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Es una sensación inexplicable. Duele al principio, luego arde, y por último alivia.

Llamenme loca pero es así. Es como liberar una presión que solo sale a través de los cortes.

Lo eh echo en casa varias veces y hasta lo eh echo en el baño del colegio.
No puedo evitarlo y no tengo a alguien que me de consejos así que no me importa. Total a nadie le intereso. Odio mi vida... La odio.

Me levanté tarde para ir al colegio así que agarré las cosas rápido y salí corriendo.
Llego y por suerte no habían pasado lista, me salvé.

Me siento en el mismo lugar de siempre, en el fondo de todo y donde nadie más se sienta. Saco mis cosas y ¡Mierda!... me acabo de dar cuenta que no traje mi navaja.

¿Qué hago ahora?

Mientras más pasa el tiempo, más ganas tengo de llegar a casa y aliviar esto. Dios no aguanto. Busco algo filoso o puntiagudo en la mochila para reemplazar la navaja, pero no hay nada.

Faltan 20 minutos para salir de la escuela, cuando uno de los chicos con los que me junto llamado Nico, me llama a la puerta.
Salgo y me dice...

- A la salida nos juntamos, ¿Venís?- me pregunta.

- No Se, tengo que hacer unas cosas en casa- Le respondo.

-  Dale nena, tenes que salir un poco de la jaula y divertirte- Me dice agarrandome de mis cachetes.

- Lo voy a pensar-

- Bueno si es que te decidís por el camino agradable, te espero afuera en la vereda de enfrente- giñandome un ojo.

Yo le asiento y vuelvo a mi mesa para guardar las cosas en la mochila.
Faltan 10 minutos para salir y no se que hacer.
Si irme con Nico o ir a casa.
Suena el timbre anunciando la hora de salida y me dirijo hacía la puerta.

Y lo veo ahí parado esperandome, así que ni lo dudo y me voy con el.

- Buena decisión- Dice sonriendo.

Seguimos caminando callados, los dos en su propio mundo con sus respectivos pensamientos.
No se porque pero es la primera vez que me dan ganas de conocer a alguien, me llama la atención su manera de ser. Me agrada, creo que hasta podríamos llevarnos bien.
Pero no se si estoy preparada para esto así que creo que voy a seguir actuando indiferente como siempre.

Ya llegamos a la casa y en total somos seis, cuatro de ellos son hombres y las que quedamos chicas. A decir verdad es la primera vez que la veo no la conozco, debe ser la novia de alguno no se.
Todos son más grandes que yo por algunos años pero da igual... No se nota la diferencia.

Compraron unas cervezas y jugamos a las cartas... La estaba pasando bien pero no podía sacar de mi cabeza la idea de cortarme.

Hasta que Sebastián el dueño de la casa pregunta...

- ¿Y?... ¿Quién quiere volar?- Sosteniendo entre sus dedos un cigarro de mariguana.

- ¡YO!- Gritaron todos al unísono.

Sebastián lo prendió y lo aspiro de una manera, como si lo disfrutara.

Así se lo fueron pasando hasta que llegó a mi...

- No te obligamos, si queres lo haces- Dijo Nico.

Yo me quedo sorprendida, no sabía si agarrarlo o no. Tenía curiosidad de que se sentía estar drogado así que ni lo pensé, lo agarré entre mis dedos y lo fume.

Tenía un aroma y textura diferente, pero debo admitir que era rico... Lo Aspire unas dos o tres veces más y lo pasé.

Ya que era mi primera vez. Los efectos llegaron más rápido.
Sentía un leve dolor de cabeza, mis ojos se sentían cansados, y todo se movía pausadamente.
No se... Es extraño pero agradable.

Estoy así un rato, hasta que me acuerdo de que tengo que ir a casa.
Me fijo la hora y me doy cuenta de que ah pasado una hora desde mi salida de la escuela.

Me levanto, agarro mis cosas, me despido y me voy.

Cuando estoy por cruzar la calle sale Nico y grita...

-¿Te vas sin saludarme?-

Le sonrio, me acerco y lo saludo.

- La pasé bien... Nos vemos-

El me queda mirando mientras yo retomo el camino y me voy.

Llego y para mi suerte no hay nadie. Menos mal no quisiera que me vean en este estado.

Con la poca fuerza que me queda, me doy una ducha y me acuesto a dormir.

En instante me quedo dormida en un profundo sueño... esto es genial

Cosas de NiñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora