Francesco observaba a Ariana mientras ella dormía pacíficamente entre sus brazos, con uno de sus enormes suéteres cubriendo su cuerpo. Él la había llevado al sitio donde el mayordomo de su casa lavaba y planchaba la ropa para ver si había algo de la ropa de Chiara y esta última no se molestara con él por entrar a su habitación. Para su buena suerte había una camisa y un par de jeans que le servirían; sin embargo, mientras el rebuscaba entre la ropa, Ariana encontró el suéter escarlata con líneas doradas del que se enamoró al instante: un suéter con el escudo de la casa de Gryffindor. Lo tomó y junto con las ropas de Chiara fue a cambiarse en el baño, emocionada. Cuando salió, Francesco sonrió al verla, el suéter le llegaba a las rodillas y se había remangado varias veces hasta que sus manos por fin fueron visibles, creando unos enormes bultos alrededor de sus muñecas.
Ahora ella dormía profundamente entre sus brazos, mientras miraban una película de terror que parecía más de humor; al final el frío la había vencido y sus ojos se habían cerrado, sumiéndola en sus sueños. Él la observaba dormir, mientras acariciaba su cabello y su rostro. Estaba feliz de que ella hubiese aceptado estar con él.
Alguien llamó en ese momento a la puerta, sorprendiendo a Francesco. No esperaba que nadie fuera a su casa ese día... Ni nunca. Se levantó con cuidado, tratando de no despertarla y la tomó en sus brazos, llevándola a su habitación y dejándola sobre la cama y cubriéndola con las cobijas. Tras ello salió del cuarto, para atender a quien estuviera esperando en su puerta. Era Anthony quien se encontraba al otro lado del pórtico.
—¿Qué quieres?—Le preguntó con rostro serio y voz monocorde al verlo de pie ahí sin más.
— Vine a hablar contigo— Le contestó el otro con una sonrisa triste . Quería arreglar las cosas con su primo y decirle que sentía todo lo que había ocurrido.
— ¿Y bien?—Francesco mantuvo su expresión mientras se cruzaba de brazos y se recostaba contra el marco de la puerta.
Anthony respiró profundo y dijo:
— Quiero arreglar las cosas... sé que estás disgustado por lo que pasó con Ariana... pero quisiera explicarte que fue lo que en realidad pasó...
Una risotada algo macabra interrumpió las palabras de Anthony, mientras cierta tensión flotaba en el aire.
—Creo que no tienes nada que explicar...—Comenzó a decir el de los ojos azules, pero el de los ojos verdes le impidió seguir.
— Sólo... escúchame y después tomas una decisión Francesco. Después haces lo que se te dé la gana.
Francesco asintió, disgustado pero se hizo a un lado y le permitió pasar a la sala de la casa. Anthony tomó asiento en el sofá donde hasta hace unos minutos estuvo Ariana y continuó:
— Lo que pasó no fue lo que las fotos mostraron, Francis. Yo... yo no estaba consciente. Ella me invitó un trago y le puso algo. Tras ello no recuerdo nada, sólo sé que desperté con ella desnudo en su habitación... no lo hice porque hubiese querido... ella me hizo algo... Tienes que creerme, eres mi hermano... por favor.
Francesco observó su rostro lleno de culpabilidad, lleno de desesperación... a pesar de todo lo que había ocurrido, él seguía amándolo como a su propio hermano y se preocupaba por que estuviese bien. Tragó saliva y dijo:
— Tardaste mucho en disculparte... pero más que disculparse conmigo, deberías intentar hablar con ella, y tendrás que mostrarme que en realidad no fue tu culpa, que tú no querías lastimarla.
Anthony asintió, con la mirada fija en el suelo y expresión triste. Jamás en su vida se había sentido tan miserable.
— ¿Cómo está ella?— Preguntó, sin levantar la mirada del suelo.
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Et lux in tenebris
General FictionAnthony odiaba su existencia, un chico común, sin amigos, acomplejado y siempre atormentado por sus propios pensamientos sobre sí mismo. Pero todo cambió tras un crimen accidental que lo llevará a conocer oscuros secretos, secretos que nunca pudo si...