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  Mi cumpleaños se acerca. Ya voy por mis 14 años.
14 años en los cuales no eh conocido más que dolor, tristeza y soledad.

  Me miro en el espejo del baño, y no veo más que oscuras ojeras, mi pelo opaco y feo, mi cara en blanco... la cara de alguien que no es feliz. Decido darme una ducha. Hoy estuve todo el día en la plaza, fumando, dejando que pase el tiempo hasta que el sol se ponga.

El agua está en la temperatura perfecta y me ayuda a relajarme.
Me empiezo a sentir bien hasta que un ruido como el de un vaso roto me saca de mis pensamientos.

-¡Mi vida es un asco!- Escucho a papá que llegó a casa, aparentemente ah bebido. Oh Dios lo único que me faltaba.
Me visto y salgo.

-¿Papá?- le digo.

-Oh ahí estas- me dice.

¿Qué? Se escucha molesto y si. Me saco mis dudas con respecto a que está ebrio.

-Todo es tu culpa maldita, todo es por vos- se acerca a mi lentamente hasta estar frente a mi.

-¿Papá por que no te acostas?- Se que es inútil pero trato de llevarlo a la pieza.

-¡No me toques!- Me grita y me golpea en el rostro, provocando que me golpee la cabeza contra la pared.

Me agarra de los pelos y me obliga a verlo a los ojos...

-Te mereces eso y más...maldita- Escucho que me dice mientras cruza por la puerta y se vuelve a ir.

Me desvanesco en el piso, mi cabeza me duele. Me toco y puedo ver como mi sangre fluye entre mis dedos, no me siento bien. Mi cabeza da vueltas, mis ojos se cierran y automáticamente me pierdo en este piso mugroso.

Abro mis ojos... Me fijo la hora, y son las tres de la mañana. Sigo en el piso así que me levanto.
Con la poca fuerza que me queda voy al baño a ver que me hizo está vez.

Oh Dios mi cara está hinchada debido al golpe, me tocó y veo que mis dedos tienen sangre, y recuerdo el golpe de la cabeza. Busco mi celular y me tomo una foto para poder ver ya que está en la parte de atrás.
Me saco la foto y puedo ver que me eh cortado la piel. Esto necesita puntos.

Me pongo mis zapatillas y vuelvo a la cocina. Hay un vaso roto que tenía whisky en el suelo.

Voy a la pieza de el y lo veo durmiendo muy plácidamente mientras su hija está con la cabeza rota por su culpa.

Agarro las llaves y me encaminó al hospital más cercano.

-Hola necesito que me atiendan, tengo una herida que necesita puntos- le digo a la enfermera.

-¿Venís sola?¿Y tus padres?- me dice.

-Están trabajando, y están muy ocupados-

-Esta bien, ahora mostrame la herida-

Me doy vuelta para que la pueda ver mejor.

-¿Qué te paso? Y necesito que me digas la verdad-

Le asiento...

-Me subí a una silla para buscar en la repisa de arriba en la cocina una olla, pise mal, me caí, y me golpee la cabeza contra la pared- le digo.

Ella me mira seria para ver si miento o no.

-Esperame en la sala de espera, que en un ratito te atienden- Me dice algo dudosa.

-Ok-

Me encamino, me siento y espero. Pasaron diez minutos y me llamaron.

Me atienden, me cosen, y me dan unas pastillas para el dolor.

Llego a casa y Dani está durmiendo en el sillón de la sala.
Recién a está hora llegó.
Voy a mi pieza y por fin me acuesto. Mañana tengo escuela y sinceramente no se de donde voy a sacar fuerzas para ir.
Espero amanecer mejor. Y que esto cambié al menos un poco.

Cosas de NiñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora