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- Hola, pasa, por favor.

- Gracias.

Louis ingresa al apartamento y se permite observar superficialmente el lugar tan elegante y lujoso en el que se encontraba.

- ¿Quieres beber algo? Louis, ¿Verdad?

Louis pone su atención en el hombre frente a él, su cabello estaba recogido en un chongo en la coronilla de su cabeza, ojos verdes y mirada amable.

- ¿Vino? ¿Agua?

Tenía un rostro precioso, piel blanca y labios muy rosados. También era más alto que él, incluso más alto que Liam y llevaba puesta una camisa de vestir en satín de color azul celeste y un pantalón negro, iba sin zapatos y en calcetines negros.

¿Qué clase de pintor hizo que su mejor obra cobrara vida propia?

- O hay jugo de fresa, si así lo prefieres.

Louis mira a Harry cayendo en cuenta de que el rizado le estaba ofreciendo algo de beber.

- No, nada, estoy bien, gracias.

- Hum, de acuerdo, ¿Quieres dejar tu mochila en el sofá? Ponte cómodo, por favor.

La amabilidad de Harry lo desconcierta, Liam ni siquiera lo saludaba y aquel rizado de rostro angelical era la amabilidad hecha persona. No estaba acostumbrado a que las personas, mucho menos sus clientes, fueran amables con él.

- Gracias.

Louis deja su mochila en el sofá y se quita el abrigo de piel- piel falsa, por supuesto- que lleva puesto, dejándolo en el mismo lugar. Harry parece tímido e inseguro de acercarse, pero su mirada se desliza por el cuerpo del castaño que solo llevaba puesto un hoddie blanco con un poco de transparencia que le llegaba hasta medio muslo.

- Harry, ¿Verdad?

- Uh...- Su mirada abandona sus piernas para pasar a su rostro, Louis nota sus mejillas colorearse, por Dios, es demasiado adorable- S-Sí, yo me llamo Harry, soy Harry, sí.

Louis sonríe sin poderlo evitar y se acerca a Harry, teniendo que subir su rostro para poder verlo.

Esa mandíbula perfectamente marcada, madre mía.

- Entonces, Harry, bonito nombre, por cierto, dime ¿Qué quieres hacer? ¿Qué es lo que te gusta?

- Yo... hum... soy bastante tradicional, en realidad- Harry parece nervioso por la cercanía de Louis y el castaño está disfrutándolo tanto- Nada de cosas extremas o muy raras.

- No sabes lo mucho que me alegro de escuchar eso.

- Me gusta tomarme mi tiempo, no demasiado rápido ni muy rudo, no quiero lastimar a nadie.

Definitivamente es un osito de peluche.

- Lo haremos a tu manera, guapo, tal y como te gusta. Para eso estoy aquí.

Louis podría intentar besar a Harry, arriesgándose a que él rizado sienta aquello como algo inapropiado, pero por la manera en la que el ojiverde había estado observando su cuerpo, sabe que prefiere hacer otras cosas.

Retrocede, caminando de manera lenta y contoneando sus caderas, puede sentir la mirada sobre él. Voltea y de un saltito se sienta en una de las sillas de la encimera.

- ¿Vienes? - Pregunta en tono pícaro.

Harry se acerca a él a paso lento y cuando está lo suficientemente cerca Louis abre sus piernas para que el rizado se acomode entre ellas, lo primero en entrar en contacto con él son las manos del más alto, grandes, suaves y llenas de anillos en casi todos sus dedos, posándose en sus muslos y acariciando desde sus rodillas hacia arriba. Acerca su rostro y el castaño percibe el olor del vino que seguramente él había estado bebiendo antes de que el ojiazul llegara. Sus miradas se encuentran, pero Louis se ve obligado a cerrar sus ojos cuando los labios ajenos acarician los suyos, es suave, apenas un roce, pero su corazón está martilleando en su pecho como un loco. Lleva una mano a aquel rostro perfectamente esculpido justo antes de que Harry comience a besarlo de verdad.

Vendedores // Larry Stylinson // Ziam MayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora