Cosas de Niños

11

Me asomo a la ventana y puedo verlo. Esta impaciente, se le nota por como no para de moverse de lado a lado.

Sinceramente... tengo miedo.
Tengo miedo de abrirme a una amistad y que después el se aburra y yo vuelva a ser la misma solitaria de siempre.
¿A quien engañó?
Me agrada.
Pero estoy tan confundida.

Me decido a irme a vestir a la habitación.
Encuentro mi jeans negro que es mi favorito, y una remera suelta azul.
Me armo de valentía y salgo.

-¿Ves como cambia tu aspecto cuando te vestis como nena?-

Le revoleo los ojos.

-¿Y? ¿A dónde me vas a llevar?-

-Te dije que a dar una vuelta impaciente-

-Ok ok... (dándome por vencida a seguir preguntando) espero valga la pena de que me hayas sacado de mi casa-

-Te aseguro que lo valdrá- me dice sonriendo.

Automáticamente al ver su sonrisa y sus ojos mirandome siento como mi cara cambia su temperatura. Miro hacia otro lado muy rápido rogando que no se haya dado cuenta.

Pero el solo sigue caminando con la mirada hacia el frente.
No se si me vio, o lo hace para que no me sonroje más todavía.
Pero bueno, mejor así.

Pasaron veinte minutos y seguimos caminando. Nunca había venido por este lado del barrio. No hablamos casi nada en todo el trayecto, empiezo a pensar que tal vez el haga esto por pena o algo así. Ya que soy la chica "solitaria y sin amigos".
Decido no pensar en eso cuando el se detiene y me dice...

-¿Lista para ver mi lugar secreto?-

Yo asiento con mucha intriga ya que estamos en una calle desierta de gente y con bosques a los costados.

-Veni seguime-

Me agarra la mano, cruzamos la calle y nos dirigimos hacia el bosque. Esto es muy raro, tranquilamente el puede ser un violador y yo acá con toda la confianza del mundo siguiendolo tomada de su mano. Qué por cierto esto de que me agarré de la mano me agrada, nunca había tenido tanto acercamiento con un chico. Dios tengo que dejar de pensar en estas cosas o me voy a sonrojar nuevamente.

Luego de caminar unos metros hacia el centro del bosque me dice...

- Cerra los ojos-

-¿Porque?- mirandolo como si estuviera loco.

-Sólo hacelo- Dice Nico mientras me agarra las manos y las coloca sobre mis ojos.

-Más te vale que no mires-

-¿Y si lo hago?¿Qué?-

-Sólo no mires, o si no habría sido en vano todo lo que caminamos sin decirte nada para que sea una sorpresa-

-Ok, no voy a mirar-

Siento que se puso a mis espaldas y me agarra los hombros dirigiendome hacia adelante. Hasta que nos detenemos.

-¿Lista?-

Yo asiento.

-Ahora podes mirar-

Me saco las manos y abro los ojos lentamente. Y no puedo creer lo que veo.

Hay una laguna hermosa, con grandes rocas a los costados, me encanta la manera en como esta todo.
Es un lugar precioso.

-Es... precioso- se me escapa como un suspiro.

-¿Y? ¿Valió la pena?-

-Por supuesto, me encanta-

-Bueno, ahora cada vez que te sientas mal o necesites consuelo aparte de decirme a mi obvio podes venir acá y estar tranquila-

-Gracias Nico por revelarme tu lugar secreto-

-Ey ahora también es el tuyo-

Sonrío...

Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que el dice...

-Marisa ¿puedo decirte algo?-

-Obvio que si-

-Sos muy linda-

Momento... ¿Me acaba de decir lo que creo que escuché?

-Emm-

-Me gustas, mucho. Desde la primera vez que te vi. Me pareciste tan hermosa-

No se que decirle, el me gusta tambien, pero tengo miedo.

-No puedo resistirlo más-

Nico se acerca decidido a besarme.

¿Qué me pasa?
No puedo dejar de mirarlo. Nuestros ojos se quedaron fijos, mi respiración se acelera.
Miro sus labios y son tan sexys.
Oh no Marisa ¿Qué estas por hacer?
El se acerca lentamente hacia mi, yo me quedo firme de los nervios.
Pone su mano en mi rostro, me acaricia, ay dios está tan cerca que cerramos los ojos hasta que el roza mis labios.
Nos quedamos así unos segundos y me separo de el.
No puedo hacer esto. No puedo.
Lo miro y me alejo de el.
Quiero salir de ahí lo más rápido posible.

Y eso hago... Me alejo como acostumbro a hacer siempre.