Capítulo 4

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Este capítulo es un poco más largo que los demás. Espero que lo disfruten.

Al lado derecho, una foto de Sofía (Christina Hendricks)

 Capítulo 4

Llegó el viernes, las tres amigas se encontraban en casa de Wanda.  Carolina lucía una falda corta mahón y una blusa marrón sin mangas, y sus sandalias eran sin tacos, haciendo combinación con su blusa. 

Mientras daba vueltas por la casa, se ponía cada vez más nerviosa.  Era la primera vez que salía con alguien desde la ruptura con Rafael.  De repente escuchó que tocaron a la puerta.  Wanda inmediatamente se dirigió a abrirla. 

-Cómo estás Jorge?-

-Bien, Wanda, y tú?-

-Muy bien, adelante.  Te presento a mi amiga Luisa-

-Hola – dijeron ambos al mismo tiempo

-Y está- decía Wanda mientras agarraba a Carolina por la mano – es Carolina.  Carolina, él es mi amigo Jorge-

Ambos se miraron y estrecharon sus manos.

-Hola- le dijo Jorge con una sonrisa plasmada en su rostro

-Hola – le respondió tímidamente Carolina

Jorge era un hombre delgado, alto; mucho   más que Carolina, trigueño y con una sonrisa encantadora. Todos en la sala estaban en silencio.  Jorge no le quitaba los ojos de encima a Carolina, y sin dejar de hacerlo, decidió tomar acción antes de que a Wanda se le ocurriera decir uno de sus ‘encantadores’comentarois.

-Nos vamos?- preguntó tomando de la mano a Carolina

-Seguro – volteó a mirar a sus amigas y dijo – nos vemos mañana- y sin decir más palabras, ambos salieron de allí.

De camino a su destino, ambos hablaron sobre sus vidas; lo que le gustaba, pasatiempos, música, películas.  Descubrieron que ambos compartían la misma pasión por la música.

Fueron a un restaurante muy acogedor, a orillas de la playa.  Jorge abrió la puerta del auto y la tomó de la mano, y de esta forma, caminaron hasta el restaurante.  Este fue todo un caballero con ella y luego de cenar, decidieron caminar por la playa.

Jorge la tomó nuevamente de la mano, entrelazando sus dedos. Carolina se deleitaba mirando la hermosa imagen frente a sus ojos; como parecía que la luna se unía con el mar.  A pesar de que le encantaba la playa, eran pocas las veces que la había visitado de noche.

-Qué pasa por tu mente? Te ves algo distraída.- le preguntó Jorge al oído.

Carolina despertó de sus recuerdos.  De la última vez que se había sentido tan bien al lado de alguien, de cuanta paz sentía.

-Nada en específico.- le contestó mirándolo a los ojos – la noche está hermosa.

-No más que tú – le respondió este mientras cerraba el espacio que los separaba de Carolina.  La miraba fijamente a los ojos; ojos que aún encerraban la tristeza que llevaba en su corazón.  Unos ojos marrones que cautivaron a Jorge desde el momento en que vio a Carolina.

Ella se quedó mirándolo fijamente también.  Miles de pensamientos corrían por su mente, mientras Jorge se acercaba cada vez más.  Cuando sintió que los labios de Jorge rosaban los de ella; esta movió su rostro hacia el lado, no quedándole más remedio a él que darle un beso en la mejilla.

-Disculpa, pero no sé si sea lo correcto – le dijo ella aún sin poder mirarlo.

-Está bien.  Creo que fui un poco apresurado.  A penas y nos conocimos hoy.  Además, sé que no debe ser fácil superar una relación de tanto tiempo –

Ante estas palabras, Carolina quedó sorprendida.  No podía creer lo que Jorge le acababa de decir.

-Cómo sabes eso? –

-Wanda me dijo todo lo que te sucedió con tu ex.  De veras que es un inepto, no sabe lo que perdió –

Carolina se sonrojó al escuchar las últimas palabras, pero inmediatamente fue sustituido por coraje.

-Como fue capaz de contarte mi vida! Eso me corresponde a mí, si algún día te lo decía o no.  Definitivamente, acabó de cruzar la raya!-

-No te molestes con ella, yo fui un tonto.  No debí hacerte el comentario.-se podía notar en los ojos de Jorge, que estaba arrepentido por haber hecho el comentario.

-Pero es que no es su problema.  Yo sé que ella no soporta a Rafael y que quiere que yo deje de sufrir, pero igual no le da el derecho de contar mi vida privada.-

-Trata de entenderla por un momento.  Ella quiere lo mejor para ti. –

-A veces siento que lo que quiere es dominar mi vida – Carolina suspiró – puedes llevarme a mi casa?-

-Solo si me prometes algo –

-Dime –

-Que volveremos a vernos, o por lo menos, que me llamarás –

-Claro que sí; no lo dudes –

Jorge la abrazó por unos instantes.  Luego de esto, puso su mano en la cintura de ella y caminaron hacia el auto.

El tiempo te encontraraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora