Capítulo 15. Buena nueva

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Esperó a que se separasen para acercarse, le latía el corazón muy rápido y no sabía muy bien qué decir. Intentó mantener una expresión normal aunque por dentro estaba a punto de explotar.

Era obvio, mira que eres tonta.

Lo de Ban Ryu se lo había olido hasta cierto punto, nunca había tenido el más mínimo interés en las mujeres, pero... ¿Soo Ho? Soo Ho, donjuán de Silla, que había dormido con la mitad de las chicas guapas de la ciudad, besando a un hombre. Le costaba concebir la idea, y a la vez todo le daba vueltas, la situación era absurda.

Se separaron un poco al verla, ambos tenían heridas y vendas, de hecho, las de Ban Ryu eran recientes. Había muchas cosas que no entendía.

― ¿Qué...― carraspeó― qué hacéis aquí?― frunció el ceño― Te llevo buscando toda la noche.

Soo Ho abrió los ojos, acababa de recordar que tenía que buscar a Hae Soo por ese asunto importante.

― Lo siento, se me olvidó― se pasó la mano por el pelo con un suspiro― Cuéntame.

Hae Soo vaciló. No sabía si era el mejor momento, pero no le quedaba otro remedio, no había tiempo.

― Mira, no te lo vas a creer pero-

― ¡SOO HOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡HAE SOOOOOOOOOOOO!― Hae Soo se giró furiosa para dirigirle una mirada furibunda a Han Sung, que los llamaba desde la distancia.

― ¡¿Qué pasa?!― gritó ella, harta.

― ¡Os están buscando en la sala principal!

Ya era demasiado tarde.

Mierda.


A Ro había dejado a Sun Woo descansando, se fue a su cuarto antes de que el despertase, o iba a ser demasiado duro poder continuar con el plan. Sabía bien que Sun Woo tenía dudas sobre su misión, que estaba pesando en dejarlo ir, pero ella no podía hacer eso. No podía dejar a perder su vida, iba arreglar lo malo de ese reino. Y sólo podía empezar quitando a esa horrible reina.

Y para ello necesitaba a Ji Dwi. O debería llamarlo rey Jin Heung.

Él no era mala persona, lo sabía, habían hablado muchas veces sobre su opinión del reino, sería un buen rey. Pero tenía las manos atadas, y su debilidad sólo acarrea problemas.

Escuchó un ruido de las sombras. Se puso en tensión y sacó el cuchillo de su bolsillo. Salió a la luz un hombre de edad avanzada, tenía el pelo blanco y llevaba una túnica bastante cara. Le sonaba bastante su cara, era... ¿el padre de Ban Ryu? ¿El consejero Young Sil?

― Vaya, vaya... Qué casualidad.

No se relajó, ese hombre tenía algo que no le gustaba.

― No creo que sea una casualidad― afirmó.

Él se rió.

― Llámalo destino entonces.

Puso los ojos en blanco.

― ¿Por qué el destino querría que nos encontrásemos?

― Porque queremos lo mismo.

A Ro contuvo la respiración.


Estaba dormido sobre su hombre, Han Sung había caído rendido el momento en el que se había sentado. Yeo Wool podía respirar tranquilo finalmente, no podía aguantar más. Ese día había sido demasiado largo para lidiar con problemas. Quería que se acabase ya, nada iba bien.

Los habían convocado a todos en la sala principal, no sabía muy bien por qué, tampoco quería saberlo. Estaba bastante cansado. Enviaba a Han Sung, él al menos podía descansar y huir de los problemas, él tenía que hacerlos frente. En el fondo, se alegraba de que su pequeño amigo al menos una noche se desinhibiese y se lo pasase bien.

El padre de Soo Ho se puse en pie con una sonrisa, y la gente calló para escucharlo. Lo único que interrumpía este silencio eran los ronquidos de Han Sung.

― Señoras y señores. Como bien sabréis, mi hijo, mi orgullo, Soo Ho es parte de los seleccionados en la academia Hwarang. A pesar del incidente de hoy, está en perfecto estado. Alza la mano, hijo― señaló a donde se encontraba Soo Ho, que sonrió nerviosamente, algo confundido― Me enorgullece que esté cumpliendo su cometido como protector de Su Majestad.― hablaba con satisfacción― Por ello, es hora de que asiente cabeza. Va a demostrar el gran soldado y consejero que es, y para ello necesita un apoyo.― se escucharon murmullos. Yeo Wool abrió los ojos de par en par, no podía ser lo que creía― Todos conoceréis a la preciosa hija del General Park. Es toda una mujer, no podría ser la más adecuada, cada día más guapa.― Soo Ho empalideció al empezar a comprenderlo, y Hae Soo cerró los ojos, aguardando a que terminase― Me complace anunciar que estos dos jóvenes están prometidos, muchas gracias por escucharme.  Soo Ho y Hae Soo, felicidades.

La sala entera estalló en virotes. Nadie se sorprendió, a fin de cuentas, eran amigos desde la infancia, era lógico que fuesen a contraer matrimonio en algún momento. Pero no todos parecían muy felices.

Ban Ryu tenía la mandíbula desencajada, Hae Soo parecía a punto de llorar y Soo Ho estaba blanco como el papel. Yeo Wool observó al trío, demasiado sorprendido para poder reaccionar.

Otro problema añadido.

Han Sung se revolvió en su sueño, ajeno a todo.

Entonces, un soldado real entró con el rostro ensombrecido y pidió silencio. Yeo Wool estaba ya histérico, no podía lidiar con más cosas.

― La reina ha sido atacada. Está bien, pero ha de ponerse fin a la fiesta― informó.

La gente comenzó a quejarse pero Yeo Wool no pudo más que alegrarse. Se sentía mal por la reina, pero no podía más. Observó a los tres mejores amigos de la infancia, los tres de pie sin decir palabra. Quiso acercarse y consolarlos pero no era el mejor momento.

Suspiró.

Mañana. Mañana veré que puedo hacer para arreglar este lío.


Nota de la autora: ¡Siento no haber actualizado estos días! Ya volví~ Espero que os esté gustando hasta ahora ^^ Gracias por leer mi fic <3

HWARANG: Una historia de caballeros y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora