—Mierda, mierda, mierda —murmuré una vez llegué a mi asiento mientras me encogía todo lo que podía en él con la esperanza vaga de que me hiciera tan pequeña que desapareciese. ¿Qué me había pasado? Había perdido totalmente el control, había sido como... si volviese a la adolescencia.
—¿Te encuentras bien? Pareces alterada —dijo Mike observándome con detenimiento—. Estás roja. No tienes fiebre, ¿verdad? Sería una putada que te pusieras mala justo la semana de vacaciones.
¿Roja? Fulminé a mi amigo con una mirada. "Gracias, Mike. Eso hace que esté mucho más tranquila" pensé mordiéndome la lengua para controlarme y no decirlo en alto.
—No tengo fiebre —gruñí enfadada—. Lo que pasa es que me he encontrado con Chris.
—¿Chris? ¿Quién es Chris? —De repente se le abrieron mucho los ojos y su cara se iluminó—. ¿No será Chris el capullo? —preguntó con los ojos brillantes de alegría. ¿Por qué se alegraba? No era algo bueno, era algo malo—. ¿No será el Chris por el que estuviste babeando durante meses pero no tuviste el valor de llamar?
—No estuve babeando por él —me quejé. ¿Lo veis? Por eso no era bueno, porque durante un tiempo me dejó noqueada. Una tontería porque sólo había estado con él encerrada en un ascensor durante dos horas resolviendo un mal entendido de la adolescencia, pero algo pasó porque los meses siguientes no me lo pude quitar de la cabeza. Algo que por supuesto no pensaba admitir en alto—. Sólo dije que me había parecido interesante la situación que viví con él.
—Ya... y lo divertido que era y simpático y...
Estaba abriendo la boca para negar todo lo que acababa de decir Mike cuando Chris se materializó a su lado. Se me revolvió el estómago en el acto. ¿Habría escuchado lo que había dicho Mike? Le analicé a la espera de que su rostro reflejase cualquier indicio de que así era, pero si oyó algo no dio muestras de ello. Por el contrario tenía el rostro algo pálido. Se despeinó su pelo rubio con la mano antes de hablar.
—Hola... —dijo pasando la vista de Mike a mí y de nuevo a Mike—. ¿Te puedo robar a Karen unos minutos?
—Sí
—No —dijimos a la vez Mike y yo.
Mike y yo nos conocíamos muy bien, tan bien que en más de una ocasión no necesitábamos palabras para comunicarnos. Con una simple mirada éramos capaces de decirnos las cosas, y siempre funcionaba... O siempre que queríamos que funcionase, porque estaba claro que hoy Mike quería hacerse el loco y por mucho que le miré diciendo "ni se te ocurra", me ignoró y se dirigió a un Chris confundido que nos observaba sin entender nada.
—Claro, conmigo tiene los temas de conversación agotados —dijo incorporándose de su asiento para dejarme salir. Impotente ante la situación, salí de mi escondite. Una vez fuera, Mike se volvió acomodar en su sitio—. No os preocupéis por mí y tomaros todo el tiempo que necesitéis, me encanta la peli que están echando —finalizó mientras se ponía los auriculares para concentrarse en la película. Le miré incrédula a sabiendas de que odiaba las películas de terror. Pero Chris no se molestó mucho en analizar los comentarios de mi amigo, en cuanto éste le dio el visto bueno me cogió de la mano y me guió un par de filas más atrás.
Chris se sentó arrastrándome a mí al asiento contiguo. Nos quedamos en un silencio incómodo en el que aproveché para asesinar con la mirada a Mike que ya no prestaba atención a la película y en lugar de eso me daba su aprobación sobre Chris. ¡Estupendo! Ahora le volvía la capacidad para entenderme con la mirada, bien pues yo no me iba a quedar corta y le declaré lo enfadada que estaba con él. Pero sólo recibí un guiño y "un buena suerte". Idiota. No necesitaba buena suerte, lo que necesitaba era...
—Pensaba que ya habíamos hecho las paces. —Escuchar el reproché junto a mí hizo que mi atención volviera a mi acompañante. Chris me miraba con el ceño fruncido. Vale... quizás sí que necesitaba la buena suerte—. Pero ya veo que sigues enfadada.
—No... no... estoy enfadada —conseguí balbucear con los ojos como platos y sin entender nada.
—Entonces, ¿por qué no quieres hablar conmigo? Te sigo dando miedo —sentenció con rotundidad.
Era cierto que en otro tiempo Chris me aterrorizaba. Pero todo cambió tras nuestro encuentro en el ascensor, ya no sentía temor por Chris... ¿o sí?
—¡Que va! No me das ningún miedo —dije con toda la indignación que pude, aunque la verdad era que Chris me intimidaba. Y más teniéndolo tan cerca de mí. Por cierto, ¿siempre había sido tan guapo?—. Además, hemos estado charlando hace un rato —continué sonriendo para parecer lo más tranquila posible.
Aunque no surtió efecto y le debí de parecer una desquiciada porque frunció el ceño y se quedo observándome. Sí, observándome de esa forma tan característica suya que había olvidado. Otra vez, claro, porque no me pasó desapercibido el repaso que me dio cuando me choqué con él. Y seguro que lo que vio le sorprendió, en nuestro último encuentro iba vestida para una entrevista de trabajo con un traje elegante y zapatos de tacón. Pero ese no era mi verdadero yo, mi verdadero yo eran mis Dr Martens, mis pantalones de pitillo negros y mis camisetas negras de tirantes. Mucho más parecido a mi estilo de la adolescencia, mucho más parecido a cuando para él yo era Morticia, el mote con el que me bautizó en el instituto.
Sentí cómo se me revolvían las tripas y cómo el mal humor se instalaba de golpe dentro de mí.
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Morticia 2
Short Story¿Os acordáis de Karen y Chris? ¿Qué pasó después de su encuentro en el ascensor? Pues voy a ser mala y no os voy a decir nada, si queréis saberlo sólo tenéis que entrar en la historia ;) Morticia 2 es la continuación de Morticia, aunque se pueden le...