Karen

2.7K 374 22
                                    

Cómo Chris había conseguido ocultar a su familia su miedo a las alturas durante tanto tiempo se escapaba a mi entendimiento, pero que mantener esa situación no era sano sí que lo entendía y por eso pensaba ayudarle. Al fin y al cabo éramos amigos, ¿no?

Sin dudarlo me puse en pie y me encaminé hacia la novia de Chris. Estaba ya frente a ella dispuesta a resolver aquella locura cuando una mano me tapó la boca. En seguida supe quién era el propietario de la mano por su olor. ¿De verdad ya había memorizado su colonia en apenas quince minutos? ¡Madre mía, tenía un problema muy serio!

—Se le va un poco la cabeza —dijo Chris a su novia pegándome contra su cuerpo—. No hay que hacerla mucho caso. Ahora, si no te importa, Lisa, tengo que charlar un rato con ella.

La tal Lisa me miró con cara de asco mientras Chris me arrastraba a nuestros nuevos sitios. Cuando me liberé de sus manos me giré para enfrentarme a él.

—¡El único loco aquí eres tú! —dije sintiendo cómo el enfado hacia Chris crecía en mi interior. ¿Por qué? Bueno... no existía un motivo decente para enfadarme con Chris, simplemente era porque su novia me había mirado como un despojo humano. Así que a él, como novio, le tocaba aguantar el chaparrón. ¿Cómo podía tener tan mal gusto? Desde luego le tenía en mucha mejor estima, esa mujer era una estirada con aires de diva. Pero Chris no se achicó, en lugar de eso me miró furibundo mientras decía:

—No le vas a decir nada a Lisa, ¿entendido?

No me lo podía creer. ¿Me estaba amenazando para ocultar una tontería así? Era su novia, ¡por el amor de Dios! Si le quería no le importaría que Chris tuviese miedo a volar. Debería quererle con sus cosas buenas y malas. Chris tenía que entenderlo. Aunque claro, después de haberla conocido tenía mis dudas de que le aceptase tal y cómo era.

—Estás siendo irracional. Deberías de asumir que tienes un problema —dije cruzándome de brazos y mirándole inquisitivamente.

—¿Qué yo tengo un problema? —dijo ofendido—. Mira quién fue hablar, la que todavía me tiene miedo después de que hayan pasado seis años y me haya disculpado.

—Ya te he dicho que no te tengo miedo. 

Aquello no estaba yendo por buen camino...

—Entonces, ¿por qué no querías hablar conmigo? —preguntó de forma tozuda.

¿Por qué no quería hablar con él? Aaah... tenía un buen motivo para no querer hablar con él; el mismo motivo por el que recordé su colonia en tan poco tiempo, el mismo motivo por el que el corazón se me aceleró cuando me pegó contra su pecho y el mismo motivo por el que me molestaba tanto su novia. Porque todavía sentía algo por él. Pero Chris no podía enterarse de aquello. No, ni en broma. Pasando de que me tomase por una loca, por qué a ver, ¿quién en su sano juicio se queda colgada del chico que le martirizó en el instituto? Vale que se había disculpado, pero aun así sólo estuvimos juntos dos horas. En dos horas no daba tiempo a conocer a otra persona y de eso hacía... ¡¡un año y dos meses!! —¿Debería de preocuparme recordar tan bien del tiempo que había pasado?—. Además de que Chris y yo éramos totalmente diferentes, tan sólo había que mirarnos para darse cuenta. Aunque todo aquello daba igual. Lo importante era que todas las hormiguitas del estómago que habían aparecido desde que había visto a Chris no podían ser otra cosa que nervios por ver a un viejo amigo. "Sí, eso tiene mucho más sentido" pensé satisfecha pero sin tener una buena respuesta para Chris.

—Porque... porque... —comencé a balbucear mientras buscaba una excusa que me hiciese salir del paso. Y fue en ese momento cuando en mi cabeza apareció el rostro sonriente de Mike—. Porque a Mike no le gusta que hable con otros chicos.

Chris puso cara de disgusto a la par que desviaba la vista en dirección a Mike. Hice lo mismo. El bueno de Mike, ajeno a nuestra disputa, hablaba alegremente con la azafata. "Voy a ir al infierno" pensé sintiendo cómo la culpa me carcomía.

Morticia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora