La había visto dirigirse a las estancias privadas de la residencia, la reina no solía quedarse mucho tiempo en los eventos públicos. La siguió desde la distancia, intentando no ser vista. Siempre iba acompañada de un guardia alto y fuerte, tenía pinta de poder derribar un tanque si se lo proponía. Estaba segura de que no podría hacer nada contra ese pilar de hombre pero no iba a rendirse.
A Ro observó a la reina entrar en la sala de lujo seguida de su escolta, además, observó que había un par de guardias custodiando la puerta. Maldita sea. No le había dado muchas vueltas al plan y ahora no sabía muy bien qué hacer. Tal vez Sun Woo tenía razón.
No. No puedo rendirme.
Debía hacérselo pagar a esa bruja, ella había sido la culpable. Dudaba que la recordase, pero ella nunca podría olvidar su rostro. Esos últimos meses habría caído en la desesperación si no fuese por Sun Woo, e incluso él sólo estaba en su vida momentáneamente. Él todavía podía regresar a su antigua vida, ella ya no tenía nada.
Vio como el guardia alto salía de la cabaña. Era su momento, la reina debía encontrarse sola, si conseguía entrar por la puerta trasera, podría atacar. No sabía bien qué decirle, quería clavarle la daga en el corazón y que su rostro fuese lo último que viese. Que supiese como se siente. Pero a la vez tenía mucho miedo. Ella había sido criada para curar, no para matar.
Se deslizó por la puerta de atrás sin problemas. Era el crimen perfecto. Se deslizó entre las sombras, podía ver la luz emanando del cuarto donde se encontraba. Apoyó la cabeza contra la pared, había escuchado una voz dentro.
― No me gusta esto. Mira lo que ha pasado hoy, podrías haber sido tú. Un rey humillado de esa manera.― escuchó decir a la reina, con su característico tono arrogante.
A Ro contuvo la respiración. Estaba hablando con el rey. El misterioso rey al que nadie había visto. Y el detonante de que su vida se fuese por la ventana. Apretó los puños, sabía que el joven rey no tenía la culpa pero a la vez no podía evitar guardarle rencor.
― Madre, ― respondió una voz un tanto conocida― voy a seguir estando aquí. No puedes mantenerme oculto por más tiempo. A partir de ahora seguiré mis propias reglas.
Jadeó. A Ro no necesitaba mirar para saber de quién se trataba. Ji Dwi, su arrogante y siempre cortejante amigo, era el rey, el rey del reino. Le temblaba el pulso y le costaba respirar.
Tengo que irme de aquí.
Ban Ryu estaba reclinado sobre la pared, su padre acababa de salir del cuarto. Había despachado con él todo el odio que tenía guardo. Lo prefería así. No quería que fuese su madre la que sufriese eso. Se sentía bastante culpable de no poder protegerla, era todo lo que podía hacer por ella, aguantar los golpes.
Le dolía todo el cuerpo. Pero más le dolía el corazón.
Escuchó un ruido. Se puso alerta, si alguien había escuchado la conversación sí que tendría un verdadero problema. De un pequeño mueble salió Soo Ho. Parecía un animalillo perdido, tenía los ojos rojos. El chico cruzó la sala en un instante y se arrodilló para examinar a Ban Ryu.
― Oh dios mío.― susurró― Lo siento.
Lo miró a los ojos, lleno de culpabilidad. A Ban Ryu se le enfrió el cuerpo.
Lo ha escuchado todo.
Lo sabe.
― Ban Ryu, ― comenzó Soo Ho, con angustia― soy un idiota. Soy un verdadero idiota. No sabía por qué me hiciste eso, ahora lo entiendo. Yo... ― agarró de la mano a Ban Ryu y la atrajo a sus labios― te prometo que dejaré de ser el idiota que soy. Por favor. Di algo.
Sentía que le iba a explotar la cabeza. No le extrañaba la reacción de su padre, de hecho, se esperaba la paliza. Pero tener a Soo Ho ahí sólo hacía que se le rompiese el alma. Había hecho un gran esfuerzo por alejarlo todos esos años, había intentado odiarlo, pero en solo una semana se había desmoronado todas sus defensas. Como un idiota, le seguía gustando.
Todavía le dolían las heridas, el precio que tenía que pagar por estar enamorado de ese idiota de Soo Ho.
― Por favor.― gimió otra vez― ¿Estás bien? Gracias, tonto, gracias por cuidar de mi hoy y siempre.― Lo atrajo para poder abrazarlo, Ban Ryu seguía en shock, lo miraba fijamente. ― Es horrible que pase esto. Pero... yo te protegeré.
Soo Ho parecía tener las respuestas a todos los problemas, Ban Ryu sabía que no había solución a su lío de vida, pero quería aferrarse a sus palabras.
Sí que eres un idiota, pensó.
Todavía le dolían las heridas. Pero si ese era el precio por Soo Ho, en ese momento estaba dispuesto a pagarlo todas las veces que fuese necesario.
Lo agarró del rostro y lo besó. Fue eléctrico, como si la última pieza del puzle se juntase. Soo Ho se estremeció sorprendido, soltó un breve jadeo. Pero Ban Ryu llevaba demasiado tiempo deseando hacer eso, lo agarró esta vez de la cintura y lo besó con fuerza. Abrió la boca para saborear a Soo Ho, el chico respondió al beso igual de excitado.
Soo Ho deslizó la mano por su cuello, haciendo que se estremeciese. Le ardía la piel donde lo tocaba, pero era un ardor placentero. Ban Ryu lo atrajo hacia él, quería sentir su cuerpo sobre el suyo.
Soo Ho abrió la boca para decir algo pero Ban Ryu lo besó con fuerza, y el chico no opuso más resistencia. Les costaba respirar, pero era como una fuente insaciable, por más que saborease sus labios, no se cansaba.
Alargó la mano para buscar el lazo que deshacía la túnica de Soo Ho cuando escuchó unos pasos acercándose.
Mierda.
Se apartaron al instante, intentando recobrar la respiración. Entró un guardia, no era uno del padre de Ban Ryu, sino de la familia de Soo Ho.
― Señor, le están buscando en la fiesta. Es importante.
El chico asintió, todavía sonrojado.
― Ahora voy.
Ambos chicos se miraron. La tensión se respiraba en el aire. Había un acuerdo no pronunciado en esa mirada: hablamos de esto más tarde, o mejor, acabamos esto más tarde.
Nota de la autora: Holaaa~ Gracias a todos los que estáis siguiendo esta historia. Me alegra mucho que otros lean y disfruten lo que escribo ^^ Estos días estoy con exámenes, intento actualizar cada día, pero no prometo nada. Sé que he tenido alguna confusión con los nombre originales, pero es difícil atenerse a estos y recordarlos >< Disfrutad!
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HWARANG: Una historia de caballeros y flores
FanfictionEn el dormitorio de los Hwarang todo menos bueno pasa. Soo Ho, el más famoso donjuán, se ve obligado a compartir habitación con su archienemigo y ex-mejor amigo Ban Ryu, la tensión entre ambos es palpable y acaba volviendolos a todos locos. Por ot...