Capítulo 3. Colores en la residencia

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Con el retumbar del gong se dio pie a la primera gran prueba de la academia Hwarang: la lucha por una cama en la que dormir. Había tres clases de habitación: los zulos para dos personas, los cuartos espaciosos para cuatro personas y la preciosa habitación imperial, donde solo podría dormir uno de ellos.

Las llaves verdes abrían las habitaciones dobles, las rojas eran para los cuartos más cómodos y sólo una llave amarilla pertenecía a la habitación de lujo. Éstas se encontraban bien escondidas y protegidas en diferentes sitios del dormitorio.

Soo Ho soltó un bufido. Él no necesitaba pensárselo dos veces, la llave amarilla iba a ser suya como fuese. Miró de reojo a Ban Ryu, que frunció el ceño con fiereza al escuchar las noticias. No me quitarás esto.

― ¡Estad bien atentos!― advirtió Ji Dwi― Voy a daros una pista, pero solo lo voy a repetir una vez.― se formó un silencio sepulcral en cuestión de un segundo, todos a la espera de escuchar la tan ansiada pista― Verde, donde pertenece, en la tierra. Rojo está intentando ser mantenido en su cauce. Amarillo, donde siempre ha estado, en el cielo.

Intentó asimilar todo lo posible. Era obvio que las llaves verdes estaban enterradas en el huerto trasero, en cuanto a las otras llaves, era difícil de decir, pero por esa misma razón Soo Ho no podía perder.

― ¿Qué vas a hacer?― le preguntó Yeo Woo. A pesar de estar rodeado de caos, él se mantenía impertérrito, tan perfecto como siempre―

― Voy a conseguir esa maldita llave amarilla y clamar lo que es mío. Soy mejor luchador que cualquiera de estas― Soo Ho alzó el pecho.

― No sé ni para qué pregunto― suspiró cerrando los ojos con cansancio. Posó la mano sobre el hombro de su amigo― Si necesitas lo que sea, avísame.― Se acercó al oído de Soo Ho lentamente. Podía oler el champú que utilizaba Yeo Woo, era dulce pero a la vez masculino.― Me gustaría haber compartido habitación contigo.

Sus labios acariciaron su piel y se le erizó el vello. Soo Ho abrió los ojos de par en par, tenía el rostro de Yeo Woo muy cerca, parecía una muñeca de porcelana, por un momento se olvidó donde estaba. Yeo Woo se rió al ver su expresión y se marchó sin decir palabra.

  Yeo Woo se rió al ver su expresión y se marchó sin decir palabra

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Soo Ho parpadeó confundido. ¿Qué acaba de pasar aquí?


Su primer pensamiento había sido el sol. Amarillo, donde siempre ha estado, en el cielo. Pero era imposible por el mero hecho de que el sol no estaba a su alcance. Tal vez... tal vez estaba en la casa del astrónomo, se encontraba subiendo las quinientas escaleras de la torre norte. Tenía sentido, no era un sitio accesible y si no recordaba mal la pared del astrónomo estaba decorada con dibujos de astros.

Ban Ryu necesitaba conseguir esa llave amarilla a toda costa, no podía vivir con esos más tiempo, era preciso disfrutar de un tiempo solo. Le gustaba la soledad. Y solo con echar un vistazo a los jóvenes seleccionados, ninguno parecía lo suficientemente avispado para descifrar el enigma.

― ¡Oye!― alguien lo llamó desde atrás, se trataba de Won Young― ¿Tienes alguna idea de dónde encontrar alguna de las llaves? Nosotros queremos ir a por la roja, necesitamos estar uni-

― Gracias, pero voy a por la amarilla― alzó la barbilla. Su compañero hizo una pequeña reverencia y se marchó sin decir más. Ban Ryu sabía que lo había herido en el orgullo, pero tampoco le importaba. A fin de cuentas, ninguno estaba con el otro porque quisiese de verdad.

Ahora sí que tenía que encontrar la amarilla a toda costa.


Había recorrido los tejados en busca de cualquier cosa que pudiera tener que ver con una llave amarilla en el cielo, había asumido que el cielo y los edificios altos podían estar asociados, pero no había habido suerte. Hasta que Soo Ho se fijó en que la torre más alta era la torre de astronomía y una bombilla se encendió. Tenía sentido que fuese allí, el sol era amarillo y está en alto. Igual que la llave.

Recorrió el dormitorio a toda prisa, llegó hasta la imponente torreta jadeando. Pero no había perdido aplomo, estaba secretamente orgulloso de sí mismo, de haber llegado a esa conclusión por su cuenta.

― Vaya, otra vez tú.

Soo Ho no tenía que darse la vuelta para saber a quién pertenecía esa voz. Ban Ryu.

― He llegado yo antes.― gruñó.

El otro lo miró serio.

― ¿Acaso tienes la llave? No la veo.

Casi al instante ambos comenzaron a correr, abrieron la puerta entre en empujones y se apuraron a subir las escaleras. Ambos se agarraban de la túnica, intentando ralentizar al otro. En lo que pareció una subida sin fin, llegaron al último piso. La famosa sala del astrónomo.

La abrieron de una patada y ahí estaba... nada.

Las paredes eran blancas. Todas las pinturas y retablos habían desaparecido, habían sustituido el antiguo cuarto de astronomía por un... desván para textos y libros.

― ¿Qué? No puede ser.― Soo Ho buscó por todos lados desesperado. No había nada allí.

Ban Ryu se apoyó contra la pared, exhausto.

― Dios, sí que somos estúpidos.― soltó una carcajada.

Soo Ho no pudo evitar sonreír de lo absurda que era la situación. Soo Ho tenía una risa contagiosa, y Ban Ryu no puedo evitar continuar. Ambos estaban en el suelo, llorando de la risa, rojos y cansados.

― No tengo fuerzas para volver...― gimió Soo Ho, con una risilla nerviosa― No pensaba que acabaría durmiendo en un cuarto lleno de libros aburridos. Podríamos quedarnos aquí, si solo tuviésemos farolillos.― hizo un gesto a su alrededor, estaba oscuro como la boca del lobo. Soo Ho se dio cuenta de la implicación de sus palabras, no sabía ni como podía estar manteniendo esa conversación con Ban Ryu.

Él abrió los ojos de par en par y miró a Soo Ho fijamente.

― Repite lo que has dicho.

Soo Ho enrojeció.

― Qué... nosotros... podríamos... ― tartamudeó. Qué estás haciendo, idiota.

― No. Lo de los farolillos.

Ambos se miraron y entonces comprendió a qué se refería Ban Ryu.

Los farolillos iluminaban todo el campamento, estaban sujetados con unas cuerdas conectadas a los tejados.

Eran amarillos y siempre vigilantes en el cielo.

HWARANG: Una historia de caballeros y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora