CAMILA CABELLO
Había pasado una semana entera. Sólo pude dar una cierta cantidad de excusas para la ausencia de Lauren antes de que Maddie supiera que algo andaba mal. Ya le había dicho que ella había tenido que irse a un viaje, que tenía que trabajar hasta tarde, y que tenía un resfriado. Me estaba quedando sin opciones. Ella me había sorprendido llorando al menos tres veces, y yo le había restado importancia, culpando a cualquier cosa, desde alergias hasta a mis lentes de contacto. Ella era una chica inteligente lo averiguaría tarde o temprano. Necesitaba tomar mi decisión o decirle. Mi estómago se revolvió en respuesta.
Cuando me fui de la casa de Lauren la semana pasada, estaba tan enojada con ella. ¡No necesito tiempo! Sabía lo que quería, y era a ella. No me importaba lo que tenía o lo malo que fuera el cáncer. Estábamos enamoradas y lo lograríamos superar, ¿no?
Eso fue hasta que crucé la puerta principal de mi casa. Vi el sofá donde había cuidado a Ethan después de sus numerosos tratamientos de quimioterapia. Pasé por delante de la habitación de invitados que finalmente se convirtió en la suya cuando tuvo que mudarse a una cama de hospital. Cuando me di una ducha, me acordé de que tenía que bañarlo cuando estaba demasiado débil para hacerlo él mismo. Me dejé caer como una pila sin valor en el suelo de la ducha, dejando que otra ronda de lágrimas se hiciera cargo. No entendía. ¿Acaso el destino me odiaba? ¿Por qué me daba amor sólo para que se terminara así?
Lauren era mi segunda oportunidad. Había pasado por el horror de perder a mi marido, y había llegado a un acuerdo con vivir mi vida sola. El destino se presentó y me dio a Lauren, y me enamoré. Era tan fácil, sabiendo que tenía toda una vida para amar a alguien nuevo. Pero todo eso me fue arrancado la semana anterior cuando Lauren me dijo que tenía cáncer. Ahora tenía que decidir lo fuerte que era, lo mucho que estaba dispuesta a rendirme de nuevo por amor.
Con Ethan no tenía opción. Él era mi esposo, el padre de mi hija. Permanecí asu lado y no habría cambiado nada. ¿Podría ser tan exigente con Lauren? ¿Podría en realidad marcharme?
No, no podría. Pero tenía miedo de dar el primer paso.
Caminé de un lado a otro por días, preguntándome qué estaba haciendo, cómo se estaba sintiendo, pero nunca fui capaz de dar un salto y caminar fuera de la puerta. La casa estaba en silencio ahora. Había estado muy callada últimamente. Mi buen amigo Silencio y yo habíamos estado saliendo un montón. Dinah, mi constante roca, había sido el gran distractor de esta semana, llevando a Maddie por toda la ciudad. Habían estado en el zoológico y fueron a un partido de béisbol. Maddie estaba en el cielo y yo no podía agradecer a Dinah lo suficiente.
Necesitaba tiempo a solas, tan egoísta como era.
Era la mitad de la tarde y yo permanecía en la cama. De nuevo. Al menos me había bañado y vestido. Supongo que eso contaba como algo. Halé la sábana más cerca, metiendo mi barbilla entre mis rodillas, y envolví mis brazos alrededor de ellas como un niño. A estas alturas, Lauren probablemente pensaba que la había abandonado. Me dijo que me tomara tiempo, pero ¿cuánto tiempo pensó que necesitaría?
Una persona normal, una buena persona, hubiera sólo dado vuelta a su auto y regresado a declarar su amor eterno. Pero aquí estaba yo, una semana después, acurrucada en posición fetal, ¿a la espera de qué? ¿No debería estar lista ya?
Lista...
Camila, eres una completa idiota. Con el corazón acelerado, alcancé la mesita de noche y cogí la carta que había sido su único ocupante durante los últimos tres años. Corriendo abajo, agarré las llaves del coche y me dirigí hacia la puerta al único lugar en el que sabía que tenía que estar. El único lugar en el que podía estar cuando leyera esta carta. Con Ethan. Me detuve en el antiguo cementerio y caminé por el sendero que había atravesado tantas veces antes, escuchando el suave susurro y gemido de los árboles a medida que avanzaba. Con el tiempo, llegué a mi destino, mirando el lugar en el que habíamos dejado a Ethan descansar tres años antes, cuando yo pensaba que mi vida estaba arruinada y que nunca podría estar completa otra vez. Y ahí estaba de nuevo, sintiendo que mis paredes se derrumbaban a mi alrededor. Lo necesitaba, así que me arrodillé y empecé a hablar.
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WHEN YOU'RE READY
FanfictionAños después de sufrir la trágica muerte de su esposo, Ethan, que la dejo sola para criar a su joven hija, Camila Cabello aun aferra la ultima carta que él le escribió con las palabras "Cuando estés lista" escrita en su familiar escritura desordenad...