Karen

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—Di algo —susurró Chris con una sonrisa tensa.

Parpadeé un par de veces saliendo de mi aturdimiento momentáneo. No sabía si había sido mi impresión o Chris hacía unos momento me había intentado insinuar algo. "Los polos opuestos se atraen" había dicho. ¿Como él y yo? Desde luego, Chris y yo éramos como el día y la noche. Y nunca mejor dicho. Él con su camiseta naranja, sus vaqueros azules desgastado y sus New Balances azules y blancas, y yo... pues como siempre, de negro. Sí, desde luego Chris y yo éramos polos opuestos, él pegaba más con su novia. Una chica rubia de mirada gatuna que brillaba tanto por su bisutería como por su estupidez. Vale... estaba celosa, no lo podía negar.

—¿Como tú y tu novia? —Escuché que salía de mi boca con desdén.

Noté cómo Chris se incómodo en el momento, hasta juraría que se le sonrojaron las mejillas. Apreté los labios al ver su reacción.

—Bueno... sobre eso... —comenzó Chris acariciándose la nuca en un gesto que ya había reconocido que hacía cuando reflexionaba sobre algo—, tengo que contarte una cosa...

Chris fue interrumpido por la voz del piloto que empezó a sonar por megafonía avisando que en unos minutos comenzaríamos con el descenso. Me dio la sensación que Chris maldecía, pero no le presté mucha atención porque justo en ese momento alguien paró frente a mí. Se me revolvió el estómago al reconocer el vestido turquesa.

—Chris —le llamó su novia con cara de disgusto. No se la veía muy feliz, y en parte no me extrañaba, al final su novio se había hecho el viaje junto a otra chica—. Deberías de volver a tu sitio —dijo ésta más como una orden que como una petición.

—Eh... Lisa. —La cara de Chris volvía a estar de un color blanco enfermizo. Negué con la cabeza irritada. Aquello era estúpido e insano. Chris no podía seguir con aquella mentira. Pero ni Chris pudo continuar con su mentira ni yo pude intervenir para poner fin a aquella estupidez porque fuimos interrumpidos por Mike.

—Hey Karen. ¿Te importa si te cojo el MP3?

Levanté las cejas al escuchar la pregunta de Mike, ¿desde cuando Mike me pedía algo y no lo cogía sin más? En cuanto mis ojos se cruzaron con los suyos lo entendí. No venía a pedir nada... ¡¡Tan sólo quería cotillear!! Ignoró mi gesto de enfado para prestar atención a Chris, al que le dedicó una de sus sonrisas pícaras.

—No nos hemos presentado antes. Soy Mike —dijo ofreciéndole la mano. Le pensaba matar cuando bajásemos del avión.

—Chris —respondió éste serio mientras aceptaba su mano.

Luego Mike se presentó a Lisa, que miró su mano unos segundos antes de ignorarla para dirigirse a Chris.

—Chris, tenemos que hablar.

—Todo un encanto —murmuró Mike. Reprimí una sonrisa de complicidad cuando Lisa lanzó una de sus mirada despectivas a mi amigo.

—Lisa... —comenzó de nuevo Chris algo incómodo.

—Por favor, señores, vuelvan a sus sitios, el avión va a comenzar con el descenso.

Cuatro pares de ojos se posaron en la azafata que nos había atendido durante todo el vuelo.

—Me volveré a mi sitio cuando ellos vuelvan a sus sitios —dijo Lisa señalándonos a Chris y a mí.

El rostro de la azafata se giró hacia nosotros mientras se le dibujaba una sonrisa tan tensa que me dio la impresión que le tenía que doler la cara. Definitivamente, nos odiaba.

—Yo... creo que deberíamos volver a nuestros sitios —dije intimidada por las miradas tanto de la azafata como por la de Lisa.

Ya había tenido bastantes emociones durante el vuelo, podía pasar de añadir a ellas una pelea con la novia de un ex compañero de clase. Antes de que pudiera hacer ningún gesto sentí cómo el brazo de Chris me rodeaba los hombros.

—¿Y qué pasa con lo que me has contado? —Giré mi cabeza hacia Chris que ahora estaba a apenas un par de palmos de mi rostro y le miré como si le hubiese salido un tercer ojo.

—¿Qué... qué te he contado?

—Ya sabes... —Hizo un gesto con la mano para que me animase a hablar mientras alzaba las cejas como si tratase de decirme algo. No tenía ni idea de a qué se estaba refiriendo. Negué con la cabeza sin comprender—. Tu miedo —dijo él para animarme.

Mi rostro se puso igual de pálido que el suyo. ¿A qué miedo se estaba refiriendo? Miré aturdida a mi amigo pidiéndole socorro, pero parecía tan interesado como el resto por saber a que miedo se refería Chris, así que tan sólo me sonrío animándome a que desvelase "mi miedo".

—No sé de qué hablas —dije más tensa. Chris me sonrió con ternura.

—Tranquila, Karen, no tienes por qué avergonzarte. Es algo muy normal. Todo el mundo le tiene miedo a algo —me dijo dándome un par de golpecitos de ánimo en el hombro antes de retirar su brazo y decirle al resto—: A Karen le da pánico volar y me ha pedido que me quede con ella hasta que aterricemos. Dice que se siente más tranquila si me quedo junto a ella —dijo Chris mientras alzaba los hombros dando a entender que no tenía más remedio que cumplir mi petición.

La boca se me abrió atónita a lo que estaba escuchando.

—Yo... no... no... tengo...—comencé a tartamudear demasiado perpleja para conseguir decir una frase coherente.

—Karen —me llamó Mike con un gesto serio que no me creí—, por mí no hay ningún problema que te quedes aquí si tú te sientes más tranquila. No quiero que te entre un ataque de ansiedad como te pasó la última vez que volamos. —Observé a mi amigo sin dar crédito a lo que oía.

—Yo creo que es mejor que continuemos sentados aquí —concluyó Chris dirigiéndose a la azafata.

Ésta nos miró unos segundos con desconfianza hasta que al final dijo:

—Supongo que no hay problema en que permanezcan en estos asientos si al resto de los pasajeros no les importa.

—Por mí no hay ningún problema —dijo Mike mientras me regalaba una de sus mejores sonrisa. ¿He dicho que pensaba matarle? No, pensaba hacerle picadillo. Vaya amigo de pacotilla.

Todos los ojos se posaron en Lisa que me observaba como si fuera el peor insecto del planeta.

—Está bien —dijo al final.

Oí cómo a Chris se le escapaba un suspiro de alivio. Apreté los dientes con rabia mientras observaba de qué manera el resto volvía a su sitio. Chris se había pasado, aquello había llegado demasiado lejos.

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