Ya en casa

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Joder. No me lo podía creer. ¿Cómo pasó? No recordaba nada. Nada de nada. Pero, al fin, estaba en casa. Todavía me dolía el brazo por la vía que me introdujeron en la vena, de esas que te pasan la comida y el suero. Aquella sensación de frescor en mis venas cada vez que goteaba el suero era increíble. Me gustaba esa sensación. Pero bueno, parece que tendré que olvidar el frescor que recorría mis venas.
-¿Que haces mirando a la sopa?
-Pensar, mamá. Pensar.
-Pues deja de pensar y cómetela que se enfría.
Si te parece va a empezar a hervir...
Ya comí, y me fui directa a la ducha. Por fin me podía duchar con tranquilidad. Puse el agua casi fría, ya que hacía demasiado calor. Sentía como cada músculo se relajaba, cada gota de agua fría que recorría mi cuerpo. Me dio un escalofrío. Me reí sola y comencé a lavarme el pelo. Lo tenía súper sucio. Me daba asco a mí misma.
Al salir de la ducha me seque el pelo y me vestí con lo de siempre y comencé a maquillarme. La gente piensa que las chicas (o chicos) que se maquillan es para verse más "guapas", pero en mi caso yo lo hacía como desahogo. Mis ojos eran un lienzo, y yo la artista. Cada día aplicaba de forma diferente las sombras; más oscuras cuando estaba triste, o más coloridas cuando estaba alegre. Comencé a delinear el ojo con el mítico eyeliner líquido. Sentía que le daba más expresión a mis ojos con cada trazo que marcaba mi línea superior de las pestañas. Mucha gente me preguntaba qué como hacia ese delineado tan marcado y preciso, a lo que yo contestaba tan solo hace falta práctica y paciencia.
Cuando ya terminé de maquillarme me cepillé el pelo y salí directa a la calle. Cogi mis auriculares y comencé a escuchar música mientras llegaba el bus hacia la parada. Me adentré en el bus y busque con la mirada a oihane y a Mery. Se encontraban al final del bus. Me acerqué a ellas y las saludé, me senté con ellas y comenzamos a hablar durante el trayecto.
-¿Y cómo se siente cuando te ponen la vía en la vena?
-Ay Oihane... pues es como si te sacarán sangre. Solo que al final notas un click y comienzas a sentir frescor en la vena.
-¿Y es verdad que no te da hambre después?
-No, la verdad que no. Yo apenas comía, ya que el suero traía todos los nutrientes y sales minerales necesarios. Me sentía muy hinchada como para comer nada.
Seguimos hablando de miles de cosas más hasta que llegamos a la ciudad. Nos dirigimos a la ciudadela dónde se encontraban más amigos que hice ya hace un tiempo.
Las tarde se pasó muy rápido, y me lo pasé genial. Ojalá todos los días de mi vida fuesen así.

Simplemente mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora