² 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘥𝘢.

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ETERNITY

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ETERNITY.
MARZO 2016, MIÉRCOLES 30.
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VIENA,
SAVANNAH THOMPSON:

Comencé a desesperarme a la tercera vez que llamaba a Bucky y él no contestaba.

—Contesta, por favor —murmuraba mientras movía mi pie con ansiedad. Todas las personas a mi alrededor estaban atareadas con lo que había pasado hace tan sólo unos minutos; así que debía apresurarme para poder ayudar.

Me encontraba sentada en la parte trasera de una ambulancia con una toalla rodeando mis hombros. Tenía una herida en la parte derecha de la frente y algunos raspones en las manos, por suerte no fue nada más. Natasha también se había desmayado y el Rey T'Chaka había muerto en la explosión. Él y yo éramos los más cerca de esta, pero la vibración de la explosión me hizo caer lejos de allí.

¿Hola? —Solté aire con alivio al escuchar la voz de Bucky al otro lado de la línea.

—¡Bucky! Cielo, ¿dónde estás? —cubrí mi otra oreja para escuchar mejor e ignorar el ruido a mi alrededor.

Hola, An. Voy a darme una ducha para ir a comprar moras, a penas voy despertando. ¿Qué hora es a-?

—Bucky, escúchame con cuidado. Yo estoy bien, no me pasó nada allí. Pero lo importante ahora eres tú, ¡no puedes salir de allí! Debes esconderte —le susurro para que los demás no escucharan. Pero el temor me invadió al notar que debido a todo el ruido él no me escuchó.

¿Qué? No te escucho.

—¡No puedes salir de allí! —exclamo, esta vez sin importarme los demás—. ¡No puedes salir de allí, no es seguro! —pero el castaño seguía sin escucharme.

¿Qué no puedo quedarme aquí? Savannah, no logro escucharte —lamenta mi novio con dulzura.

Cerré mis ojos unos segundos y suspiré.

—¡Voy para allá! ¡¿Bien?! ¡Iré para allá!

No tenía otra opción. Si no iba para allá les sería más fácil al gobierno conseguir encarcelarlo. Pero la orden es matarlo, y no puedo permitir nada de eso.

—¡Savannah! —Me volteé a ver a Sharon, quien corría hacia mí con una carpeta en sus manos.

Fui hasta a ella—. ¿Estás bien? Dime que no estuviste dentro cuando hizo explosión.

—No, no estuve allí. ¿Tú estas bien? Eso se ve mal —intentó tocar la herida que tenía en la parte derecha de la frente, pero me eché hacia atrás y negué.

—Estoy bien, estoy bien. Necesito que me digas en dónde está Steve Rogers, ¿sabes si está aquí? ¿Vino contigo del funeral de Peggy? —hablé rápido, mi voz estaba bastante acelerada.

—Sí, por eso te estaba buscando. Natasha me mencionó que lo estabas buscando y como debo entregarle esto necesito que tú vayas para yo ver algunas cosas —me entregó la carpeta que tenía en manos y me sonrió un poco—. Yo te cubriré.

Luego de que me indicara en donde estaba el café en donde estaba Steve, salí corriendo en esa dirección. No vi necesario decirle que iría a Bucharest, pues ya me cubriría y no había necesidad de explicarle que haría.

Al entrar al lugar, tomé aire profundo y caminé a paso lento hasta la barra, allí logré ver a Steve, Sam y Harley, con gorras y lentes de sol para que nadie los reconociera.

—Nos llegan avisos desde que el video se hizo público. —Digo sin mirarlo. Él se sorprendió un poco al verme, pues no nos veíamos desde Washington—. Todos vieron al Soldado del Invierno en su gimnasio... La mayoría es basura.

Le pasé la carpeta que me dio Sharon, arrastrándola por la barra para no llamar la atención.

—Excepto esto —me referí a la carpeta—. Nuestro jefe espera un reporte precisamente ahora, así que es toda la ventaja que conseguirás.

—Un gusto verte, Anna —esbocé un intento de sonrisa, ya que también me daba gusto verlo, aunque no en esas circunstancias.

—Tienes que apresurarte en buscarlo si quieres encontrarlo. —Sentí un nudo en mi garganta por lo que iba a decir—. Matarlo es la orden —sin decir más, me di la vuelta para salir del local y buscar a Christopher para avisarle que me iría.

Logré verlo ayudando a algunas personas que estaban malheridas, por lo que corrí hasta él y lo llamé por tocar su hombro.

—Chris —este volteó a verme, y al notar que soy yo, soltó una gran bocanada de aire y me dio un fuerte abrazo.

—Oh, estás bien. ¡No sabes el susto que me dis-

—Chris, estoy bien. No me pasó nada. Sólo era para avisarte que debo irme a Bucharest. Hace unos cinco minutos parece que alguien lo vio en el centro de la ciudad así que debo apresurarme para ir allá.

—¿Quieres que vaya contigo como refuerzo? —negué de inmediato.

—Ya muchos refuerzos irán conmigo. También comunicamos a los policías de esa zona para que estén alertas y de guardia en el centro. Sólo vine para avisarte —mentí. Odiaba mentirle a cualquier persona, aún más cuando se trataba de alguien tan cercano a mí como Christopher, pero no tenía más opción—. Está sólo a once horas de aquí y en el jet llegaré aún más rápido.

—Está bien, pero, ten cuidado —asiento tomando una venda que estaba en el botiquín de primeros auxilios sobre la ambulancia y comencé a enrollarla en mi mano mientras caminaba, ya que en la palma tenía una cortada hecha por los escombros cuando me levanté en la explosión.

No tuve más opción que tomar un taxi hacia el aeropuerto. Allí estaban llegando los helicópteros y jets que venían con los agentes de la CIA, así que debía apresurarme para poder tomar uno e ir hasta allá.

Ellos querían atraparlo por algo que no hizo. Lo matarían si fuera necesario, y yo no puedo permitir eso.

Eternity » James B. BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora