CAPÍTULO 21: Supporto

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  — ¿Pronto?— Contestó Anastasia Auditore al llamado de su hijo, mientras bebía una gran taza de ristretto con un croissant.

  — Aquí Anthony, ¿Me necesitabas?— Dijo el joven, mientras conducía de camino a casa. Hizo una seña a su novia y a su hermana para que se mantuvieran en silencio hasta que la llamada finalizara.

 — Primero que todo, ¿Cómo estás? No he sabido nada de ti en estos últimos días. Has estado bastante... silencioso ¿En qué cosas andas?—Inquirió su madre, dando un pequeño sorbo a su café y observando por la ventana el hermoso amanecer que se cernía sobre París.

  — No es mi culpa que no se me hayan asignados misiones, madre; es por ello que no has oído nada de mí, me he ocupado en cosas más importantes.— Anthony encendió la radio en un volumen moderado, para tratar de ocultar los pequeños susurros que se enviaban Ariana e Isabella.

— Eso está bien, mi pequeño bambino.  Segundo, tengo una oferta para ti; estoy segura de que no vas a negarte... es algo muy bueno para la familia, ¿Conoces a Tania Vólkov?—Prosiguió la mujer y el corazón del muchacho dio un vuelco. No sabía que estaba planeando su madre, pero aquello no le agradaba nada.

  — Sí, es una compañera de clase ¿Qué ocurre con ella?— El muchacho se aferró con fuerza al volante del coche; el sudor frío comenzaba a llenarle las sienes y un fino hilillo de hielo descendía por su espalda.

  — Me alegro que sepas quien es... bueno, su padre y yo tenemos ciertos lazos de "amistad" y me ha hecho una propuesta bastante interesante y conveniente para la familia... aquella propuesta te incluye querido... al parecer la muchacha tiene cierto interés en ti y busca de tus atenciones. El punto es que su padre desea unir nuestras familias por medio de una relación que envuelva a su hija y a ti, mi niño.— La voz de Anastasia sonaba despreocupada como si aquello fuera solamente un negocio más por resolver, como todos aquellos a los que había dado solución.

Anthony tragó saliva de forma ruidosa y su rostro palideció. ¿Acaso ahora también le quitarían su capacidad para tomar decisiones subjetivas? No permitiría que su único derecho le fuera relegado por el capricho de una niña tonta y consentida.

  — Ammmm, lo siento madre... siendo sincero, la signorina Vólkov no me agrada en realidad; su simple presencia me parece insoportable y no me gustaría lidiar con alguien así... me encuentro perfecto como ahora estoy...

  —¿Tiene que ver esa actitud con Ariana Coulter acaso?—Le interrumpió su madre de forma abrupta, dando en el clavo—No creas que no cuido de ti, siempre estoy al tanto de cada pequeña cosa que haces... y al parecer hay más que una simple atracción mutua...

  — No vas a hacerle daño a ella...

  — Yo no... pero Adrik es una historia completamente diferente... está acostumbrado a obtener todo lo que desea así aquello implique ensuciarse un poco las manos...

  — He sido discreto...

  — Es algo evidente hijo, no hay que ser un genio para notar todo lo que sientes por ella... hace mucho que yo misma lo había notado. Siempre le has dado una importancia especial a aquella muchacha... ni siquiera comprendo tu interés hacia ella, es tan... común como el césped, mientras que Tania es una hermosa y delicada azucena...

  — Si piensas que Ariana es común, definitivamente no la conoces, madre. Ella es tan común como encontrar una orquídea floreciendo entre millones de rosas... y no voy a dejarla de lado sólo por una "azucena" que puedo encontrar en todas partes. Me encuentro muy bien con ella y no la dejaré por un caprichito hecho por la hija de un mafioso al que puedo acabar yo mismo.—Anthony cortó la llamada de golpe, mientras su cuerpo temblaba de enojo y su campo visual empezaba a llenarse de diversos tonos rojos. Estacionó el coche frente a la puerta de la cochera y se bajó de golpe, corriendo hacia la casa con la ira a flor de piel. Abrió la puerta de la casa de un patada, se quitó la camisa y corrió hacia el sótano, sacando su daga y lanzándola con fuerza contra el recién reparado saco de boxeo. Comenzó a atestar golpes en diestra y siniestra, reduciendo el objeto de ejercicio a pedazos de tela y arena esparcida en el suelo. Ariana quiso ir tras él, pero Isabella la detuvo.

Et lux in tenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora