Capítulo 6.- Caricias

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Jungkook se mantenía sentado en el mueble de la sala, su cuerpo erguido dejaba ver la incomodidad por la ropa que utilizaba en ese momento.

Sus manos acariciaban su cola esponjosa haciéndole suspirar mientras al otro lado se encontraba una cabellera naranja observando al híbrido perfilado desde la puerta de su habitación.

Jimin no quería ir donde estaba el híbrido, mentiría si él dijera que no tenía curiosidad por tocar su piel que a lo lejos, se veía sedosa y suave.

El pelinaranja había caído ante aquel ser de hermosa complexión, se había quedado un largo rato viéndole con ojos deseosos y no era para asustarse. El híbrido poseía una piel lechosa en donde resaltaban sus formados muslos y como olvidar su trasero, redondo y levemente respingado a la vista de cualquiera.

Normalmente para Jimin no era costumbre estar morboseandole el culo a medio mundo, se trataba de un muchacho respetuoso con los valores que le enseñó su madre desde pequeño. Era algo extraño para él observarle por tanto tiempo, se sentía cohibido ante la situación perversa que pasaba por su mente en ese instante.

Quería tocar, sentir con las yemas de sus dedos la tentadora piel del ser ante sus ojos y no se echaría para atrás. Algo le atraía al pelinaranja, quizá era saber como reaccionaria ante su tacto.

Había caído ante la despedida tan tímida y vulnerable del híbrido cuando salió de su habitación, lo dejó perplejo hasta el punto de espiar minutos después sea como sea.

Lentamente, caminó por detrás del mueble, quería tocar su rojizo cabello y por detrás de sus orejas, se sentía como un niño pequeño con un juguete nuevo por jugar.

No le importaba si lo golpeaba, no le importaba nada, simplemente quería estar cerca suyo, sentir su olor y admirar sus hermosos e inocentes ojos.

Le valió mierda ser heterosexual, de hecho cuando era mas joven tuvo un noviazgo pasajero con uno de sus amigos, se consideraba alguien de muchos gustos, le encantaba explorar más allá de la lógica.

Sus pasos se hacían cada vez más sigilosos, no tenía la intención de querer asustar a su acompañante.

Ya estando cerca de la víctima, el híbrido no notó en lo absoluto su presencia, se encontraba en una especie de hundimiento en sus sombríos pensamientos mientras jugaba con el borde de la ancha camisa gris.

Al parecer, Jimin se quedó perplejo ante la agradable vista, viendo al híbrido con ojos lujuriosos pero a la vez deseosos, la camisa le quedaba más arriba de los muslos, sus piernas se mecían de un lado a otro provocando algo dentro del pelinaranja. Realmente parecía muy femenino.

Con mucho cuidado su dedo índice acarició la oreja derecha del híbrido a lo que él asustado se giró pegándose al extremo del mueble, sus brazos abrazaban su cola con desespero y miedo por la mirada tan tentativa de su amo, tal como su mal dueño le miraba cuando lo tocaba sin su consentimiento.

Para mala suerte del híbrido, Jimin no se dio por vencido, se acercó nuevamente, ante ese repentino acto el humano-felino trato de escapar pero una mano en su brazo se lo impidió, Jimin le cogía fuertemente su delicada muñeca.

- ¡Sueltame! No quiero - Suplicaba el híbrido pataleando con todas sus fuerzas, sin embargo no sirvió de nada puesto que Jimin tenia mejor entrenamiento físico y por lo mismo, mejor fuerza bruta.

- ¿A donde crees que vas?- La respiración del pelinaranja era lenta y pesada, su dedo pulgar acariciaba la mano del híbrido con cuidado de no soltarle en ningún momento- Tu y yo tenemos cuentas pendientes, al menos que quieras darme otra opción para pagar tu manutención aquí...- Jimin susurraba vacilante con una sonrisa socarrona en su rostro.

Arisco | Jikook | [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora