CAPITULO 9

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Me despierto por el sonido continuo y rápido de la máquina, esa máquina rara que muestra mis latidos.

Al mirar por toda la habitación una figura sentada en la esquina de la camilla me asusta tanto, ya que se me hace conocida.

- Hasta que por fin despiertas - la misma voz de mis sueños, esa que me acompaña todas las noches.

>> Sé que ya sabes quién soy - se pone de pie y puedo observar la misma sombra de mis sueños.

- ¿Quién eres? - la maquina suena cada vez más rápido.

- Solo te diré algo. Cada vez que me necesites, solo grita Oscuro y ahí estaré yo. - da media vuelta dejando ver un rostro cubierto en ciertas partes por oscuridad, lo que puede asustar a cualquiera.

- ¿Por qué no me dices quién eres? - el me brinda una sonrisa, sus dientes blancos y bien cuidados.

- Todo a su tiempo Olivia. Recuerda solo di mi nombre y llegare a donde estés. - dice antes de dirigirse a la ventana y saltar por ella.

Cuando trato de llegar a la ventana, los cables de la maquina no me lo permiten.

Ya más tranquila vuelvo a la camilla y me estoy imaginando quien puede ser ese hombre.

**************

La voz de la enfermera pidiéndome despertar llega tan fuerte.

Que entre sueños le pido silencio, lo que ocasiona su risa, esa tonta risa pegajosa y fuerte.

- Vamos Olivia abre esos lindos ojos azules, sé que estas despierta y necesito que te des una ducha antes de irte a casa - ella solo tiene que mencionar la palabra "casa" para que me tenga con los ojos abiertos y sonriendo.

Me pongo de pie y camino hacia la puerta, pero al no escuchar a la enfermera venir atrás de mí, dándome media vuelta la miro y digo.

- ¿Que hace en el mismo lugar?, ¿no ve que me tengo que ir de aquí? Iré a casa. - ella solo sonríe y camina hacia mí, toma mi mano y me guía hasta las duchas.

Me ducho mientras canto y algunas veces la enfermera la cual se llama Lisa canta conmigo. Lisa es divertida y dice algunas cosas que no entiendo, pero sé que son pervertidas. Lo que no comprendo es porque se le mira el trasero a un hombre.

Jamás lo entenderé y no me interesa la verdad, ya limpia Lisa me entrega la ropa que Carlos trajo para mí. Según Lisa, Carlos se preocupó tanto por mí que estuvo a punto de llorar, como una nenita.

¡Ja! Si ella supiera que él es el diablo en persona, lo miraría seguro con asco.

- ¿Que tanto piensa la pequeña Olivia? - dice Lisa mientras peina mi cabello en una coleta baja.

- En comida, es que ya me dio hambre - ella ríe, pero sé que no creyó ni una palabra de lo que dije, debo aprender a mentir.

Lisa se coloca de cuclillas frente a mí y sonriendo dice.

- Puedes confiar en mí, Olivia ¿Puedes y quieres contarme? - su tono preocupado es lamentable.

- No hay nada que contar, lo que es cierto que tengo hambre. - mi estogamo° suena anunciando que no es mentira. Lisa sonríe y parándose continúa recogiendo mi cabello.

CONFESIONES (+18)© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora