Martes.
Despertador.
Sueño.
Ojeras.
Frío.
Un resumen de mi jodida vida.
Anoche estuve por bastante tiempo pensando en Manu.
¿Debería llamarle Manu o eso era demasiado personal?
Misterio.¿Querría de verdad algo conmigo o sería sólo por pasar el rato? Porque, si se pensaba que era de esas chicas de "aquí te pillo, aquí te mato", estaba muy equivocado.
¿Querría simplemente burlarse de mí? ¿Ver la cara que se me quedaría cuando me diese cuenta de lo estúpida que había sido pensando en que tenía alguna oportunidad con Manuel Blanco? ¿Sería así de cruel?
Lo dudo, pero...
misterio.Metí el libro que me pidió Hugo en mi mochila y salí de casa.
De camino al instituto me encontré con Hugo, y junto con una orgullosa sonrisa le tendí el libro que me había pedido.
- Toma, aquí tienes el libro que me pediste.
- ¡Muchas gracias! ¡Qué emoción! Me lo voy a leer este finde. -lo agarró con poca delicadeza, cosa que a mí me irrita bastante.
- PERO -comencé a hablar con un tono considerablemente alto- si doblas sus hojas, lo mojas, lo manchas, dejas que absorba humedad, lo rayas, lo arrugas o lo pierdes, -cogí aire- te cortaré la minusculidad a la que llamas pene y les daré de comer a las palomas los mini-trozos que quedarán de él. ¿Entendido?
Hugo se quedó callado por unos segundos, intimidado. Pero en seguida recobró su característica sonrisa perfecta.
- Tranquila, lo cuidaré como a un bebé.
Y espero que así sea.
Caminamos durante un rato, hasta que llegamos al instituto.
La campana sonó y fui a clase, donde me encontré con él. Con el temido Manuel Blanco.
Medité.
A partir de ahora iba a llamarlo Manu.Porque sí, porque así soy yo, porque puedo y porque YOLO.
Me miró de la manera más despectiva que pudiera haberme imaginado. ¿De verdad acababa de mirarme así después de lo que pasó ayer?
Así que yo lo miré aún peor.A miraditas bordes nadie me gana beibi, te llevo años de ventaja en experiencia.
El profesor no llegó puntual, así que tuvimos algunos minutos para prepararnos y para hablar. Cada persona de la clase estaba en su mundo, en su propia burbuja. Hablando con cualquiera y sin prestarle atención a la maravillosa escultura humana también conocida como Manu. Cosa que a mí, en lo personal, me costaba hacer.
Él aprovechó el momento para pasar a mi lado como si no nos conociéramos de nada mientras miraba hacia todas direcciones. Una vez que se dio cuenta de que nadie le prestaba atención, me volvió a mirar borde y se sentó en la silla que había en trente de mi mesa.
- Buenos días. No te he visto ésta mañana.
Khe.
- A ver, déjame ver si lo he entendido: ¿me miras borde y ahora quieres ser mi coleguita?
- Sí, porque que yo sepa tenemos una cita éste viernes. ¿No?
- Pero no entiendo el porqué de esa mirada. -decidí no responder a su pregunta ya que si lo hubiera hecho me habría puesto roja como un tomate.
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Manuel Blanco
Teen FictionMe acomodé en el sillón en el que me encontraba sin saber muy bien qué hacer. Mis ojos no lograban estar quietos en ningún lugar y mis piernas botaban sin cesar. De pronto mi mirada se detuvo es sus preciosos ojos, que me observaban fijamente. Mi ve...