Esperaba. Eso era todo lo que hacía. Estaba esperando, de pie frente al auto de Yoongi a que mi amigo saliera del edificio para poder irnos. Yo sólo me quedaba ahí, frente a la puerta cerrada del copiloto, mirando mi reflejo en el vidrio de la ventana sin mover, aunque fuera un músculo.
Ése reflejo me miraba con gesto neutro. No había una sonrisa, no había algún brillo de emoción. Permanecía opaco y sumido en un estado de silencio sombrío.
Ya estábamos en primavera, así que ni me inmuté cuando unas pequeñas gotitas comenzaron a caer sobre la ventana en la que me miraba, aún sin el volumen adecuado para que yo las sintiera realmente como agua en mi piel. El cielo estaba gris y el viento soplaba frío. Antes, hubiera encontrado aquel clima reconfortante, pero en los últimos meses me habría hecho añorar un lugar cálido y cómodo a lado de la persona que más amaba. A la única a la que amaba.
"Y esa persona, al parecer no existe..."
Una vez que Bang Yong Guk nos revelara la identidad de Jinx, el reconocido asesino y fiel apoyo de Rap Monster, comencé a escuchar a mis oídos zumbar como si fuera un mecanismo de autodefensa que no había logrado activarse a tiempo, ya que yo ya había escuchado aquella verdad cortante y helada.
Me puse de pie casi por inercia, y pedí al guardia que me abriera la celda; al instante en que lo hizo yo salí corriendo, deseando alejarme de Yoongi y de Bang Yong Guk, deseando correr tan rápido y tan lejos que ya no pudiera volver jamás a aquella pesadilla que me estaba haciendo arder las entrañas.
Sin embargo, mi épica carrera había terminado al salir de la penitenciaría, que como se hallaba rodeada por ése altísimo rejado con púas, lleno de más exagerada seguridad, yo no podría dejar el lugar si no lo hacía en el auto de Yoongi, que estaba en el pequeño estacionamiento que había frente al edificio. Y para colmo, Yoongi seguía allí adentro con las llaves.
Quise derrumbarme, quise dejarme caer en la grava y lastimarme las rodillas; que sangraran, que dolieran, que pudiera sentir un sufrimiento tan fuerte que lograra sofocar aquél que me estaba cortando la respiración y que me estaba consumiendo.
Mi pulso era lento, pero cada latido parecía enviar alguna especie de veneno por mis venas en lugar de sangre. Sentía mi sistema circulatorio enfermando, quemándome como si el líquido vital estuviera conformado por un corrosivo ácido. La bomba principal temblaba cada vez que palpitaba; lo hacía con fuerza, con rabia, con deseos de contaminar mi cuerpo y destruirlo.
Toda acción me dolía, inclusive respirar. Trataba de inspirar hondo para apaciguar mi creciente desesperación, pero cada vez que lo hacía era como si algo filoso se clavara en mis pulmones, obligándome a respirar una vez tras otra en jadeos cortos que sólo aceleraban el bombeo del corazón, apresurando el doloroso procedimiento de envenenamiento.
Mis piernas flaquearon y tuve que recargar mis manos contra la puerta del auto, sintiendo las pequeñas gotas mojar mis manos al contacto con el metal salpicado de lluvia. Exhalé temblorosamente, notando como el vaho se impactaba en el vidrio mientras yo cerraba los ojos con fuerza.
"Que se detenga. Por favor, que se detenga. Siento como si estuviera muriendo de cien distintas formas al mismo tiempo... y lo peor es que aun así continúo vivo... simplemente no me muero... simplemente no se termina..."
- ¡Termina, maldita sea! –grité antes de golpear el vidrio con el puño cerrado.
El aliento se me escapó en otra exhalación que vibró desesperanzada. Escuché pasos, y me di cuenta de que Yoongi se acercaba. Yo no hice nada al respecto; si le hablaba, si lo veía... seguramente reafirmaría las palabras de Bang en un semblante serio y una voz ligeramente afectada. No podía, ya no podía más...
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Seducción Homicida **Jinkook**
FanficUna noche como todas en la Morgue. Kim SeokJin solo tiene que encargarse de un cadáver más... lo trajo la policía, nadie lo ha identificado aún. Corre el cierre de la bolsa y examina el cuerpo. Sin embargo...está respirando. Jin lo reanima horroriza...