Capítulo 26. Repite

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Un año atrás

Alzó el arco, apunto al blanco y soltó con firmeza la flecha. Observó con satisfacción como daba justo en el centro de la diana. Ah Ro no se había dado cuenta de que tenía compañía hasta que escuchó unos aplausos a su espalda.

― ¡Mi hermana, capaz de vencer a un ejército!― encontró a su hermano Sun Wo sentado sobre la valla, masticando un trozo de pan y sonriendo de par en par.

Tenía una sonrisa muy cálida, el verano le había bronceado la tez y tenía una complexión robusta. Y aun así, era un inepto en lo que actividades físicas concierne. Ah Ro nunca había sido admitida en escuelas de lucha, tampoco tenía necesidad, ella iba a heredar el negocio de medicina de su padre. Sun Woo... bueno, él podría encargarse de las tareas más prácticas. Él conseguía caerle bien a todo el mundo, no había quien no lo quisiese en la ciudad.

Corrió a abrazarlo. Olía a pan recién hecho y a esas empanadillas que tanto le gustaban.

No era un secreto que lo habían separado del hogar cuando apenas era un niño, pero hace dos años se presentó con su identidad. Su padre y ella lo daban por muerto, había sido como si un milagro cayese del cielo.

Y era mejor de lo que podría imaginarse. Era un chico genial.

― Dijiste que ibas a volver pronto pero la última vez que te vi todavía era temporada de lluvias― Ah Ro hizo un mohín― Ven a casa más a menudo― suplicó.

― Ah, se me alargó. Pero para compensarlo te he traído un regalo― le guiñó un ojo― Te va a gustar mucho.

Palpó el cuerpo de su hermano buscando algún bulto pero solo consiguió provocarle cosquillas. El chico estalló en carcajadas y la apartó.

― No lo tengo conmigo ahora mismo, después te lo doy― la agarró de la oreja y la arrastró en dirección a la casa― Ven conmigo, que he dejado a Moo Myung a solas con Papá y ya sabes que va a insistir en hacerle acupuntura y le da pánico.

Ella puso los ojos en blanco.

― Tu mejor amigo es tan tonto como tú.


Presente

Alguien tomó asiento a su lado. Yeo Wool no tuvo que mirar para saber que se trataba de Han Sung. Tragó saliva, esperando a que hablase.

― Oye... creo que tenemos que hablar de lo que pasó― comenzó Han Sung con voz débil.

Ya habían pasado dos días desde el incidente y siempre que se veían, ninguno era capaz de mantener contacto visual. Sabía que iban a tener que hablarlo tarde o temprano.

― Sí― asintió― No podemos seguir así.

Lo miró intentando transmitirle lo mucho que le importaba. Eran mejores amigos, pasaban cada día juntos, y no podía perder algo tan importante.

― Estábamos muy borrachos. Pasó, ya está, fue...― Han Sung vaciló buscando la palabra. Enrojeció un poco.

― Un error.― finalizó Yeo Wool― Una noche no puede destruir nuestra amistad. Me da igual, siempre vas a ser mi mejor amigo― lo agarró de la mano y se la acarició.

Sintió un cosquilleo al sentir su piel pero intentó controlarse. No podía estar sintiendo por Han Sung, debía esconderlo, no podía echar a perder su amistad. Le importaba más que nada. Nunca lo había visto así, y sabía lo mucho que Han Sung quería a Ban Ryu. Además, Yeo Wool tenía claro de que le gustaba Soo Ho. Entonces, ¿por qué me duele tanto decir esto?

HWARANG: Una historia de caballeros y floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora