Francesco caminaba feliz por los pasillos de il pallazo sull' abisso, tarareando una canción alegre mientras hacía girar un cinturón a mucha velocidad en su mano, lanzando fuertes azotes a las paredes de vez en cuando, haciendo que todo el que iba por el pasillo regresara a verle con una sonrisa. Estaba contento de que Ariana hubiese mandado lejos a Anthony, pero por ahora debía dejar todo eso atrás e ir a trabajar. Notaba el respeto que todos le tenían y el terror en sus ojos al verlo caminar, que era lo que lo llenaba de satisfacción, estaba seguro de que jamás sería desafiado por ninguno, al saber que podía matarlos con muchísima facilidad. Era implacable, ninguno de ellos podría pelear contra él y quedar de pie. Caminaba de forma arrogante, con una sonrisa llena de desprecio hacia los novatos (hijos de su primo Donatello) que sufrían los gajes del entrenamiento que su padre había dejado como legado. Sonreía al escuchar los sollozos que les generaba el sentir el látigo fuerte cayendo sobre sus cuerpos y sus súplicas por piedad, recordando que alguna vez, él también tuvo que vivir aquello bajo las manos de su padre Eros.
—Pésimo, ¡otra vez!—Gritaba Eros, mientras él continuaba haciendo flexiones sobre el fuego.—Eres una decepción Francesco ¿Y así te haces llamar mi hijo?—Otro latigazo le reventó la piel de la espalda al niño, mientras lágrimas de dolor acudían a sus ojos y su labio sangraba por la fuerza con la que sus dientes lo presionaban.—Lamentable.
—Ya no más papá, duele —lloraba el pequeño, mientras intentaba que sus brazos lo mantuviesen alejado del fuego y evitar las quemaduras que no quería portar en su pecho por el resto de su vida.
—Demúestrame que eres fuerte entonces Stefano, porque hasta ahora sólo te comportas como un llorón. Hazte un favor y sé un hombre—Eros le dio otro latigazo, mientras se cubría la cara con la otra mano, para evitar sollozar. No le gustaba hacerle daño a su hijo, pero debía.Él debía ser el más fuerte de todos los que había allí, el más mortífero, el mejor asesino de todos los tiempos. Sería una ganancia para ambos, les permitiría ser libres de esa mansión del infierno, y de esa familia loca a la que, lastimosamente,pertenecían.
—Ya no quiero hacer esto, papá. Quiero descansar.—Sollozó el pequeño Francesco, sintiendo sus brazos temblar agotados; en cualquier momento, caería y se quemaría—Por favor.
Eros observó a su hijo y lo tomó entre sus brazos, alejándolo de las llamas. Sintió el calor de su cuerpo por las quemaduras y los golpes, las lágrimas cálidas cayendo de sus ojos sobre sus hombros y los gimoteos desesperados que se colaban por sus labios. No le dijo ni una sola palabra de aliento, ni siquiera cuando él lo retuvo por el brazo para evitar que se fuera y lo dejase solo en esa habitación oscura, para que después su hermana se encargara de él.
—Papá,ya no quiero hacer esto. No me gusta—Lloraba el pequeño,desesperado—No me gusta que me lastimen... no he hecho nada malo para que me lastimen. Soy un niño bueno.
Eros lo observaba con tristeza desde la puerta, intentando no quebrarse...ese niño, junto con sus hermanas, era el resultado final del amorque tanto le tenía a su esposa y el que jamás flaquearía; sus hijos eran todo, pero su vida no sería útil para mantenerlos a salvo... a menos que ellos se unieran a su causa. Ya tenía tres hijos a los que debía incluir en la fraternidad; dos ya se encontraban dentro, y la última, la menor, era la única que faltaba estar en ella... solo porque era demasiado pequeña, sólo contaba con un año de edad.
—Sé que eres un niño bueno, Francesco... pero eso no es suficiente, así seas el mejor hijo que yo haya podido pedir, eso no se valora en nuestra familia. Somos asesinos, el bien no es algo que haga parte de nuestro vocabulario... o de nuestra vida. Debes aceptar que no tenemos más opción que seguir—Se acercó a su cama y puso la mano sobre la frente del niño, acariciándola con suavidad.—Nos atendremos a las leyes de la familia y dejaremos que las cosas tomen su curso.
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Et lux in tenebris
General FictionAnthony odiaba su existencia, un chico común, sin amigos, acomplejado y siempre atormentado por sus propios pensamientos sobre sí mismo. Pero todo cambió tras un crimen accidental que lo llevará a conocer oscuros secretos, secretos que nunca pudo si...