Capítulo 11: La ciudad nocturna

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Capítulo 11: La ciudad nocturna

Tras volver a la biblioteca, todo estaba tranquilo. Daemon estaba concentrado en un libro el cual tenía un aspecto bastante antiguo y numerosos glifos. Estos parecían marcas como la de mi mano, la cual ahora poseía un aspecto negro y en vez de tener un aura algo brillante parecía totalmente lo contrario.

Daemon leía con tanta atención que si se dio cuenta de que yo pasaba por delante, ni si quiera se molestó en levantar la vista del libro; por lo que decidí tomar uno de los libros que allí se encontraba. Tomé uno que poseía los mismos signos que en el libro de Daemon pero se diferenciaba en que este poseía una piedra roja incrustada en el centro.

Lo abrí con cuidado debido a su aspecto frágil y a la extraña textura que me indicaba que nadie se había molestado en tocarlo desde hace años.

Las primeras páginas hablaban sobre la creación del mundo pero, donde se esperaba que hablara sobre cómo este se había creado, repentinamente cambiaba de tema; hablaba sobre la aparición de la maldad y de la obediencia que las criaturas darían a quien poseyera el don de ella.

Antes de que pudiera leer más sobre el tema, Daemon se encontraba mirándome situado justo delante de mí; algo que no esperaba, pues ni lo había oído moverse. Supongo que a veces leer es tan adictivo y fantástico que la realidad desaparece y da paso a una nueva realidad, formada en letras que cobran sentido en tu cabeza.

- Al fin te dignaste a aparecer, nos tenías preocupados ¿sabes? - Daemon lo decía con su particular sonrisa y confianza en sí mismo. Su forma de hablar me recordaba a alguien que aprendió a ver cómo actuarían o cómo piensan los demás; que está analizándote continuamente, pero que lo enmascara como si en verdad no le importaras nada. Porque incluso en algunas ocasiones, aunque no pueda evitar analizarte, no te prestará mucha atención.

-Se nota vuestra preocupación, ¿dónde está Lucas?

- Fue a buscarte pero me temo que la guardia llegará antes.

-¿La guardia?

Tras poner una cara de asombro por su parte, me di cuenta de que se suponía que debía saber quiénes eran, pero al solo mirarlo esperando la respuesta suspiró y contestó.

- ¿Lucas no te lo dijo? La guardia es la encargada de proteger a la ciudad nocturna, dan sus vidas por las personas que allí se encuentran, y se encargan de proteger al reino de otros reinos y criaturas.

- Ohh... claro, ahora hay reinos, y muchos más de vosotros. ¿Algún otro pequeño detalle que se os haya olvidado decirme?

- Varios, pero lo más importante es que te qu...

-¡Skyler! ¿Dónde estabas? ¡Andaba buscándote por todas partes! ¡Llegué a pensar que estabas herida!- Lucas llegó corriendo, su paso se semejaba al ruido de un relámpago en la lejanía, algo ruidoso pero en su mayoría inofensivo.

No tuve tiempo para responderle ni para presentarle mi decepción; pues en el centro de la sala el suelo comenzaba a girar, haciendo que una línea de luz pasara a través de las grietas de este, y formaban signos a medida que el suelo giraba. Al finalizar, un círculo con símbolos quedó brillando en medio de la habitación y una pared de agua, parecida a la que vi cuando mi padre fue secuestrado, empezaba a formarse inexplicablemente en contra de la gravedad. Las paredes de agua se levantaron, siguiendo el brillo y los símbolos del suelo para luego caer y desaparecer, dejando solo a unos 20 hombres en unas armaduras plateadas en medio del círculo. Entre ellos en particular uno destacaba, pues iba con una túnica negra y sin ninguna armadura encima. Sin darme cuenta de cómo lo había soltado, oí como el libro que segundos antes tenía en mano caía al suelo.

-¿Melissa...? - El hombre que debía tener como mucho unos 30 años me señalaba y parecía sorprendido y asustado al mismo tiempo.- Atrápenla y llévenla en calidad de testigo a la ciudad nocturno.

Sentenció estas palabras aún firme y mirándome. Engel había aparecido en mi mano y mi marca brillaba, pero algo iba mal, tenía un brillo opaco y débil parecido al brillo que una vela deja cuando intenta sobrevivir al viento.

Los hombres alzaron sus arcos y 4 de ellos se acercaron con espadas en mano en mi dirección. Sin embargo, uno de los soldados disparó y ante mis ojos veía como una vez más mi vida volvía a cambiar drásticamente y se convertía en un mundo de pensamientos y de incógnitas que parecía que jamás me dejaría vivir tranquila.

La flecha se clavó en la piel y un alarido débil llenó la sala ante la estupefacción de lospresentes.    

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