, lo que parecía ser, mi nueva compañera de banco.

Ella desvió los ojos hacía adelante como si tratara de decirme algo. Le seguí la mirada y noté a Señora Arrugada caminando hacía nosotras. Escondí los auriculares lo más rápido que pude en mis bosillos, mi campera azul larga ya estaba demasiado gastada; tenía un agujero, el cual yo usaba para colgar mis auriculares sin levantar bultos, ni sospechas.

La mujer a quien le deberían pasar una plancha por el rostro, me miró fijamente. Pensé que había visto mi celular, el cual estaba repleto de música.  Pero no, cuando se acercó, en vez de regañarme me miró; y sonrió. Se notaba que sus dientes eran falsos, no solo porque poseían unos alambresitos en cada lado, sino porque parecía que se iban a caer en cualquier momento. Y si eso sucedía; iba a terminar en enfermería por un ataque de risa exesivo.

-Em; supongo que tú eres April. Podrías pasar al frente con la chica nueva, si quieres.-

- Aa... Preferiría que no. Gracias ¿Miriam? Pero no... No estoy interesada en hacer amistades hoy.-

- Hey vamos, no seas cobarde April, en algún momento tendrias que hacer amigos. No querrás ser la última que eligen en los grupo ey. - Judith exclamó una carcajada como si su estúpida broma hubiera causado gracia. April revoleó los ojos con disimulo y sonrió disimulando lo cuadrado de su sonrisa. >>Oh, si Señora Judith, si que lo seré.<<

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