CAPITULO 12

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CAMILA CABELLO 


―¿Hola? ― contesté, tratando de hacer malabares con el teléfono en una mano y el termómetro en la otra.

― ¡Eh, tú ― La voz melódica de Lauren llenó las ondas de radio entre nosotros, haciéndome sonreír y sonrojar a pesar del caos a mi alrededor. Había pasado una semana desde nuestra escapada al baño. ¡Todavía no podía creer que había tenido sexo en un baño público! El tiempo que pasamos en el club no fue lo suficiente para apagar el fuego que habíamos creado, y pasamos toda la noche en la casa de Lauren haciendo el amor. Finalmente conseguí la oportunidad de lamer cada centímetro de su delicioso cuerpo, y fue divino.

― Hola, ¿cómo te fue hoy? ― le pregunté mientras insertaba el termómetro eléctrico en el oído de Maddie y comenzaba la espera de diez segundos que me diría si tendría que llevarla o no, al consultorio del doctor. Tal vez podría llevarla con Lauren, pensé en tono de broma.

― Bueno ― respondió ―. Fui a trabajar. Hice el tipo de cosas heroicas de siempre. Salvar vidas, patear culos. Lo que sea. ― Puse los ojos en blanco al reír ―. Estaba a punto de salir a correr, pero quería ver a qué hora querías que te recoja esta noche ― preguntó. Estaba tan feliz e iba a arruinar por completo su estado de ánimo.

― Tengo que cancelar. Maddie está enferma ― me disculpé mientras movía a Maddie de mis brazos al sofá. Se acurrucó en mis brazos, reajustándose a sí misma en una bola mientras trataba de mantener el termómetro constante.

― ¿Está enferma? ¿Está bien? ¿Cuáles son sus síntomas? ― recitó una pregunta tras otra, su humor desapareció y ahora en completo modo doctora. Al darme cuenta de que el termómetro ya había hecho bip, lo saqué de su oreja mirando los resultados.

Bien. No tenía fiebre.

― Nada serio. Solo se quejó de un malestar estomacal y no quiere comer. Ha estado aletargada durante todo el día. Su temperatura es normal por lo que no es nada grave. Pero todavía prefiero quedarme en casa con ella. Lamento cancelarte.

― No tienes nada por lo que disculparte ― me aseguró Lauren ―. Maddie tiene prioridad sobre todo. No lo haría de ninguna otra manera. Vamos a tener cientos de otras tardes para pasar juntos, pero esta noche Maddie te necesita. Cuida de mi princesa ― pidió antes de colgar.

Nos acurrucamos en el sofá con una manta mientras Maddie veía Dora la Exploradora. Odiaba seriamente esa caricatura. Realmente creía que fue creada para reducir poco a poco el cerebro de los padres en pequeñas partes. Hice mi mejor esfuerzo para no concentrarme en eso mientras pasaba los dedos por los rizos de color castaño de mi hija. Lauren había planeado llevarme al cine esta noche. Era algo que todavía teníamos que hacer. Ya habíamos hecho muchas cosas juntos, incluyendo ir en excursiones y visitas a museos. Hemos estado en numerosos restaurantes e incluso llevamos a Maddie a una película, pero nunca habíamos ido por nosotros mismos. Me moría de ganas de acurrucarme con ella en esa sala oscura mientras veíamos una película y compartimos una Coca - Cola de cereza. Sonaba cliché y estúpido, pero era una de esas cosas clásicas que hacías con la familia, y quería compartirla con ella. Pero Maddie me necesitaba, y yo era primero una madre. Ella era mi constante y una de las únicas razones por las que fui capaz de regresar después de que el dolor de la muerte de Ethan amenazó con tragarme entera. Si hubiera estado sola y su preciosa vida no hubiera estado allí, dependiendo de mí para levantarme cada día, probablemente nunca me habría recuperado realmente. En cierto modo, le debía a esa pequeña niña de cuatro años mi vida. Me había salvado de mí misma, me obligó a recoger los pedazos y ser una persona más fuerte de lo que hubiera sido capaz.

WHEN YOU'RE READYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora