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Tenía tus manos a cada lado de mi cabeza, tu cara cerca de la mia, mientras yo clavaba mis uñas inútilmente en la pared.

No se porque y todavia no entiendo como es que acepte venir a "hablar" contigo, ahora estas a centímetros de mi cara y tus ojos estan fijos en los míos.

- Volvere a preguntar-. Al hablar nuestros labios se rozaban y me estaba poniendo cada vez más nerviosa.- ¿Me estabas espiando?-.

- N-No. So-Sólo pasa-pasaba por a-alli-. ¡Mierda! ¡¿Porque tartamudeo?!.

- ¿Segura Jonhson?-. Asenti mínimamente para no rozar nuestros labios.- Hoy me apetece pasarme de la raya-. No sabía a lo que te referías a eso. Habías puesto una sonrisa traviesa.

- A-Ahora de-déjame ir Jo-Jodie-. Puse mis manos en tus hombros.

- ¿Por que tan nerviosa Jonhson?-. Pregunto con un tono burlón.

- N-No es-estoy nervi... Osa-. Susurre, pero al estar tan cerca me escuchaste.

- Claro que lo estas-. Sonreiste.- ¿Quieres que me aleje?-. Empecé a ponerme más y más nerviosa. Comencé a tratar de quitarte de encima e hiciste una mueca.- ¡Ya quédate quieta!-. Agarraste mis muñecas y las sostuviste contra la pared.

Nunca espere eso. Hace varios años que hacías lo mismo; molestarme, irte, sonreirme, desaparecer, y así repetidamente. Siempre me hablabas con tu tono burlón, pero jamás pensé que llegarías a esto... Me estabas besando como si fuese lo que más deseabas.

Todavía no te había correspondido, insistias para que lo hiciera, pero no daba resultado, así que te separaste algo decepcionada.
Yo te miraba en shock, tu sólo me mirabas como si lo hubieses esperado siempre.

- ¿¡Que crees que haces?!-. Grité.- ¿¡Por que me besas?!-. Estaba haciendo fuerza para que te alejes, pero tu mirada se había vuelto fría y apretabas con mas fuerza mis muñecas.- ¡¡No puedes ir besando a quienes se te da la gana!! Va a haber alguien que le va a molestar-.

- ¿Acaso te molesta?-. Preguntaste seca.

- ¡¡Si!!-. Me di por vencida, eras más fuerte que yo.- Me molesta que vayas con esa seguridad a besar a quien se te da la gana. Es molesto, no te soporto. Eres insoportable para mi-. Solté sin pensar y luego te mire sorprendida por lo que había dicho yo misma.

- ¿¡Cuando aprenderás a callarte!?-. Me besarte otras vez y aumentaste tú fuerza en el agarre de mis muñecas.

Me rendi y te correspondi. Pensé que tus labios iban a ser secos, pero eran suaves y tenían un embriagante gusto a la mezcla de tabaco y cereza. Aflojaste tú agarré y nos dejamos llevar. Fue como si lo necesitaramos.
No era nuestro primer beso, nos habíamos besado cuando tenía ocho años, bajo un puente mientras jugábamos a las escondidas en mi cumpleaños, nunca olvidaré ese día.

Me soltaste más muñecas y me abrazaste por la cintura acercandome más a ti, mientras que yo puse mis brazos en tu cuello.

La diferencia de altura hacia que este un poco de puntitas para alcanzarte bien. Este es tu último año en esta escuela, mientras que yo voy a seguir aquí dos años más.

Pasaste tus manos por mi espalda, como si estuvieses esperando este día más que otro.
Y ahí nos quedamos, basándonos -de vez en cuando separandonos a tomar aire-, abrazadas y apartandonos de los demás, quedando tu y yo solas.

Todavía no defino bien lo que siento por ti, si es que me enamoré o sólo es la costumbre de tu molesta -ahora no tan molesta- presencia.

Jodie.... [I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora