Capítulo 3.- Fuera

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Jimin estaba perplejo al igual que su novia, nunca había visto algo parecido y pensaba que era obra del mismísimo satán, no era él quien la había tomado y jalado del brazo, era un total extraño ante sus ojos. Un extraño con rasgos muy diferentes al resto, orejas de gato puntiagudas por encima de su cabello castaño rojizo brillante, piel demasiado blanca en donde sus clavículas resaltaban, una cola esponjada y alerta por amenaza de la inquilina llamada Lisa, su rostro se adornaba por unos ojos azules de intensa mirada, muy preciosos para cualquiera, labios finos color rosa demasiado apetecibles, sin embargo, Jimin estaba muy asustado como para pensar en ello.

Lisa quedó con los ojos muy abiertos por la fuerza de aquel ser desnudo ante sus ojos y no hizo más que intentar apartarse sacudiendo su brazo y esperando a que la soltase, todo fue en vano pues el ser la apretaba con mucha más fuerza que antes acompañado de una mirada frívola que atemorizaría a cualquiera.

Nadie tenía idea de que ocurría, todo pasó tan rápido, del polvo diario en su habitación a un extraño con rasgos fuera de lo normal asesinando con la mirada a la novia de Jimin.

- ¡AHH! - El pelinaranja reaccionó por los gritos de su amada que suplicaba por ayuda, lloraba desesperadamente sin importarle todo el tiempo desperdiciado en maquillaje que tanto le había costado para sorprender a Jimin, lloraba por el daño en su piel blanca que ahora era rojiza y con partes frías por la falta de circulación que le había causado el híbrido.

Jimin tomó el valor para apartar a aquel ser interponiéndose por en medio con sus dos manos abiertas en el pecho de él.

-¿Quién eres y que haces acá?-. Al estar un poco lejos del ser extraño regresó donde su novia para abrazarla protectoramente, Lisa estaba tan asustada que rápido se aferró a su novio.

-Soy tu felino-. Con aires de superioridad en su voz respondió. Realmente Jimin al igual que Lisa nunca se esperaron que el extraño hable y entienda el idioma en el cual hablaban. La rubia se cubría con sus manos su cara llorosa por las lágrimas y Jimin sudaba, tenía miedo pero no lo demostraba para no verse débil ante su novia.

-Jimin...¿Esa cosa es tu gato?-. Lisa hiperventilaba por la boca una y otra vez.

-No lo se...-. El pelinaranja se encontraba confuso por el cuerpo bien formado y de piel pálida totalmente desnudo como si fuese normal vivir así.

-Soy tu felino-. Nuevamente repitió el extraño.

Lisa se apartó de un empujón del abrazo de Jimin, sus ganas de estar con él se fueron al caño cuando aquel inquilino decidió interrumpir su momento íntimo y de placer. La rubia se encontraba sin una respuesta, se suponía que no debían existir esas cosas del diablo y fantasiosas que sólo aparecían en las películas ficticias, sólo un loco creería que existen; eso pensaba Lisa antes de ver a un híbrido expuesto y agresivo.

- Jimin...¡Termino contigo! No quiero estar al lado de un maniático viviendo con un demonio andante. Adiós - Con temor y con la mirada del extraño aún sobre ella, cogió su bolso de marca que descansaba sobre el mueble y a paso rápido se dirigió a la puerta.

-¡No, Lisa!-. A Jimin no le dio tiempo de insistir pues la rubia azotó la puerta muy fuertemente.

El brazo del pelinaranja quedó tendido en el aire esperando a su amada que nunca más regresaría a su lado. Jimin pensó que todo era culpa de ese demonio en su departamento, su furia se hizo presente en él quedando su rostro en cuestión de segundos rojo. Todo su maldito esfuerzo por conseguir a la chica se esparció como agua sobre sus dedos, todas las vergüenzas y humillaciones que había tenido que sufrir por un poquito de atención de parte de la rubia se esfumó.

Sabía que Lisa estaba con él por lastima, tantos años babeando en una esquina por ella y mandando cartas a su casillero le dio pena a la chica, no sentía amor por él, todo era parte de un reto hecho por sus amigos de la secundaria. Jimin sabía todo eso pero no le tomó importancia, su corazón revoloteaba cuando ella le brindaba caricias suaves a su cabello, todo era parte de un espectáculo hasta que el pelinaranja decidió cambiar su físico y actitud, se sentía inferior al lado de una hermosa mujer. Ahí fue que Lisa no siguió con el juego estando a su lado para lo que fuera, excepto para esto, claro, sólo por puro interés y para presumir a sus amigas del talento de su amado novio.

Su coraje fue en aumento hacia el individuo infiltrado, no tenía ningún derecho a mandar en su departamento y terminar con una relación ajena a él.

- No se quien mierda seas pero te quiero fuera - Con la mirada cabizbaja y con un aura de furia expresó. Parecía que a los ojos imaginarios, en cualquier momento derramaría fuego que descansaba a su alrededor incendiando al híbrido, al departamento, todo.

El humano-felino se quedó inmóvil sin saber que hacer o como reaccionar. Todo iba a repetirse como aquella vez en donde su antiguo dueño lo usó como juguete para luego botarlo a la calle, pasando frío y hambre sin piedad a que un perro lo despedace en aquel oscuro callejón.

Su actitud arisca se debió a eso, su amo le hizo tanta maldad en su pálido cuerpo como pudo hasta que se cansó, abusaba sexualmente de él las veces que quería, le amenazaba con tirarle en una manada de perros si no obedecía a sus reglas y juegos sexuales. No quería tener contacto con nadie por el trauma que pasó prácticamente toda su vida volviéndose agresivo, no es que él quisiera ser así, si no que su instinto opto por defenderse de esa manera.

Jimin, su nuevo amo le echaría como su antiguo dueño, todo se debió a un descuido suyo por reclamar su propiedad, no se controló, tenía celos territoriales con aquella rubia que día con día se robaba la atención de Jimin hacia él.

Estaba celoso, aguantaba los besos y caricias en la cocina para luego ir a su habitación sin ver que tanto hacían, pero hasta ahí, esta vez no soportó ver el como su amo acariciaba con tanto fervor a su ex-novia y admirar la escena casi porno frente a sus ojos.

El cariño que Jimin le tenía al felino le había ablandado el corazón experimentando por primera vez en su vida de la calidez "familiar" y este le traicionaba de esta manera.

Ahora el humano-felino se encontraba prácticamente sentado a las afueras del departamento con las rodillas en su rostro llorando y totalmente desnudo. No sabía si era suerte o no que la gente no estuviera afuera, pues tenía tanta vergüenza de él mismo y su estado híbrido que se transformó de nuevo en gato.

Se encontraba enrollado y triste en la puerta del departamento de su dueño que estaba furioso con él. No sentía hambre o el frío calándose por sus tiernos huesos gatunos, sentía la necesidad de atención que tanto anhelaba y que en un segundo él destruyó.

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Arisco | Jikook | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora